LA CRÓNICA DE SEVILLA

Triunfo para la seguridad de Manzanares


sábado 18 abril, 2015

Llegaba el gran día para Lama de Góngora en el Baratillo, donde tomaba la alternativa de manos de Enrique Ponce y en presencia de José María Manzanares con una corrida mal presentada de Victoriano

Llegaba el gran día para Lama de Góngora en el Baratillo, donde tomaba la alternativa de manos de Enrique Ponce y en presencia de José María Manzanares con una corrida mal presentada de Victoriano

El
testigo de la ceremonia echó una tarde de enorme seguridad. Dimensión que a Manzanares en Sevilla aún le quedaba
por ofrecer. Rotundidad en exposición ante dos prendas que tenían mucho que
torear. Planteamiento de faenas alejadas de la estética y con el pilar de la
disputa entre el hombre y el toro. Aunque a veces, la marca ‘Made
in Manzanares’
se hacía
presente en el momento que algún astado medio ayudara. La elegancia de los
escogidos o las «Perlas de lo divino”según Paula. Josémari destapó el valor
que otros critican sin sentido alguno. Valor sin alharacas y sin aparente
esfuerzo, puesto que, la tranquilidad era más que palpable. Sumó Manzanares a su inteligencia a
fortaleza de la espada. Fusil mortal en los lomos del toro que los tumbó sin
piedad. Actuación soberbia de José
María Manzanares
que apostó por sus toros en una constante pelea de poder a
poder hasta conseguir desbrabar al
toro. Los rajó con titánica superioridad.

El
hermoso tercero sacó una embestida codiciosa y encendida desde que salió de
chiqueros para que se apretase Manzanaresen un saludo a la verónica de encaje e importancia, ayudado por la
transmisión del animal. Pero fue genio lo que ofreció el toro en la muleta, con
una exigencia emotiva que hizo tener a todo el mundo pendiente de cuanto
sucedía en la lidia. Apretó Manzanares y
se metió con él con responsable facilidad, imponiendo su ley de vuelo y
gobierno para evitar que se le subiera a los lomos. Tiró de raza Josemariante el genio de ‘Cóndor’, emergiendo por encima de sus complicaciones
con mucha facilidad. Muy sólido el alicantino y generoso en el esfuerzo con el
complicado animal. Lo reventó Manzanade una estocada y paseó una oreja de mucho peso. Toro que probó en más de una
ocasión y que terminó afligido a la labor del alicantino.

El
quinto, más largo y vareado que sus hermanos, tuvo menos desliz en el capote de Manzanares, que desistió de torear
con el percal y se quedó bajo el peto de Barroso sin mucha entrega. Se cuidó en varas. Fenomenal la cuadrilla en
banderillas, aprovechando Curro Javier el arreón tras el par de Blázquez para soplarle un par de tremenda ejecución con la música sonando. No le hizo
inicio Josemari al animal. Nada de
probaturas, pero sí dejó tres muletazos sin ligar para ponerlo en ritmo. Antes
salió del caballo marcando tendencias a los terrenos de la mansedumbre. No
obedeció y por el contrario arreó. Luego le soltó muleta con el corazón para
hundirse en el albero y aprovecharle con temple en el trapo la emoción de la
embestida codiciosa en la que colocó la cara el animal. Entonces llegó el
momento de la zurda y allí se rajó el animal, desluciendo la serie. Firme el
alicantino cuando volvió a la diestra y ya no viajaba tan larga la embestida
del de Victoriano. Atacó Manzanares con compromiso y con raza, con la
responsabilidad de quien sustenta el peso de una Feria. Vergüenza de figura y
tragantón poniendo los muslos a las astas de su oponente. Casi sin sintió, le
instrumentó un par de tantas de poderío máximo. Lo fulminó, además, Manzanares con la espada para cortar la
segunda oreja de su tarde.

Una
pintura era el toro de la ceremonia, que se desplazó con claridad y franqueza
en los rimeros tercios, humillando a los embroques con Lama de Góngora y recibiendo duro castigo en el caballo. Muy buen
tranco sacó en banderillas, donde siempre echó la cara por abajo. Sacó
movilidad en el inicio el animal, y exigió imposición en el torero cuando vino
largo. Se la dio Lama en línea recta
con decisión, tragándole los parones al toro cuando quiso pararse en la corta
distancia y trazándole con firmeza y sin dudarle un segundo. A menos se vino el
animal, que fue saliendo con la cara más natural en cada tanda hasta embestir
caminando y sin emoción. Varios pinchazos
arriba deslucieron un trasteo asentado y sereno que se premió con una ovación.
Faena sentimental que brindó su madre y que fue macerada desde la personalidad
de un torero sereno. El serio y bello sexto se fue detrás de los vuelos del
capote de Lama de Góngora con mucha
transmisión, parando entre cites y arrancando sin inercia en el buen recibo.
Muy alegre el toro, colocando la cara en la brega de Curro Robles. A los medios se lo llevó Lama para darle distancia, pero fue en la media donde se arrancó el
burraco con emoción en cuatro y el de pecho. Pero le perdió el pulso en una
tanda y ya no tuvo el animal la misma entrega, se fue parando en las tandas,
quedándose bajo la tela y rajándose finalmente ante la firmeza del sevillano.
Todo con la cara a media altura y a veces buscando pronto al sevillano. Expuso Paco en el final, aplicando circulares
donde ya no cabía el toreo fundamental y mostrando valor cuando se acabó la
posibilidad del toreo. Pero pinchó la labor y una ovación de despedida fue todo
el premio. Aquí dejó claro que no sólo es torero de formas sevillanas sino que
además tiene bastante raza.

El
segundo de la tarde, tuvo un comportamiento tan basto en los primeros tercios
como sus hechuras. Desentendido y sin entrega, no hizo albergar esperanzas
cuando llegó el tercio de muerte. Toro hecho hacia arriba y con alzada de
caballo. Tuvo paciencia un veterano Enrique
Ponce
para aplicarle la solución precisa a cada problema que planteó el
animal, siempre con torería, siempre con un exquisito sentido de la lidia. Catedrático
el valenciano en formas y base. A pesar de todo, le faltó al animal el fondo de
bravura para que rompiese la faena, bastante más lucida de lo esperado, antes
de rajarse del todo. Se inventó Ponce todo lo que hizo.

Muy corto en las arrancadas
y sin gran desliz se le vino el cuarto a Ponce,
que le aplicó brega veterana en los primeros tercios, lo midió en el caballo y
se lo hizo todo a favor. Pero le faltó de todo al animal en la muleta, y su
falta de movilidad restó importancia a la firmeza estética y asentada de un Ponce que le buscó las vueltas con
ahínco sin que llegase la emoción. Muy por encima el valenciano de un toro sin
gracia. Porfión y responsable, lo mató por arriba y escuchó silencio. No hubo
nada artístico para destacar aunque sí mucha sapiencia en su toreo.

 

FICHA DEL FESTEJO

Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Cuarto festejo de la Feria de Abril, cartel de ‘No hay billetes’.

Toros de Victoriano del Río (primero, segundo, quinto y sexto) y Toros de Cortés (tercero y cuarto), bajos de presencia y de buena hechura. De nobleza y entrega muy a menos el primero; deslucido y mansurrón el segundo; rajado y geniudo el áspero tercero; soso y sin gracia el cuarto; exigente y emotivo el rajado quinto; con transmisión a menos el rajado sexto.

Enrique Ponce (ciruela y oro): ovación y silencio.

José María Manzanares (negro y azabache): oreja tras aviso y oreja.

Lama de Góngora, que toma la alternativa (blanco y oro): ovación y ovación de despedida.

 Saludaron Curro Robles tras parear al primero y Curro Javier y Luis Blázquez tras hacer lo propio en el quinto.

FOTOS: ARJONA/PAGÉS