LA CRÓNICA DE CÓRDOBA

Lagartijo por entrega y Ginés Marín por convicción


jueves 28 mayo, 2015

Novillada del hierro de Algarra de buen juego en líneas generales, con diversidad de embestidas pero en conjunto muy toreable

Novillada del hierro de Algarra de buen juego en líneas generales, con diversidad de embestidas pero en conjunto muy toreable

Novillada
del hierro de
Algarra Porera de buen
juego en líneas generales, con diversidad de embestidas pero en conjunto muy
toreable y bien presentada, salvo el segundo de la tarde.

Con este material, con tres de sus oponentes aplaudidos nada más salir
al ruedo. Paso al frente, capacidad en oficio y querer ser figura de Ginés Marín, sin embargo, el que abrió
la Puerta Grande fue Lagartijo por
desparpajo y actitud, además de entrega. Desdibujado Varea en el quinto y más enfibrado en el segundo de la tarde.

El triunfo gordo llegó en el cierraplaza un astado aplaudido de salida. Otro impecable de
presentación, con cuajo. Bonito saludo con el capote de Lagartijo que lo manejó de forma personal y suave. Utrero que empujó en varas y que llegó con
temperamento al último tercio y queriendo coger la franela por abajo. Javier con mucho desparpajo y buen
hacer le puso la muleta en el hocico y comenzó a torear sin probaturas.
Novillero con gracia acusada y conectando con el público en toda su labor.
Cuajó series con la mano diestra de peso y al natural soltó la muñeca para
hacerlo viajar con recorrido. Le exigió al bravo sexto y el de Algarra le respondió con toda su casta.
Obra a más, con un joven entregado y enrazado que se olvidó de técnica
metiéndose entre pitones muy cerca. A veces demasiado por el hambre del
triunfo. Irreprochable actitud de Largatijoque soprendió a todos por su frescura. Estocada arriba y dos orejas ante un
novillo que mereció la vuelta al ruedo y Puerta Grande para Javier Morales ‘Lagartijo’. Con el otro
del lote, el tercero, también de impecables hechuras, un torito recogido de
sienes, bajo de manos, con cuello y muy armónico, no tuvo opción de ahormar
faena. Salió suelto, barbeando tablas y
marcando tendencias hacia chiqueros. No pasó nada de relevancia en los primeros
tercios sin embargo se atisbó una prometedora embestida durante la lidia. Algo
que sólo fue un espejismo, porque el astado cantó en el último tercio, lo que apuntó
al principio, su mansedumbre. Se llegó a echar dos veces antes de entrar a
matar. Antes Javier desarrolló entrega
y raza hasta poderle al manso sin peligro. Tiró de voluntad pero imposible cualquier
lucimiento.

Abría cartel Ginés Marín que
saludó con decoro al primero de la tarde. Utrero de buena condición pero
justito de fuerzas. Perdió varias veces las manos durante la lidia pero reboso
dulzura y clase. El tercio de varas resultó un puro trámite. Durante el mismo,
jugoso quite de Marín por chicuelinas
al de Algarra que estuvo bien
presentado. Estático a pies juntos comenzó su labor Ginés que abrió los caminos al buen novillo al que no pudo ní quiso
apretar. De haberlo hecho, se hubiera quedado sin la más mínima opción,
manifestando que estaba despejado de mente el extremeño ante su abreplaza. El
mínimo fuelle que tuvo se lo dosificó estructurando una faena al alza. Sus
pulcras formas y bello estilo, los puso de manifiesto con expresión en cada
muletazo. Le puso alma y entre tanto, surgió un natural de esos que nunca se
olvidan. Finalizó con bernadinas y una gran estocada. Oreja. El otro, cuarto,
fue un tío en toda regla. Novillo con cuajo de toro al que Marín lo recibe con larga cambiada en el tercio y posterior juego
del capote a la verónica. Cumplió empujando en varas en sus dos entradas.
Brindis público. El «hombretón» embistió con las complicaciones de un
toro al que le faltó más entrega. Se defendió el de Algarra con un molesto cabeceo y con media arrancá quedándose
debajo de la taleguilla. Difícil astado que sacó guasa. Ginés sobrado de actitud y raza se vació en una faena de torero
cuajado y curtido. Capacidad y mucha firmeza para solventar con torería cada
«guasita» de su utrero. Importante dimensión la ofrecida por Marín, que cada vez deja más claro en
su futuro que será alguien importante en el escalafón de matadores. Soberbia
estocada, espadazo que levantó al público de sus asientos tirando a su oponente
sin puntilla. Petición clamorosa y hurto descarado del palco negando la oreja (bronca)
que le valía sumar dos. Vuelta al ruedo.

El valenciano Varea dio una
de cal y otra de arena con su lote. Al segundo de la tarde, le abrió el capote
y también el compás, floreciendo verónicas de mucha personalidad. Tras la
primera vara ya estaba picado, y no sobrado de fuerzas, según se pudo comprobar
tras el delicado quite de Varea a pies juntos. Nueva compostura con el capote.
Otra vara para cumplir y cambio con nuevo quite, pero esta vez entró Lagartijo en acción de forma expresiva.
Brindis público. Se lo sacó para a fuera en la primera tanta con mucha suavidad
y con pocos muletazos llegó a los medios. Jonathan ofreció además de actitud, buen concepto y temple. Don personal que atesora Varea y que es uno de sus pilares.
Acicaló un toreo fundamental con despaciosidad y poniendo el ánimo que le
faltaba a su oponente. Por el pitón izquierdo apretó algo más y también dio más
tiempo en los cites. Faena más que interesante ante enclasado de Algarra al que le faltó un poquito de
poder. Los pinchazos le quitaron el previsible apéndice. El quinto, también fue
un novillo serio con las puntas para adelante. Otro con aspecto de toro que
resultó picante. Bravo en el caballo hasta derribar al piquero. Novillo con
muchas teclas que pedía disposición y, o, tirar la moneda. Exigente astado al
que Varea lo pasaportó tras
justificarse sin más.

FICHA DEL FESTEJO:

Plaza de toros de Córdoba. Primera de la Feria
de la Salud. Novillada con picadores con casi media entrada.

Novillos de Luis Algarra.

Ginés Marín, oreja y vuelta tras petición.

Varea, silencio y silencio.

Lagartijo, silencio y dos orejas.

FOTOGALERÍA: MARTA VERDUGO