El toreo de plata no es
que tenga futuro, sino una realidad presente que puede y debe hacerse mirar por
los demás sectores del toreo. Por todos. Con sus errores e incompetencias, pero
con todas las virtudes que tapan esos defectos mínimos. Hoy Madrid fue la
realidad misma de la realidad de un futuro que ya vive el presente. Hoy Madrid
fue la realidad misma de que la unión del sector plateado debe ser ejemplo vivo
de una unión conjunta en pro de los últimos movimientos políticos del Estado. Hoy
Madrid fue la realidad misma de que el toreo de plata crece. Otros estamentos
del toreo no lo hacen. Hoy Madrid fue la realidad misma de que las cuadrillas
son un ejemplo del que tomar parte. Por el bien de la Fiesta.
Le sopló Juan
Francisco Peña dos puyaos de bandera a un tercero que daba coces ante la
belleza capotera de Daniel Luque. Para entonces, y cuando el piquero ya había ejecutado
dos puyas de perfecta proposición ante el informal tranco del de Juan Pedro,
Antonio Chacón ya había prendido un capote que sería la salvación del toro.
¡Qué gran lidia la que se llevó «Ventajoso”! Sin levantarle la mano en ningún
momento, Chacón vio al instante la poca fuerza del animal pero la exigencia de
éste hacia la arena por la humillación que tenía. Y le hizo las cosas perfectas
Antonio. Los hermanos Neiro volvieron a deleitar en esos momentos en tres
grandes pares que hicieron ovacionar a Madrid ante la soberbia de una cuadrilla
sin límites.
Con el cierraplaza, que
recibió dos justas y aplaudidas varas de Rafael Campos «Carioca”, toreó bien (y
lógico) Abraham Neiro al astado sevillano. Andándole le entró en el primer
palitroque Antonio Chacón para que José Luis Neiro le dejara un segundo par
gustándose en el embroque. Y lo que hizo fue gustar a Madrid, que de nuevo
aplaudió a un equipo ejemplar.
Dos nombres destacados
tuvo la tarde a las filas de Talavante: Manuel Cid y Juan José Trujillo.
Ovacionado fue el primero ante el segundo, un toro que requería puyas efectivas,
las que le dio el andaluz. Lo ovacionó Madrid. Poco después, ante la lidia de
Valentín Luján, se gustaron Juan José Trujillo y Julio López, especialmente el
primero en dos soberbios embroques eternos hasta que se puso en pie la plaza.
Con el quinto, también Juan José deleitó ahora con el capote, gustándose en
toques y trazos ante «Ballenito”, al que no molestó en ningún momento. Ese toro
entró de lejos al peto de Miguel Ángel Muñoz, dejando éste una gran vara en
primer lugar; también a la segunda acertó, pero ésta no le sentó nada bien al
astado.
No se empleó el
abreplaza en el caballo de Jesús Vicente ya que se le observó un problema
inicial en la vista. No humilló en el caballo, saliendo de éste con la cara
alta. La segunda vez que entró al de Equigarce se dejó pegar un punto más, pero
le faltaban virtudes al toro. Bien anduvo con los palos Álvaro Oliver ante un
toro que lo esperó al final del embroque, pero le dejó poner el par. Lidió a
éste Antonio Manuel Punta. El Patillas fue el
encargado de picar al cuarto de la tarde, dejando un buen segundo puyazo en el
que se agarró en todo lo alto del morrillo. Fue un toro bravo, que empujaba con
fiereza a pesar de que los de plata no lo controlaron de salida y costó que
entrara al jaco. Efectivos Antonio Manuel Punta y Jaime Padilla anduvieron
palitroques en mano ante la lidia de Álvaro Oliver.
Pero sin duda que la
noticia de la tarde fue la gran actitud, el ejemplo y la superación de un
sector, el de los toreros de plata, que por su unión y fuerza de resiliencia
están dando toda una lección a la Fiesta.
