JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO
Alfonso Cadaval ha experimentado con sombras
y luces su primera temporada como novillero con picadores. El sevillano, al que
las primeras tardes de la temporada se le hicieron cuesta arriba, supo alzar la
moral con dos tardes importantes en Ronda y Algemesí el pasado mes de
septiembre y alzarse, en una campaña de menos a más como las buenas faenas,
como uno de los nombres clave del 2017. El torero hispalense sólo piensa
rodarse este invierno para, la próxima temporada, quedar en buen puesto de cara
a la alternativa. Hablamos con él.
¿Cómo ha sido el final de temporada? La
novillada y el clima de Albacete no ayudaron, pero Ronda y Algemesí supongo que
serían un soplo de oxígeno fresco a tus días como novillero.
Ha sido
un fin de temporada en el que me he encontrado bien. Lo de Ronda y Algemesí fue
importante para mí de cara al año que viene. Pude dejar buenas sensaciones. En
Albacete la novillada fue un paso duro, en el sentido de que había que
solventar aquello y creo que no me arrugué. Di la cara con dos compañeros con
otra trayectoria muy diferente a la mía. Ahora he estado descansando una
semanita y ya estoy en Utrera como siempre, entrenando mañana y tarde con mi
preparador.
La intrahistoria de ese entrenamiento, ¿cuál
es? ¿Cuánto tiempo llevas en esa lucha solitaria para alcanzar el sueño de ser
torero?
Mi día
a día, como recalco muchas veces, es en Utrera, al lado del maestro Alberto de
la Peña. Está haciendo una labor grandísima a mi lado, la mayoría del tiempo lo
paso con él. Está llevando mi carrera taurina en todos mis aspectos y siempre
con la ayuda de mi padre, que está echando una mano en lo que puede. Por la
mañana vamos a entrenar, toreamos de salón, a mediodía entreno en un gimnasio
de aquí y se encarga físicamente de mí desde hace tres años. Por la tarde
volvemos a entrenar de salón. Además, de aquí a enero estoy dando un avance a la
universidad, aprobando asignaturas.
Hubo tardes importantes como Ronda o
Algemesí. Otras que no fueron triunfales pero sí claves para tu evolución, como
Albacete. También el compromiso sevillano. Pero, de esta campaña, ¿con qué te
quedas?
Saco en
claro que el tiempo te da mucho. Debuté en Olivenza, la gente se llevó una
buena impresión, no se me veía desde sin caballos, y después llegó Sevilla, que
fue una presión grande. Aquella tarde pasó sin pena ni gloria, y me vino la
segunda novillada muy bien para llegar a plazas como la que hemos llegado ahora
mismo, incluida también El Puerto. El año que viene todo depende de mí para
engancharme a los de arriba. Tengo plena seguridad en mí mismo y confío mucho
en ello. Voy a dar que hablar el año que viene, que debe ser mi año.
Conceptual y técnicamente, ¿en qué ha
cambiado la forma de entender el toreo de Alfonso Cadaval de Olivenza hacia acá?
Técnicamente
sí he avanzado, y en el caso de tardes como la de Ronda o la de Algemesí he
tenido muy claro mi concepto. Hoy día es muy complicado que uno salga adelante
con el concepto que tiene. Aquí hay que esperar mucho, y hoy día el mundo del
toro no espera a nadie. Simplemente poniéndole actitud, en Ronda salí a darlo
todo más que a que me calificaran por concepto y en Algemesí igual. Uno puede
ponerse de rodillas pero después conservar el toreo que siente. En Albacete, dentro
de lo poquitísimo que se pudo ver, anduve con más técnica pero sacando a la luz
ese concepto mío que no voy a cambiar. Lo hice en Sevilla, lo hice en El Puerto
y en Algemesí en mi segundo novillo.
La siguiente pregunta es Madrid. El mundo del
toro no espera, pero ¿llegará el año que viene?
Si te
soy sincero, es la primera plaza y cuando vaya uno ya no valen escusas. Creo
que de esta primera parte con caballos se han hecho las cosas bien, pese a que
a veces hay que arriesgar y fui a Albacete con pocas novilladas. La pregunta es
normal, pero sí te digo que iré cuando crea que debo ir. No sé si será el año que
viene, el tiempo me llevará a los sitios. Yo, igual que cualquier chaval, sueño
en torear en los sitios, pero siempre que yo diga que voy a ir y se van a
quedar con mi nombre. Si no, sería absurdo, porque aquí no estamos para quemar
cartuchos.
FOTOGALERÍA: ARJONA
