Siempre un buen aficionado, deba calibrar la actuación del torero en función del toro que tiene delante. En esta complicada ecuación, se basa el juicio cabal a lo acontecido en el ruedo, con independencia de que vistan oro o plata.
No fue una tarde fácil para las cuadrillas , con toros complicados de lidiar que impusieron su ley en el ruedo. Pero los profesionales solventaron la difícil papeleta con solvencia en una tarde complicada.
Mención específica merecen tres toreros:
Manolo de los Reyes dejó un grandioso y torero par en el quinto de la tarde, un toro que medía mucho y al que se presentó andándole de forma muy torera, con los palos abajo y cuadrando en la cara un excelso par de banderillas, que en otras circunstancias, hubiera sido de ovación cerrada y saludo.
Victor Hugo Saugar «Pirri» tiró de oficio y sabiduría , para templar con el capote la embestida del buen sexto y enseñárlo por ambos pitones. Brega eficaz y técnica, que contribuyó a hacer mejor a un buen toro.
El vallisoletano Pedro Iturralde, que lleva una temporada magnífica, volvió a demostrar que tiene un brazo de hierro ( es un armario de tres cuerpos) y un delicado guante de seda para coger los toros arriba en la yema, medirlos y dejarlos atemperados para su matador. Una garantía de eficacia. Gran puyazo el primero al sexto toro y un segundo puyazo medido y templado, a favor del toro y de su matador. Un lujo de picador, que muchos toreros quieren llevar en su cuadrilla.
FOTOGALERÍA: EMILIO MÉNDEZ
