EMMA GORJÓN /
FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO
Juan Pablo
Correa, así es como aparece en el DNI, tiene aún cara de niño pero su forma de
pensar es de un adulto serio y maduro. A
sus 22 años tiene muy claro cuál es su objetivo: ser torero, aunque aún le
queda para graduarse.
Siempre tuvo
claro lo de ser torero: «Todo surgió cuando apenas era un niño, con apenas
siete años, mi padre era albañil y tuvo que construir una plaza de toros, le
acompañé y allí me empezó a picar el gusanillo. Nos hicimos amigos del ganadero
y me invitaba a tentaderos, de ahí me apunté a la escuela de tauromaquia de mi
ciudad”. Así cuenta cómo comenzó y con 17 años aterrizó en España. Está
haciendo una carrera dura, con mucho esfuerzo desde que llegó a nuestro país, a
pesar de que torea menos de lo deseado.
¿Cómo
valorarías esta temporada? «Siendo sincero, mala. A pesar de haberme pasado cosas importantes
no termino de alcanzar mis objetivos. Mi principal problema es la espada y es
lo que aún me queda por depurar. Llevo dos temporadas de novillero y me queda
mucho por aprender pero debo ser consecuente, sé cómo están las cosas en este
mundo y tengo que alcanzar el nivel al que están mis compañeros”, explica.
A pesar de su
balance pesimista Juan dejó buen sabor de coba el pasado San Isidro en Madrid
acartelado junto a Miguel Ángel León y David Fernández con novillos de la
ganadería de Villamarta.: «Lo sé, la primera tarde en Madrid fue buena
pero la segunda fue diferente. Esto es así, unos días estás arriba y
otros abajo, el toreo es como una montaña rusa pero hay que encontrar el
equilibrio. Seguiré trabajando para alcanzarlo”.
Como a muchos
compañeros jóvenes a Juan no le cesan los sueños: «Uno de mis principales
sueños sería torear junto a dos toreros que para mí son mis referentes: El Juli
y José Tomás”. Para ti, ¿en
qué se debe basar el toreo?: «En tres cosas fundamentales: cabeza, corazón y
valor”.
Si tuviera a un
antitaurino cara a cara ¿qué le diría?: «Que estudie, porque se dejen llevar por lo
que dicen los demás no por lo que sienten de verdad, hay que conocer para poder
juzgar. Tienen que estudiar y una vez hecho eso ya puedan juzgar con lógica. Se
dejan llevar por lo superficial no con lo que llena el alma”.
Para finalizar
esta charla el joven novillero destapa cuáles son sus objetivos para la
siguiente temporada: «Espero poder licenciarme como torero, me
esforzaré todo lo que pueda. No me queda otra que poner el cuchillo entre los
dientes como si esto fuera la guerra. Esta batalla aún no está perdida. Las
cosas no siempre salen bien por eso tengo que seguir luchando, la batalla no
está perdida”, confía.
