ENTREVISTA

Posada de Maravillas: “Me gustaría conquistarme a mí mismo”


martes 2 junio, 2015

Vaqueros pitillo, camisa blanca de Scalpers, zapatillas Vans, retro. Gafas enormes, tipo Carrera, noventeras. Pelo cuidadamente despeinado. Cruza la plaza de Colón con aire distraído.

Vaqueros pitillo, camisa blanca de Scalpers, zapatillas Vans, retro. Gafas enormes, tipo Carrera, noventeras. Pelo cuidadamente despeinado. Cruza la plaza de Colón con aire distraído.

Vaqueros pitillo, camisa blanca de Scalpers, zapatillas Vans,
retro. Gafas enormes, tipo Carrera, noventeras. Pelo cuidadamente despeinado.
Cruza la plaza de Colón con aire distraído. Si no fuera porque en su mano
derecha lleva una muñequera (o una férula, no sé mucho de la cuestión) un tanto
aparatosa, quizá no le habría reconocido.

Tenía ganas de hablar con Posada de Maravillas. Con Juanlu, como
le llaman sus amigos y su familia. La primera vez que lo vi me pareció un crío
achuchable y ahora quizá sigue siendo un crío por edad, pero achuchable le va
pareciendo a otro segmento de féminas más jóvenes (di fe en la plaza) y hay que
tener una madurez interior con bastante solera para tener la personalidad que
demostró en Las Ventas.

Le digo que no vamos a hablar de toros y le pone la idea. Me
alegra, porque los toreros llevan mal que se les cambie de terreno. Aun así, en
la primera nos permitimos el tópico.

Enhorabuena, ¿qué sentiste al cortar una oreja en Las Ventas?

El momento más intenso fue después de la voltereta, cuando sentí
que el público estaba conmigo, porque al principio estaba un poco frío, lo
típico en Madrid. Cuando me levanté y me fui a los medios fue el momento que
más me divertí.

¿Cómo? ¿Que uno se divierte toreando en Madrid?

¡Claro! Si uno no se divierte en esta profesión sería imposible
torear. Torear supone mucho miedo, presión, pasar por tragos en tu vida a los que
no estás acostumbrado… Si no te diviertes, nada te compensa.

¿Y cuándo te has divertido más?

Cuando me sobrepongo a mis limitaciones. Cuando supero mis propios
límites es cuando me divierto de verdad.

Tienes cara de matarlas callando…

No mucho… [risas].

Sí, ahora dirás que has sido un niño bueno…

[Risas] A ver… una trastada… Un año mis amigos y yo suspendimos
unas cuantas asignaturas y nos fuimos al colegio a tirarle globos de agua al
director… ¡lo pusimos bien de agua! Tuvimos nuestro merecido… y él también.

En Madrid te vestiste de morado, o nazareno. ¿Con qué te pones
morado por dentro?

Con… [risas]. Con cerveza, me encanta. Sobre todo Desperados, una
marca mexicana con tequila.

¿Y cuál ha sido tu mayor penitencia para vestirte de nazareno?

Lo de la mano ha sido lo peor que me ha pasado. Todavía no sé si
soy consciente de lo que sufrí.

¿Pensaste que no volverías a torear?

Lo llegué a pensar cuando me vieron la mano tan destrozada… pero
fue momentáneo, porque buscamos una segunda opción y me convencí de que tarde o
temprano iba a volver. Pero te confieso que, aunque sabía que iba a ser
complicado, no creí que llegase a tanto.

Menos mal que tienes el médico en casa…

Sí, mi padre, alguno de mis tíos… Siempre es un aliciente, claro.

En tu casa lo de «estudias o trabajas” lo cambiamos por «estudias
o toreas”, ¿no?

Sí… Aquí o dentista o torero, no hay más opciones [risas]. Mis
hermanas son dentistas y mi hermano además de torero es ingeniero. Yo quería
intentar hacer marketing pero lo he dejado aparcado porque no tengo tiempo con
los entrenamientos y las novilladas. Lo que sí me he sacado mientras estaba
recuperándome de la mano es el PER, permiso de embarcaciones de recreo. Me
vuelve loco el mar y cada vez que puedo me escapo.

Pues ya que te pone el marketing, ¿qué harías para darle vidilla
al toreo?

Creo que la gente más joven debería encontrarse más familiarizada
con el toro, que conozcan un poco la profesión. El desconocimiento hace que se
posicionen siempre en contra. Ven un animal morir, sangre, cornadas… Tengo que
reconocer que así, en frío, sin conocer el mundo, quizá yo tampoco iría.

Posada, ¿cuál es tu hotel favorito?

Mi hotel favorito es mi casa, aunque hay uno en Pamplona que me
gusta mucho, el Iruña Park, pero siempre intento cambiarme en casa de amigos. Los
hoteles me parecen muy fríos… Estar en una
habitación solo… uf, no.

¿Qué tenéis los Posada con Pamplona que os pone tanto?

Será la gente… Es una plaza muy especial. De hecho, es la plaza en
la que más me gusta torear, aunque he de decirte que Madrid me ha vuelto loco
este año. Pero el público de Pamplona es la leche y siempre está conmigo.

Vienes de tierra de conquistadores. ¿Qué te gustaría conquistar a
ti?

A mí me gustaría conquistarme a mí mismo. Tengo muchas cosas
buenas y malas pero el día que soy capaz de hacer de las cosas malas algo bueno
sale algo que no suelo ver… y me gustaría que sucediera más a menudo. Es como
tener algo dentro que no sabes abrir y cuando lo abres sientes que creces.

¿Y con qué se te conquista a ti?

Lo que más me conquista es el mar. Allí me abro conmigo mismo.

Por cercanía a tu tierra, ¿Lisboa o Huelva?

Pues, para ser sincero, Murcia, porque allí tiene una casa mi
apoderado… aparte de que tiene playas maravillosas.

Llevas varios años viviendo en Madrid. ¿Tu rincón favorito?

Mi sitio favorito es Las Rozas Village: me gusta mucho la moda y
me encanta sentarme en un banco y ver a gente pasar, pasearme por allí, mirar
aunque no compre…

No hace falta que lo jure. Va como un pincel, a la moda… y solo
hay que echarle un vistazo a su Instagram para ver que Maravillas es más que el
nombre de su madre.

FOTOS: Paula Intxausti para Javier Arroyo Atelier Fotográfico