Este artista, de origen andaluz, fue matador de toros durante
más de veinte años y desde hace un cierto tiempo se dedica a expresar sus
sentimientos taurinos a través de la escultura, la pintura o las tintas chinas,
aunque la mayor parte de su obra, desde sus comienzos, se centra en el
bolígrafo.
Manrubia, autodidacta, posee un gran sentido de la
construcción del espacio, no hace trabajos preliminares a sus obras y se expresa
hoy como toreaba ayer, con instinto, gracia y valor. A lo largo de su carrera
de torero y durante sus viajes, en habitaciones de hoteles ha ido dibujando
todo aquello que en instantes de soledad le transmitía su profesión.
En su ya larga carrera, Manrubia ha sido autor de numerosos
carteles de ferias taurinas francesas y ha expuesto en diversas galerías de
arte de ciudades de Francia, Corea del Sur, México y España. Llega ahora a la
plaza de toros de Las Ventas con una exposición en la que demuestra que «cuando uno ha sido torero, de ello ya no
puede deshacerse aunque ya no se toree”.
