MARCO A. HIERRO
Francisco
Javier Chacón es empresario y es vitoriano. Y torero. Esta mañana decidía que,
si el alcalde de su pueblo decidía poner todas las trabas del mundo a las
corridas de toros deberían ser los festejos populares los que salvasen para el
toreo el coso de Iradier. Y presentaba en el Ayuntamiento una solicitud de
alquiler para desarrollar la propuesta que sabe que van a defender los blusas:
festejos populares. Con una corrida de toros con la palabra ‘opcional’ en la
carta de propuesta para eludir las reticencias del Consistorio.
«Yo no soy
vaquillero», subraya Javier con vehemencia. Lo hace desde el corazón de torero que
le llevó a vestir primero el chispeante y organizar después corridas de toros a
nivel modesto. «Me dedico a dar corridas de toros, pero soy de Vitoria, conozco
la realidad de aquí y sé que las peñas y los blusas defenderán el festejo
popular, pero no van más de un centenar a las corridas, y no quiero que se
pierda la plaza para el toro», explica a CULTORO.
«Vitoria no está
para muchos festejos, está para arriesgar con una corrida de toros y con los
populares intentar coger el dinero que pierdes en la corrida. Venir aquí a dar
toros es de locos, pero entre todos tenemos quedar un esfuerzo y no dejar la
plaza cerrada, porque si no nos la van a cerrar de verdad”, señala Chacón.
Pone el
ejemplo de una de las plazas que gestiona: «El año pasado en Briviesca logré, con
poco dinero, organizar festejos populares con recortadores, vaquillas y Gran
Prix además de organizar una corrida de rejones con el hierro de Antonio
Bañuelos. Además, este año ya quieren que se organice una corrida de toros de a
pie. Eso es lo que tenemos que intentar hacer en Vitoria”.
En ese sentido, Chacón manifiesta estar «deseando que le den el alquiler a Chopera, porque es una empresa grande que hará la feria que a mí, como aficionado, me encantará ver desde el tendido. Yo no me puedo comparar con esa casa, que es la número uno. No quiero competir con ellos, porque ni es mi intención ni estoy en condiciones. Sólo soy un empresario modesto que da corridas de toros y que vive a 50 metros del coso de Iradier. Por eso me ajusto a la realidad que conozco para remar en la misma dirección que todo taurino: no perder la plaza para el toro».
FOTO: EL CORREO DE BURGOS
