EL TORO DE LA MERIENDA

La república independiente del toreo


miércoles 13 abril, 2016

El toreo es republicano porque tiene un tesoro llamado Toro que defiende, protege y eleva a la categoría sagrada cuando su apelativo de bravo canoniza su condición

El toreo es republicano porque tiene un tesoro llamado Toro que defiende, protege y eleva a la categoría sagrada cuando su apelativo de bravo canoniza su condición

JAVIER
FERNÁNDEZ-CABALLERO

El toreo es
republicano. Lo es porque a democrático no le gana ningún otro acontecimiento
del orbe
. Ni siquiera el espectáculo –porque lo es aun sin
entrada- de la imbecilidad política actual, esa que está reventando el poder de
un pueblo que ha creído y querido en su propia opinión como pilar inequívoco de
sus vidas.

El toreo es
republicano porque los cimientos democráticos de su sistema los han salvado de
su propia extinción
. Y gracias a esa democracia
republicana, la tauromaquia ha sabido y sabe pervivir ante las adversidades
ilógicas de quienes quieren exterminarlo.

El toreo es
republicano porque tiene un tesoro llamado Toro que defiende, protege y eleva a
la categoría sagrada cuando su apelativo de bravo canoniza su condición.
Es republicano, además, porque la masa lo apoya, a pesar de que la anarquía de
los medios generalistas no quiera reconocer que hoy se le perdonó la vida a un
toro en Sevilla.

El toreo es
republicano, hace de la democracia su propio escudo fraternal y, con el toro
por bandera, intenta sobrevivir
–hace mucho tiempo que dejó
de disfrutar de la vida- con la estela de saberse ganador ante la muerte. Lo es
y lo siente como lo vive y lo ama porque es precisamente el animal su sostén
natural y moral.

Hoy, la república dio la razón a ese aficionado que
es de verdad pero que es minoritario, desgraciadamente. Que cree que con la casta
cárdena se arregla una Feria y que da su voto a los encastes que dan gloria en
las plazas aun tan sólo con una tarde en sus carteles.

El principal canal de participación ciudadana en la
república es el voto, y el voto de pañuelos hoy pidió vida en medio de la mortecina
bravura de días pasados. Esa vida que no
se atreven a matarla unas figuras que se apuntan a los juanpedros y los jandillasdel maíz –olvidando esta Feria los danieles de las caras peligrosas- para
obviar, exceptuando a un Ponce que ha matado reiteradamente los cárdenos, al
encaste que verdaderamente ha dado la segunda gloria eterna de su historia al
Arenal.

La democracia republicana de hoy pidió toro de
verdad al ver la casta atesorada en un segundo del que las virtudes de Morenito
y él pasaron de largo, un tercero que fue pan del cielo y un cuarto indultado de
excelente humillación. Fue éste rebozándose
incluso al tropezar. Fue metiéndose en los pulmones albero atomizado por
respirar a ras de suelo del corazón humilde que pedía humillación en su tranco
.
Fue libre al hacer únicamente lo que un criador que hoy no pudo estar en la
plaza por rozar las nueve décadas había soñado. Gracias, Victorino. Gracias, «Cobradiezmos
«.

El toreo es una república independiente. Por eso
hace lo que manda un pueblo que hoy pidió con su voto la vida. Lo pidió gracias
a ese endiosado republicanismo de un Ureña echando el bofe por querer romperse
más la cintura. Lo pidió por esa enrabietada sensibilidad de un Escribano que
es bruto pero sutil a la hora de torear, sobre todo en esa largura de muletazos
acelerados -que sí, podrían haber dado más gloria templada al de Victorino-
pero lo hicieron cual palio balconero que supo a «canela y clavo” al Baratillo.

A las doce
de esta noche el toreo será, un 14 de abril más, republicano porque así lo parió
Cúchares y así lo entendió Sevilla, que entregó su corazón a la eterna
humillación de Victorino Martín.