ENTREVISTA

Antonio Bañuelos: “Las hechuras soñadas son las que hemos lidiado: es nuestra clave de éxito”


sábado 31 diciembre, 2016

El campo burgalés vive, quizá, la estampa más bella de un hierro bravo en invierno: los toros del frío pacen con tranquilidad serena lo que todo un año de lucha les espera. Hablamos con su ganadero.

El campo burgalés vive, quizá, la estampa más bella de un hierro bravo en invierno: los toros del frío pacen con tranquilidad serena lo que todo un año de lucha les espera. Hablamos con su ganadero.

JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO

Estos días el campo
burgalés vive, quizá, la estampa más bella de un hierro bravo en todo el
invierno: los toros del frío pacen con tranquilidad serena lo que todo un año
de lucha en los ruedos les espera, se rebozan entre la nieve que su árbol genealógico no mamó
y a la que ellos ya se han acostumbrado. Y es ésta, a pesar de gélida, germen
clave, según su ganadero, para que la dureza con la que aprenden a hacer frente
en invierno les sirva para la lucha final en el ruedo.

Podríamos titular y
dar forma a esta entrevista haciendo hincapié en el típico tópico de los toros
del frío: irnos al clásico y enseñar al aficionado cuál es la belleza real que
vive el campo bravo en esta época. Pero no. Nos importa el por qué. Nos
interesa la razón por la que un hierro con sólo dos décadas de existencia se ha
erigido como triunfador del 2016 en Madrid. Nos importan los ochenta toros que
Bañuelos tiene preparados para 2017, a pesar de su corta existencia como ganadero.
Y la respuesta nos lleva a la pregunta que evitábamos: hechuras gracias al
hábitat. Así de simple. Lo explica el propio ganadero.

 

 

 

P- Ha sido,
posiblemente, el ganadero del año. En una temporada en la que las corridas
completas han faltado en líneas generales –salvo notables excepciones-, Antonio
Bañuelos echó la mejor corrida de toros que ha pisado un ruedo en Madrid en el
mes de agosto. Más allá de propiciar la Puerta Grande de Javier Jiménez, aquel
día supongo que os daríais por satisfechos y seríais felices. ¿Qué os queda en
el interior tras la temporada 2016?

R- La temporada para nosotros ha salido muy buena porque ha
tenido mucha regularidad. Desde que empezamos en el mes de junio en plazas de
Francia hemos tenido en todas las corridas tres o cuatro toros que han
embestido, por lo que nos damos muy por satisfechos. Han salido el 80 % de los
toreros a hombros. En Madrid en el mes de agosto lidiamos una corrida que, por
ser plaza de primera y el peso que exige ese coso, cinco toros de los seis embistieron
y podrían haber permitido la salida a hombros de más de un torero.

Me gustó mucho la presentación del toro que hicimos, con un
toro bajo, que no es excesivamente pesador, puesto que la corrida se lidió en
512 kilos de media. Salió un toro con cuello largo, con los remates completos,
con su morrillo y con la cara acucharada. Dio un gran juego de salida y es un
buen toro para el público y para el torero, incluso fueron aplaudidos de salida
varios toros. Luego la línea que hemos tenido hasta que acabamos en Talavera en
septiembre y el festival de Chinchón ha sido buena. Hemos tenido un año muy positivo
en el que ha habido corridas completas muy buenas, como las de Burgos o las de
Palencia. Tuvimos una regularidad muy amplia durante todas las tardes.

¿Cuántas corridas ha
lidiado Antonio Bañuelos y con qué toros o festejos completos se queda?

Empezamos la temporada inaugurando en Francia la plaza de
Gamarde, cubierta, en la que embistieron los seis toros. Los toreros no
estuvieron afortunados con la espada. Luego hubo una corrida en la que toreó
Castella en solitario en Eauze: hubo allí dos toros excepcionales. También hubo
un toro muy bueno, premiado en la Feria de Burgos, que le tocó a Padilla dentro
de una buena corrida. Luego llegó Madrid, donde me quedo con el lote de Javier
Jiménez, dándole la Asociación de Abonados de Madrid el premio al mejor toro al
tercero, número siete, «Lanafrío” de nombre. Un sexto toro en Talavera al que
se le pidió el indulto también fue importante, al igual que un toro en Palencia
muy bueno y el festival completo de Chinchón, con un gran espectáculo. Todos
estos toros sobresalieron con una media muy alta.

¿Qué buscaba Antonio
Bañuelos como ganadero en 2016, qué es lo que ha encontrado y con qué no se
queda de la campaña?

Me quedo con las hechuras que vamos seleccionando y hacen
que, año a año, las corridas salgan entipadas. El haber conseguido esas
hechuras es algo muy difícil: los representantes de las empresas para las
Ferias del próximo año ya nos felicitan precisamente por lo igualada y entipada
que está la camada. No hay ningún toro alto ni ninguno abierto. Con eso me
quedo. No creo que haya nada con lo que no me quede. Otras temporadas sí hemos
tenido momentos de mala suerte, pero esta temporada no.

 

 

 

Antes de hablar de
futuro, llama la atención que esté lidiando en las principales ferias este
hierro a pesar de su corta existencia, ¿cuál ha sido la clave?

Llevamos 23 años. Somos una ganadería muy joven en lo que
supone la vida de un hierro, pero ya es tiempo suficiente para haberse asentado
tanto en el campo como en los ruedos. El hábitat en el que viven los toros
condiciona mucho a este tipo de toro: el toro de montaña, de altura y de sierra
es más fino de cabos, más fino de mazorcas, menos pesador, más corto… hemos
sido tremendamente exigentes con la eliminación, en los tentaderos, de madres
que no humillaran excesivamente. También hemos querido evitar siempre las caras
a media altura, un problema difícil de corregir, y estoy muy contento por lo
que nos falta por aprender.

Hay muchas cosas que descubrimos, por lo que sigo con mucha
afición hacia adelante y ya hemos aclimatado el toro a nuestra orografía
quebrada, a nuestra altitud. Para ello hemos tenido que evolucionar en las
parideras, en los cercados apropiados precisamente para ello, en la
alimentación, en el equilibrio entre energía-proteínas según la época del año y
en el complemento con el pasto ideal que tenemos y con el manejo, que es
sencillo. Con mucha afición hemos hecho camino al andar y hemos empezado de
menos cero y nos hemos colocado en estos pocos años donde estamos. Estas
temporadas nos han ocurrido situaciones que yo jamás pude soñar, situaciones de
vértigo al estar representado en las principales plazas de España y tener
premios importantes, como este año el reconocimiento al mejor toro lidiado en
Madrid, otros años mejor ganadería lidiada en toda Francia… Además, en este
sentido, estamos implantados en el mercado francés y seguimos lidiando entre
dos y tres corridas anuales allí. Cuando me preguntan dónde quiero llegar les
respondo que quiero quedarme donde estoy, porque sé lo difícil que es
mantenerse.

 

 

 

¿Es precisamente esa
búsqueda de hechuras, propiciadas por el hábitat del hierro, la clave del éxito
esta campaña?

El hábitat hoy en día se puede decir que, junto a la
selección del ganadero, pronuncia unas determinadas características del toro. Si
comparamos nuestro toro con su origen de Torrealta en Medina Sidonia, donde
vive en tierras más cálidas y con terrenos más blandos –algo nada comparado con
esto ni en climatología ni en flora- con el toro de Burgos y su orografía
–sierra y frío-, vemos que tiene un desarrollo diferente. Además, el tipo de
alimentación que le damos al animal, combinada según la etapa y según las
condiciones del tiempo lo exijan, es crucial.

Los toros pasan el invierno muy bien alimentados y en el
momento en que en abril comienza a caldearse la temperatura los animales se
desarrollan y no se embastecen. Se transforman en toros bajos, ligeros y que,
si su voluntad es la de embestir, les permiten tener mayor movilidad y llegar
mejor en el último tercio. A parte, saber respirar en una altitud así les hace
tener una capacidad torácica desde su nacimiento mucho mayor, habituada a un último
esfuerzo como si de un equipo de sky que entrena se tratase. Eso favorece su
durabilidad en el último tercio de la lidia.

El éxito del hierro,
por tanto, son las hechuras soñadas y que se han permitido lidiar por parte de
equipos veterinarios como el de Las Ventas…

Efectivamente. Un altísimo porcentaje del éxito lo han dado
las hechuras que hemos soñado y por las que hemos trabajado.

 

 

Para el año que viene,
¿cuántos toros hay?

Tenemos ochenta toros. Hay mucha expectación este año con
los cambios empresariales y los grupos que se van creando, que no sé cómo
acabarán. Nos han visitado varias empresas y lidiaremos lo que den de sí
ochenta toros. Solemos lidiar todos los años, entre novilladas y corridas de
toros, unos doce o trece festejos.

¿Y novilladas?

También, un par de ellas.

Por último, ¿cómo
lleváis la vida invernal en el hierro?

Nosotros llevamos un ciclo distinto: la paridera empieza en
el mes de marzo y comenzamos a tentar a partir de marzo hasta septiembre. Los
sementales los recogemos a finales de septiembre… llevamos un ciclo distinto.
Ahora nuestro deber es mantener el ganado sano, limpio, que esté fuerte y que
esté bien atendido. Además vienen todos los toreros a tentar prácticamente.

FOTOGALERÍA: ICAL