LUNES DE RESACA

Morante en el Baratillo


lunes 28 marzo, 2016

Sevilla ha recuperado una tradición decimonónica de su más profunda personalidad. Más allá de la contrariedad de la tarde y la corrida, José Antonio se ha encargado de ello

Morante en el Baratillo

JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO

Más allá de un Domingo
de Resurrección en el que la oreja de Talavante, la desigual y por momentos
incorrecta presencia del encierro de Garcigrande, los tres avisos de Morante
que no fueron broncazo sino división y el llenazo que dio esplendor a la
capital, Sevilla volvió a recuperar ayer una de las partes de su esencia más
profunda. José Antonio Morante acudía, antes de trenzar el paseo mayor en el
romántico escenario, a la capilla del Baratillo para rezarle a la Piedad y la
Caridad que han sido baluarte protector de los alamares de la historia y que el
ajetreo urbano de la modernidad se había encargado de erradicar.

En la tarde de ayer,
el Arenal volvió a recuperar una de las tradiciones más fecundas de la Sevilla
más profunda: la Hermandad del Baratillo, cuatro días más tarde de enamorar a
la ciudad desde su barrio a la Catedral, recibía a un torero para ser realidad
de lo que el patronazgo de su Titular profesa. Es, junto a la de San Bernardo,
la Hermandad más torera de cuantas pisan las calles de Sevilla. Por ubicación y
por compromiso «El Baratillo” hace cada Miércoles Santo el primero de los
paseíllos maestrantes. Sin el Maestro Tejera, sin silencio expectante, sin
tendidos de Feria y sin ternos dorados cruzando el anillo, pero con el ímpetu
por trenzar el único y más importante de sus paseos hacia la Catedral
hispalense.

A partir de su
fundación en pleno siglo XVII la Cofradía ha mantenido su vínculo con la
Fiesta, y no sólo porque su Capilla esté ubicada en pleno Arenal, sino porque
«en las filas” de su patrimonio humano, que es el más valioso de un
conjunto cofrade, numerosos han sido y son los profesionales de oro y plata que
han trenzado el paseo penitencial.

Sevilla ha recuperado
una tradición decimonónica de su más profunda personalidad. Más allá de la
contrariedad de la tarde y la corrida, José Antonio se ha encargado de ello.