EDITORIAL

¡Basta ya!


viernes 3 julio, 2015

Basta de la politización de la Fiesta y también basta del silencio cobarde de profesionales y figuras. Lo de Pinto ayer colmó el vaso de la desfachatez...

Basta de la politización de la Fiesta y también basta del silencio cobarde de profesionales y figuras. Lo de Pinto ayer colmó el vaso de la desfachatez...

La
reivindicación de los aficionados ayer en el Salón de Plenos del Ayuntamiento
de Pinto fue la gota que colmó el vaso. Los profesionales no pueden seguir
pensando que son el ombligo de la sociedad porque, más pronto que tarde,
morirán ellos y su propio ombligo pensando que siguen conformando ese epicentro.
Irán muriendo paulatinamente. Y el primer alma dócil que se ha percatado de
esta consumición lenta y dolorosa ha sido precisamente al que le duele el
bolsillo: el aficionado.

Ayer,
Pinto fue el corazón de una Fiesta, de unos toreros, de unos empresarios y de
unos aficionados que necesitan y ahora más que nunca el apoyo mutuo para sentir
que la libertad, el don más preciado que según Cervantes tiene el ser humano,
no está a punto de caer en la cuneta. Ayer, la única
única aspiración del gobierno de izquierdas
de Pinto fue la de dar el sí a la reciente decisión unilateral tomada por el
nuevo de Gobierno Municipal (Ganemos Pinto) de eliminar los festejos taurinos en la ciudad. Gracias a la movilización coordinada, entre otros grupos, por
el Club Taurino Villa de Pinto o la nueva plataforma «Compromiso Social por la
Tauromaquia” este nuevo movimiento de apoyo popular a la manipulación política
de la Fiesta está fructificando de forma periódica.

Y sí: es
una vergüenza que parta de los propios aficionados –los que sacrifican la
economía familiar y el pan de sus hijos por alimentar su propia pasión-. Es,
más que una vergüenza, una desfachatez. Basta ya.
Los estamentos representativos taurómacos que
ayer se dieron cita en la localidad madrileña no fueron sino los más
perjudicados porque su juventud les dio el don valioso pero a la vez maldito de
su afición a los toros.

Basta
ya. Basta de la politización de la Fiesta y también basta del silencio cobarde de  profesionales y figuras. Basta del pasotismo orgulloso de los que
creen que el futuro está asegurado cuando ni siquiera vamos a tener presente
taurómaco este mismo verano en muchas ciudades de la piel de toro. Basta ya de
vanas promesas empresariales en las que se asegura protección jurídica de la
Fiesta y, cuando llega el momento de tirar la piedra, se esconden la mano y la
piedra juntitas, no sea que la piedra tenga algo de valor.

A Coruña,
Palma de Mallorca, Pinto, Gandía, Vinaroz, Sarria, Tudela, Huesca o Aldaia son
viva prueba de esos machos que ya –y es ya- deberían estar atados hace mucho
tiempo. De lo contrario, peligra la libertad de millones de ciudadanos que no tienen
la culpa ni del cáncer político ni del cáncer egocéntrico de muchos
profesionales del toreo. Y el último, como siempre, que apague la luz…

ILUSTRACIÓN: JUAN IRANZO