LA CRÓNICA DE VALENCIA

A las doce de esta noche


sábado 19 marzo, 2016

Núñez del Cuvillo trae al Turia una corrida podrida de la que sólo Ponce pasea un trofeo y David Mora da una vuelta al ruedo

A las doce de esta noche

JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO

Será en torno a la medianoche cuando esta
crónica salga a la luz. Será justo a unas doce en las que Valencia prenderá la
llama que calcine el pasado y unas horas más tarde amanezca con la melodía de
otros doce meses para preparar sus esperanzas futuras. Doce meses con 365 días
en los que unos se irán y otros vendrán, unos echarán la vista atrás y otros
rezarán al presente para que el porvenir les sea dulce. Doce meses en los que la vida les enseñe a los levantinos los caminos
de la verdad y doce meses en los que sus corazones deberán elegir de entre los
derroteros ofrecidos por ésta
. Doce meses para amar, para reír, para llorar
y, sobre todo, para sentirse plenos en lo que ellos y sólo ellos crean que es lo
mejor para sus vidas.

Será en
torno a las doce de esta noche cuando usted, querido lector, lea que Ponce hoy
quiso ser lo que Valencia parió pero fue sólo lo que la historia ha querido
hacer en él.
Veintisiete temporadas pasando por estos
lares fueron cremá suficiente para un torero que es y que siente a su tierra en
el alma. A las doce de esta noche, pues,
Ponce quemará una tarde en la que una oreja no tapa el petardo de Núñez del
Cuvillo, que trajo al Turia una corrida podrida de principio a fin.

Será a las doce de esta noche cuando Enrique
queme ese feísimo bajonazo de su primero y se quede con la media altura a
diestras, con el supino ralentí ante el bronco temperamento de ese animal. También cuando guarde para el recuerdo el
Tercio de Quites con el que la banda de su pueblo le obsequió en el cuarto
,
un toro con el que fue acortando terreno hasta conseguir que los circulares en
el mismo tercio llegaran a sus paisanos. Y
quemará la oreja, premio efímero de realidad pasada.

Será a las doce de esta noche cuando Sebastián
Castella no quiera quemar el recuerdo de meses pasados pero el destino le
obligue a hacerlo. Será esta medianoche cuando ese mismo destino recuerde al Sebastián
bruto del 14 y que hoy dio atisbos de mal recuerdo, y esperemos no vuelva a
repetirse. Ese galo empecinado en que la faena que tiene en su cabeza tiene que
entrar con el toro que tiene delante, independientemente de las virtudes o
defectos de éste. Los quemará antes de Abril y San Isidro, esperemos. Y antes de que su Estrella cruce mañana el
Puente con él ataviado de azul trianero.

Será a las doce de esta noche cuando David
Mora recuerde la oportunidad que le ha dado la vida y sea ese el sueño que se
guarde en el bolsillo. Quemará entonces
la maldición del pasado y pedirá por los avatares de un futuro en el que el
toreo ha vuelto a creer en él
. Dejará a un lado la parca condición de sus
oponentes y besará lo positivo de su tarde: se acordará de esos lances a una
sola mano al toro devuelto, del son y el ritmo al sobrero, de la relajación
mirando al tendido por derechazos, de los naturales con más largura que acople
y de la vuelta al ruedo de la gloria. Se acordará de lo que quiera y, el
próximo amanecer, se propondrá los retos que estime. Y evolucionará, como en un
mes lo ha hecho.

Se
acordará David de partidarios y detractores, de los que creen que revienta a
ligazón y larguísima rendición a sus oponentes y de los que creen que es dios
efímero porque su concepto esconde muchos defectos
. Los
dos los quemará porque el nuevo David Mora, el que ha cambiado una barbaridad
de Vistalegre a acá en tan sólo cuatro semanas de dureza, es y siente que su
personalidad y fuerza interior mandan.

Ocurrirá a las doce de esta noche. En punto.
Ni un minuto más no un minuto menos. Todos sabemos lo que dejar atrás debemos y
lo que aquí ha expuesto un loco descerebrado no valdrá porque será pasado. Será para quemar. A las doce de esta noche,
no lo olviden.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de
Valencia. Undécima de la Feria de Fallas. Corrida de toros.

Seis toros de Núñez
del Cuvillo, justos de presencia. Inválido el devuelto primero; flojísimo el
mortecino primero bis; otro mortecino sin fuerza el segundo; flojo y a menos el
tercero bis; también a menos el soso cuarto; desfondado el flojo quinto;
imposible el sexto.

Enrique Ponce (grana y oro): ovación y oreja.

Sebastián Castella (azul rey y oro): palmas y ovación.

David Mora (manzana y oro): vuelta al ruedo y palmas.

FOTOGALERÍA: JAVIER
COMOS