Hoy se presentó la Semana Grande bilbaína y, a priori, en los cuatro
carteles de relumbrón con figuras se cuelan los nombres de Urdiales, Fandiño y
Finito. Estarán también Morenito,
Garrido, Del Álamo y Adame con las de El Puerto y Jandilla. Y faltará Ventura,
una vez más, en el Norte. A pesar de todo. Porque este año también existen las
mixtas, como el pasado agosto fue testigo en Vista Alegre. Pero claro, eso no
encaja…
Y, sobre todo, lo que más dolerá al sistema: López Simón fue la cumbre de
un mes de mayo en Madrid en el que nombres como los de Jiménez Fortes –no por
Madrid sino por sus méritos en la propia arena tiznada bilbaína- , Eugenio de
Mora, Rafaelillo, Gonzalo Caballero –sí, lo cuento en la fila de matadores- o
Fernando Robleño se han obviado.
Y cuatro tardes de figuras. Sin duda, cuatro carteles que no se llenarán –ojalá me callen- . Y este, entre otros, es el grave problema de presentar una Feria
con una estructura no amoldada al 2015 en cuanto a política social de precios
se refiere para una Monumental urbana. Porque los precios importan, los precios
son los que vacían plazas y los precios desorbitados han sido los que han hecho
que Vista Alegre pierda parte de su afición. No se nos olvide que cualquiera no
se podrá pagar un abono el próximo mes de agosto en Vista Alegre.
Otra cuestión sería la de difusión joven, popular y social de la que
hasta ahora había sido tercera Feria más importante… o quizá, esa sería la
cuestión por la que empezar a darle forma a este artículo. Y, a todo esto, con la cacareada prohibición de Podemos con representación en el Ayuntamiento. No nos preguntemos luego qué pasa aquí…