MÉRIDA (VENEZUELA)

Juan Pablo Sánchez y «Bondadoso» dan vida al Sol de la Feria


lunes 16 febrero, 2015

Cuatro orejas para el diestro azteca y merecido indulto al bravo ejemplar de Campolargo

Cuatro orejas para el diestro azteca y merecido indulto al bravo ejemplar de Campolargo

Cuando en la plaza de toros hay la
presencia del rey de la fiesta, o en su defecto, se intuye que se haga sentir,
la corrida toma otro matiz. No pierde interés a todo lo que se le haga, y es
allí donde radica su sentido de emoción, de sensación de peligro y merito a lo
hecho en el ruedo. Todo esto se vivió ayer en la Plaza de Toros merideña, ante
el buen encierro –bien presentadito- del hierro yaracuyano de Campolargo, toros
que en su justa medida propiciaron un entretenido espectáculo. El debut del
mexicano Juan Pablo Sánchez, quien cortaría cuatro orejas, ha dejado en
evidencia las enormes cualidades de un torero cuyo temple y firmeza han
encandilado a la afición que se dio cita. Por su parte, la voluntad y ganas de
agradar del tachirense Fabio Castañeda se encontró con un gran toro, bravo como
pocos en esta feria, a más en la muleta, que terminaría incluso desbordando al
joven espada, para al final merecer el honor –nunca mejor dicho- del indulto.

Tarde soleada y ventosa la que nos cupo en
suerte ayer. Ya hacía falta una así, tras la pasada de agua que nos hemos
llevado las últimas fechas, cartel que logró reunir un cartel en la que al
final los presentes han salido satisfechos, porque han visto a un torero en estado
de gracia y un toro en plenitud de condiciones de servir con su sangre brava nuestra
exigua cabaña, que para eso es que son los indultos, y no mera caricatura de
tal honor por salir al paso a un capricho que viene deslastrando la categoría
de esta plaza.

Nuevamente el rejoneador Francisco Javier Rodríguez
haría el paseíllo en la feria, por tercera ocasión consecutiva. Dudo alguna vez
un torero a caballo haya tenido tan repetida presencia en una Feria del Sol
como la ha hecho en este edición el hijo del «Centauro de Ejido”, Don Javier Rodríguez
Jáuregui. En esta ocasión toreando un serio y bravo ejemplar de Don Alberto Ramírez
Avendaño, el cual mostró nobleza y celo a las cabalgaduras, en franca acometida
a las cabalgaduras, que requirió de una cuadra de caballos más versátiles y con
recursos que la que cuenta el joven jinete yaracuyano. Clavaria dos rejones de
castigo, para en banderillas, con las largas y las cortas lucirse, pasando, más
no toreando, los viajes de un toro de condición oportuna para explayarse. Su
errático uso del acero, nuevamente le hizo pasar un trance amargo de ver como
se le iban de las manos el posible premio auricular, para al final darse por su
propia voluntad una vuelta al ruedo, poco premio para tanta ocasión de trascender
a lo largo de esta feria.

En lidia ordinaria la tarde no comenzaría
del todo bien. En escena Javier Conde, torero de características especiales,
como ya ha dejado en evidencia en este ruedo en reiteradas ocasiones, y la de
ayer no fue la excepción. Sin confiarse, ni mucho menos ajustarse un poco a
limar las asperezas y complicaciones del toro, paso por ambos pitones Conde
ante el primero de su lote, lo que en cierta parte para algunos fue motivo que tras
el sainete que se dispendio con los aceros, se le pitara, tras escuchar dos
avisos.

En su segundo más dispuesto soltó capa
Conde, en sabroso toreo por verónicas en el tercio que hizo presagiar que podía
haber esa magia que otrora nos elucubró. Pero una vez que el toro fuera picado
y banderilleado por la eficaz cuadrilla de Gerson Guerrero que se ha visto a lo
largo de la feria, todo quedaría en intentos, en chispazos aislados de un arte
efímero que nunca llegó a trascedente en los tendidos ávidos de emoción. El
toro así mismo comenzaría a desarrollar cierta aspereza, por lo que así mismo
tras el publico perderle interés a su labor, decidió cortar por lo sano,
nuevamente fallando reiteradamente con el acero, a tal punto de escuchar los
tres avisos y ver como el toro se le iba vivo a los corrales.

Había expectativa por ver que nos traía
otro de los toreros mexicanos debutantes en la presente edición. Y vaya que nos
ha sorprendido el momento y disposición del hidrocálido Juan Pablo Sánchez como
salió al ruedo emeritense. Ante «Espectador» Sánchez luciría claro de ideas y
fresco en conocimiento de terrenos, sitio y altura de engaños para llevar en
los vuelo de la muleta las nobles embestidas del animal, el cual agradecería
tal trato, en especial con encajadas tandas por la diestra, que romperían en
cerradas ovaciones de los presentes. Y como una exhalación se fue tras el
acero, dejando fulminante estocada en lo alto, para el corte de las primeras
dos orejas que se llevaría a su esportón, porque luego más solvente y más
relajado se le vio en su segundo, otro noblote ejemplar, con el defecto
constante del «calamocheo” al tomar el engaño, que contaría con el temple y firmeza
de pies del espada azteca para aprovechar en su máxima plenitud. Nuevamente con
la espada estuvo hecho un cañón, dejando «patas pa’ arriba” en los medios al
toro luego del volapié que hasta los «gavilanes” del estoque dejo en lo alto
Juan Pablo. Las dos orejas solicitadas con fuerza, dio pie al par de orejas que
nuevamente se vio obligado el palco otorgar, tras pensárselo un poco más de lo
habitual.

Otro de los debutantes de la tarde era el
joven espada tachirense Fabio Castañeda. Lo hizo en primeras instancia ante un
astado de complicado comportamiento en los engaños, que le media
milimétricamente cada paso, dejándole la rendija de la acometividad cuando le
templaban y no le dudaban al momento del embroque, momento de tan comprometida
intensidad para toros de este tipo. Le supo estar en lo que cabe el diestro en
mención, quien aun atesora ciertos defectos técnicos, como el de haberle
perdido la cara al toro, momento donde se llevaría fuerte voltereta sin afortunadamente
nada que lamentar. El pinchazo, antes de dejar estocada tendida y trasera,
además de tres descabellos para ser silenciado.

Cambiaria en el que cerró plaza el panorama
desde la misma salida de toriles el negro mulato «Bondadoso», toro de
importante condiciones desde el mismo saludo de capa por verónicas y delantales
que recetó Castañeda, para en varas lucirse en franca pelea el toro, metiendo
los riñones ante el castigo recetado en buena vara de Segundo Salgado, pasando
por alegre tercio de banderillas del propio torero, para llegar a la muleta,
con la fiereza propia de los toros encastados, de los que piden pelea en los
medios, como así se la ofreció Fabio en el toreo penitente en los medios, para
sobre la mano diestra comenzar a salvar -más con ligereza que temple y sosiego-
el vendaval de bravura del astado, que le desbordaría por momentos. Hay que
reconocer que un toro de estos descubre y deja en evidencia a más de uno, como así
lo puso de manifiesto, este encastado toro de Campolargo el cual no se le veía
techo a sus embestidas; una pena que no se les haya podido enrumbar por la
senda del largo trazo en el muletazo lo cual hubiese dado mayor dimensión a su
lidia, y no simplemente el toreo a la galería por alto en la que optaría por
aliviarse Castañeda. La petición del indulto fue unánime, incluso debió haber
sido reconocida muchísimo antes, por lo que no exento el torero tuvo que
escuchar dos avisos, hasta que el criterio unánime de taurinos y espectadores dio
pie a la aparición del pañuelo naranja, lo que a la postre enviaría a la gloria
de la dehesa este pupilo de Don Juan Campolargo, quien ha ofrecido la tarde de
ayer un claro toque de atención. Cuando en verdad está el toro en la plaza –así
sea arregladito de pitones- la emoción es la mejor garantía de triunfo en esto
que llamamos fiesta brava. Enhorabuena ganadero.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de Toros de Mérida. Domingo 15 de febrero de
2015. IV corrida de feria.

Poco menos de dos tercios de plaza (aproximadamente
9000 personas), en tarde soleada y ventosa a partir de la lidia del tercer
astado.

Se lidiaron toros de Campolargo, bien presentados y de
juego dispar, donde destacó la bravura y raza del corrido en 7º lugar, el cual
fue indultado de nombre «Bondadoso» Nº 13 de 435 kilos, así como el tranco del 3º,
igualmente desorejado. Para rejones un toro de Los Aranguez (1º), bien
presentado y noble, con recorrido ante los caballos.

Pesos: 450, 436, 430, 440, 430, 430 y 435.

Francisco Javier Rodríguez: Vuelta al ruedo.

Javier Conde: Pitos tras dos avisos y pitos tras
escuchar tres avisos y posterior toro al corral.

Juan Pablo Sánchez: Dos orejas en ambos toros.

Fabio Castañeda: Silencio y dos orejas simbólicas.

Incidencias: Destacaron en las banderillas José
Antequera y Mauro David Pereira y en la brega Eduardo Graterol.