JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO
Salió a hombros el pasado domingo de la
primera plaza del mundo: el madrileño Francisco de Manuel, actualmente en la
Escuela Taurina Fundación «El Juli”, le cortó una oreja a cada novillo de su
lote de Jandilla para salir en volandas y alzarse como triunfador del Certamen «Camino
hacia Las Ventas”. Días más tarde, charla con CULTORO para analizar el triunfo
y sus planteamientos de futuro.
Francisco, ¿cómo están siendo los días
posteriores a este triunfo importante? ¿Cómo lo ha recibido tu gente?
Muy
feliz por haber ganado el certamen. Estoy muy contento y los míos también.
Procedes de la Escuela Fundación El Juli,
¿vives allí?
Vivo en
Arganda del Rey, que es donde está la Escuela, y me queda muy cerca, por lo que
me acerco todos los días al lado de José María Plaza y Ángel Gómez Escorial.
¿Cómo viviste la previa del festejo? Supongo
que los minutos previos en el patio de cuadrillas no serían nada fáciles…
Estuve
tranquilo antes de torear, con nervios y responsabilidad en el patio de
caballos, también miedo, pero bastante tranquilo y muy ilusionado.
¿Cómo fue el rato entre tu primer y tu
segundo novillo de tu lote? Tenías entreabierta la puerta Grande y por tu mente
pasarían muchas cosas.
Uno ve
que casi tiene la Puerta Grande de Madrid abierta y se pone a pensar que en el
segundo novillo tenía que ser como fuese. Con nervios, pero cuando sale el
novillo uno se explaya como bien sabe y da lo mejor de sí para hacer disfrutar
al público y cortar la oreja de la salida a hombros.
¿Cómo se ha desarrollado tu temporada? ¿Dónde
has toreado?
Empecé
quedando triunfador del Certamen que se celebra en febrero en la Escuela.
Indulté también un novillo en Ávila, he participado en cuatro de las novilladas
de Canal Sur, toreé en Perales de Tajuña o Collado Mediano y he ido
evolucionando a mejor y se han ido dando bien. He toreado bastante.
¿Y de cara al futuro? ¿Ves cerca el debut con
caballos?
Me
gustaría debutar en Olivenza, ojalá y pueda ser posible. Sería muy bueno dar un
golpe sobre la mesa en esa plaza a principios de temporada.
Vives en Arganda, ciudad taurina por los
cuatro costados, tienes además familiares en el mundo del toro… pero
¿exactamente cómo te llegó la vocación?
Mi
padre fue matador de toros y luego se pasó a las filas de plata. Desde que nací
he tenido la afición y el contacto con el toro hasta que con once años me
apunté a la Escuela. Toreé mi primera becerra con ocho años, pero me apunté
tres años después a la Escuela.
