EL TORO DE LA MERIENDA

"En el principio ya existía el natural… "


martes 17 marzo, 2015

El natural es la única medicina que puede salvar la enfermedad de un aficionado fiel. Gracias al natural, el toreo tiene color y, sobretodo, vida.

"En el principio ya existía el natural... "

Quizá
no exista en todo el universo expresión artística tan bella como el natural.
No, no la hay. A pesar de ser el trazo de la perfección, nace de dos
imperfecciones: la de un ser humano con una inquietud racional y la de un
animal salvaje con un ímpetu que no atiende a razones. Tiene vida un natural. Un natural late porque hace al corazón
sentir, un natural siente porque hace a las cuerdas vocales exteriorizar
emoción y un natural emociona porque desmiembra a la lógica de toda matemática
.

El
natural es la expresión máxima de un torero. Nada tendría sentido a las cinco
en punto si no fuera porque la mano izquierda del paseíllo no está pensando
sino en romperse en el principio y el fin de la tauromaquia, que es precisamente
ese tipo de toreo. Además, gracias a esta suerte, la Fiesta ha sobrevivido
porque es la tipología taurómaca de la verdad por su indefensión sin espada
ante la muerte. Gracias, pues, al
natural, el compendio de la tauromaquia tiene sentido para aquel que no lo
comprende.

El
natural es la única medicina que puede salvar la enfermedad de un aficionado
fiel. Gracias al natural, el toreo tiene color y sobretodo, gracias al natural,
la Fiesta tiene una defensa argumentada. El natural es la esencia que da
esencia misma al toreo: éste puede y debe sustentarse en él.

Cual
Biblia taurómaca escribiera el Gallo de Gelves inspirándose en el prólogo del
Evangelio de San Juan («en el principio existía el natural, y
el natural estaba junto al hombre, y el natural era el corazón del hombre. El
natural era el principio de todo y gracias a él se hizo el toreo»)
hoy
Valencia fue Falla del toreo de izquierdas. Lo fue porque en tiempos en que la
falta de creatividad atormenta al orbe artístico, se plantó un riojano y dotó
de personalidad a la más antigua, bella, verdadera y real de las suertes del
toreo. El natural es vida y hoy, Diego
Urdiales, al natural, dio vida a la vida misma.