LIMA

Ponce sienta cátedra y Talavante entrega su magia


domingo 27 noviembre, 2016

Con una oreja en el esportón se fue la terna compuesta por Ponce, Talavante y Adame en Acho frente a un gran encierro de Juan Pedro Domecq del que sobresalió el quinto, de vuelta al ruedo

Con una oreja en el esportón se fue la terna compuesta por Ponce, Talavante y Adame en Acho frente a un gran encierro de Juan Pedro Domecq del que sobresalió el quinto, de vuelta al ruedo

LUCHO HERENCIA

Llegaba en la noche de este domingo la corrida de Juan Pedro
Domecq para la cuarta de la Feria del Señor de los Milagros de Lima. Un
entradón acogía el coso de Acho para el acontecimiento, en el que hacían el
paseíllo Enrique Ponce, Alejandro Talavante y Joselito Adame.

Con suavidad meció Ponce al primero, «Alucino” de
nombre, por delantales para enjaretar varias verónicas asentadas y una buena
media. Por chicuelinas muy jadeadas por la plaza y un remate de larga toreó el
valenciano en el quite. Intenso fue el inicio de trasteo, doblándose y notando
la condición del Juan Pedro, para ligar pronto derechazos y tener a la afición
pendiente. Superior fue la siguiente tanda, aun con la mano derecha con
extremada cadencia y muchísima plástica en el trazo, subiendo la intensidad del
trasteo y haciendo sonar la música en el coso. El toro se venía poco a poco a
menos, pero la sapiencia y composición lo hicieron notar menos, consiguiendo
una tanda de nota alta también por la derecha. Naturales de máxima suavidad y
cintura cimbreante al tomar la izquierda dejó el de Chiva, que expuso con
temple y suavidad, dejando ya con la diestra de nuevo un redondo de 360 grados
haciendo tronar la plaza. El de las flores flexionando la pierna sorprendió, y
siguieron las poncinas y derechazos de trazo hondo que remató con gusto. Trincherazo
y cambios de mano culminaron la labor del valenciano, antes de dos pases por
bajo y una estocada entera bien colocada que hizo rodar a «Alucino” en
muerte de bravo. Una oreja y protestas a la autoridad por no dar la segunda.
Aplaudido el toro en el arrastre.

Inició de capote con suavidad por bajo Talavante ante
«Orgía”, segundo de la tarde, para echar suave los trastos y bregar con
soltura antes de torear a la verónica y dibujar dos medias y un despacioso
recorte a una mano. Tras la puya, quitó por chicuelinas a las que remató con
una media. Ayudados por alto que se convirtieron en estatutarios se dieron en
el inicio a los que se sumaron naturales de menos a más en dos tandas, con la
clave de la profundidad. Ligó después una tanda de derechazos en redondo,
tratando que el toro se entregase a la que agregó otra serie de más intensidad,
con pulso y variedad en el remate, de molinete y cambio de mano. Ante la
sosería del toro, entrega, pasándolo por alto y cambiándolo por la espalda para
agregar buenos derechazos y un largo pase de pecho. Se puso de verdad al
natural, dando el pecho y hasta mirando al tendido en la serie, que disfrutaron
el torero y la concurrencia. Mayestático pegó las giraldillas de cierre,
también dando una mirada a la galería antes de atracarse con hueso y colocar la
estocada algo baja en el segundo envite. Ovación.

Con ceñidos delantales abrió su lidia al tercero Adame, para
rematar soltando una punta del capote entre el clamor de la plaza. Chicuelinas
en el quite, plantado en el medio del ruedo de Acho que fueron coreadas por la
afición y remate de extensa larga. Con pases del celeste Imperio inició la
labor para posteriormente pulsear al toro por derechazos, que alto de hechuras
no llegaba a humillar. Extendía el trazo con dimensión en una siguiente tanda,
aguantando y muy quieto. Obediente al toque, aunque sin decir nada, embistió el
toro en la tanda al natural, poniendo todo el torero para transmitir. Quería
Adame en una siguiente tanda en la mano zurda, pero no llegó a despegar por la
condición del astado. Se ajustó por derechazos, sin destapar la cara y buscando
que el toro rompa. El murmullo de la plaza se convirtió en estruendosos olés. A
compás abierto y enganchando delante sujetó la embestida para que el toro no
parase, creó muletazos que calentaron el ambiente e hizo sonar la banda. En la
distancia corta se descomponía la embestida, pero Adame se puso con firmeza y
disposición, pegando pases por alto, cambiados por la espalda y un redondo que
agradó al respetable. Con la tizona en mano remató su faena por manoletinas y
se tiró a matar dejando la espada desprendida pero efectiva. Oreja.

Hacía extraños en la embestida «Merecedor”, el cuarto,
al recibo de Ponce, metiéndose por el derecho y bregando con capacidad el
torero, dejando un recorte como broche de la serie. Calibró suave el inicio por
bajo, desahogando la embestida, para luego colocarse con la derecha, calibrando
las alturas y llevando largo al de Juan Pedro, haciendo que la plaza se
entregase con su toreo. Largos, acompasados y llevando la figura en un alto
nivel estético fueron los siguientes derechazos para luego cimbrearse al
natural y dejar un bonito molinete invertido y un largo pase de pecho. Regresó
por la derecha y la intensidad creció, desmayado el diestro y la plaza coreando
olés intensos y largos como el trazo de los muletazos. Citando con la muleta
plegada evocando a Pepe Luis inició una nueva tanda al natural, de gran
contenido y honda entre gritos de ‘torero, torero’. Un molinete ligó a un
artículo extenso redondo al natural y poncinas que sucedueron bajo el clamor de
la plaza y una siguiente tanda por que inició por el mismo palo y continuó con
un afarolado y el de pecho, poniendo la plaza boca abajo. El delirio de la
faena no se firmó con el estoque, encontrando hueso en los dos primeros
encuentros y una media estocada y dos golpes de descabello. Aun así la plaza
clamó el ‘torero, torero’, mientras se dirigía a las tablas a entregar los
trastos al mozo de espadas. La vuelta al ruedo en medio de atronadores aplausos y el saludo final en los medios, entre casi un minuto de palmas fueron el agradecimiento de la afición.

Tanteó la embestida en el recibo al quinto Talavante y luego
bajando las muñecas ligó delantales a los que remató con una media. Ofreció su
actuación al público y se tiró de rodillas en los medios, por alto y
cambiándose la embestida por la espalda para encender al público. El arma
cargada en la intención inició por derechazos ligados a una arrucina y el de
pecho, para continuar otra tanda que empezó de afarolado y terminó en circular
con cambio de mano incluido. Exigió al toro al natural y luego, sin mover un
milímetro la planta lo pasó por alto, exponiendo y quedándose entre los pitones
para desplantarse al final soltando la muleta. La espada dijo que no a la
primera, pero se contagió del sentimiento de la plaza para caer entera y bien
colocada, rodando el buen «Malcosido” a los pies del extremeño tras una
muerte de bravo. Oreja con petición de la segunda. Vuelta al toro.

Dio inicio a su labor Adame al cierraplaza por verónicas,
para quitar después del puyazo con una versión distinta de las zapopinas,
cambiando la embestida por delante tras la ejecución y rematando ceñido el
lance cual chicuelina. Brindó al público con la muleta en mano y se sujetó
firme a las tablas para pasarlo por alto sin enmendarse. Derechazos ligados en la continuación de la faena
y una siguiente tanda a la misma mano de mayor nivel rematada de pecho. Al
ritmo de los acordes de Silverio llegaron los naturales, con clase del diestro
y del toro. Le puso el mexicano alegría y hambre de triunfo a la posterior
serie con la zocata, templada y de trazo extenso. Fue perdiendo fuelle el toro,
más no el torero que se puso con la mano derecha a continuar buscando conectar
con la afición de Lima y sumó una nueva serie con la mano izquierda antes de
dirigirse por el acero. Ayudados por alto y uno de la firma precedieron al
punto final recibiendo, donde pinchó para luego caer la espada contraria y
desprendida, sonando un aviso antes de rodar. Silencio.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza
de toros de Acho, Lima, Perú. Cuarta de abono del Señor de los Milagros. Corrida
de toros. Lleno.

Seis
toros de Juan Pedro Domecq.

Enrique Ponce, oreja y ovación. 

Alejandro Talavante, ovación y oreja. 

Joselito Adame, oreja y silencio.