LA CRÓNICA DE SEVILLA

"Pasión según la Maestranza"


viernes 8 abril, 2016

El Juli le paseó la oreja a un segundo con virtudes de Victoriano del Río y fue construyendo al quinto; detalles toreros de Morante y un Perera que pierde la oreja del tercero con la espada

"Pasión según la Maestranza"

EMILIO TRIGO 

La Maestranza lucía un lleno a rebosar con el cártel de «no hay billetes» para uno de los carteles estelares del abono. Morante hacia su segundo
paseillo, Juli el primero de sus dos y Perera uno sólo. Una tarde en la que se
lidiaron toros de Victoriano de Río y Toros de Cortes, que a la postre
resultaron bien presentados y homogéneos pero muy bajos de casta, mansos en
líneas generales pero con una chispa de transmisión.
Con ellos, se ha visto una tarde
de mucha intensidad en los tendidos puesto que en el ruedo los toreros han estado
enormes. Tarde de detalles y emociones fuertes donde todo se ha vivido con gran pasión.




Morante ha experimentado en su persona la
obligación de pedir perdón con un triunfo a toda costa. El sevillano busca
triunfar a pesar de que sus toros le hagan relucir una tauromaquia que no es la
habitual en él. Eso de ponerse el mono de trabajo y porfiar a toda costa. Un
tesón que cuando el toro le ayuda la calidad de sus muñecas marcan la
diferencia en todo el escalafón. Por algo Morante, es distinto a todos y lo
volvió a demostrar una tarde más en la Maestranza.

Decir que El Juli no tiene techo es una verdad
dicha mil veces, pero es que la realidad es aplastante. Un Julián que además de
la mencionada capacidad ha sido capaz de reinventarse sacando a relucir una
estética que antes no mostraba. Difícil tarea el exigir a un toro con figura
encorbada y dejar el muletazo lleno de estética. Así ha estado el madrileño en
su regreso a Sevilla.
 


Por su parte, Miguel Ángel Perera ha sido el torero de
siempre donde su capacidad e inteligencia son sus grandes armas. Perera ha
estado hecho un jabato en sus dos actuaciones y de tener material hubiera
firmado un triunfo de peso. Fiel a su valor y temple se jugó el tipo ante un
lote desagradecido, uno se rajó y otro deslucido. La pena que Perera nos ha
dejado la miel en los labios después de tan firme actuación. La pena es no volverlo a ver hasta otra temporada. 

Sensacionales lances de Morante que cogió el capote por la esclavina y
se rompió en cada lance. Mejor las del pitón derecho. Tras la primera vara en
la que el toro no se empleó, sólo cumplió, enjaretó un quite de dos y media de
cartelazos. Antes el cierre del saludo a pies juntos fue de pintura. Otra vara en la que empuja el toro algo más y quite de El Juli por chicuelinas
ajustadas. 
Tras un tercio de
banderillas  sin nada relevante aunque sí es cierto que el toro empezó a
meterse por dentro sobre todo por el izquierdo, Morante comenzó el trasteo con
decisión y ganas. Sólo la tanda inicial por la derecha tuvo estructura
artística y nada más. Él abreplaza de Victoriano del Río careció de poder sin
embargo tuvo nobleza. Astado deslucido y Morante sin opciones.


Atascado con el
descabello. 
Morante salió atacado por reventar Sevilla y a punto estuvo al final de
su faena de formar la traca. Dos avisos y sobre la campana. Aun así demostró
muchas ganas con afán insaciable de agradar ante el manso.
 Lo lanceó con sello indudable pero más acelerado que otras veces. No
pasó nada en los tercios antes de la faena, después lo mencionado. Ganas,
muletazos muy buenos pero todo muy suelto y aislado. Su disposición fue total
en terrenos de sol y la «pasión según la Maestranza de igual forma». 
Se atascó con la
suerte suprema y sobrevoló lo del Domingo de Resurrección.

Julián recibió al segundo de la tarde con un saludo cadencioso pero sin
estallar del todo. El de Victoriano estaba muy justo de muchas cosas pero aguantó
y sacó buen fondo en el último tercio. Posiblemente contribuyó la buena lidia
de José Mª Soler que abrió los caminos y le ayudó a dar una embestida más
profunda. En varas muy limitado su castigo y en banderillas nada para el
recuerdo.  
El Juli planificó
una faena a más y desde el principio con la gente a favor. La misma que lo
crucificó, ahora con poco le entregó el corazón. Hubo mando por parte del
madrileño con una muleta exigente ante un toro que embistió justo de poder.
Julián hizo lo que quiso con su astado en cercanías y se apretó en un torero a
diestras. Al natural que alcanzó una lentitud tremenda lo cuajó. 
Faena muy notable
ante un toro colaborador que supo dosificar. Estocada trasera y oreja. 
Portagayola algo desangelada con verónicas sin embarcar el viaje. Todo
muy abierto, en línea aunque hubo emoción en conjunto por la tralla del quinto. 
El toro se enceló en
el caballo y se llevo muchos minutos debajo del peto. Interminable pasaje hasta
que apareció José Mª Soler. Fue el de plata quien puso orden incluido con los
palos. Julián abre su biblioteca taurina ante el quinto para ahondar en sí
mismo. Hace años que él es su propio rival y hoy otra vez, compitió consigo
mismo. Una verdadera máquina de amasar la embestida para meterlo en su franela.
El madrileño, se clavo en el albero para hacer con autoridad el toreo para él. Por ambos pitones exigió y corrió la mano
hasta hacer entregarse al manejable astado. El final de labor fue al alza con
un toreo vertical y muy ajustado. Tanto que los pitones le tocaron los muslos
alguna vez. Titánica labor que estropeo con la espada y el descabello.

La pasión según Sevilla taurinamente hablando apareció también en el tercero.
Toro manso en su comportamiento desde el principio pero con una pizca de genio
y transmisión. Perera recibió a su primero con gran recibo de capote. Saludo
variado y marca de la casa. Sevilla estaba a sus pies con tan sólo unos lances.
En varas, Morante tambaleó los cimientos maestrantes con tres por tafalleras y
una media que aún no ha acabado. De esas, que a pesar de que te la cuente tu
hermano no te la crees. Curro Javier puso un primer por el izquierdo que levantó
al público. Emoción y torería a rebosar. Mientras Javier Ambel lidió con un
temple sensacional. Muñecas rotas al servicio de su torero y para el paladar de
Sevilla. Guillermo también se lució y otro lance interminable de Ambel que hizo
sonar la música. Curro cerró el tercio a los sones del pasodoble y haciendo
estallar a la Maestranza en clamor tras su último par. Inolvidable tercio para
todos los presentes. Qué Barbaridad de tercio. 
Por cierto, el
mansito no fue castigado y su cuidado en el caballo. 
Brindó Perera el
tercero con todo a favor, incluido la música que sonó muy pronto. Tuvo
violencia y carbón, pero se desplazó con claridad en el inicio muleteril.
Miguel Ángel comenzó a embarcar la picante embestida de su oponente y cuando lo
metió en dos series vibrantes el toro se najó a tablas. Algo que no importó al
presidente de la música porque siguió tocando. Ya una vez en tablas el
extremeño realizó una demostración de capacidad brutal y se jugó el tipo en
toda regla. Pasión de Sevilla ante un torero muy valiente. La espada lo chafló
todo. 
A portagayola se fue para recibir al sexto de la tarde, un astado al que
lo lanceó bien a la verónica y que Curro Javier tuvo que mimar mucho en la
lidia. Por cierto, una Portagayola sin demasiadas aperturas. Brindó a Sevilla
el toro y dejó temple y firmeza en las dos primeras tandas. No terminó de
entregarse el toro y no rompió hacia adelante. Un astado desclasado y deslucido
en en el último tercio. Fue pronto a por la espada ante el marmolillo. Perera
lo intentó en los terrenos de cercanías, pero su esfuerzo no tuvo recompensa
ante el inocuo de Cortés.

 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Sexta de la Feria de Abril. Séptima de abono. Corrida de toros.

Seis toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés.

José Antonio «Morante de la Puebla”, silencio y palmas tras dos avisos. 

Julián López «El Juli”, oreja y ovación.

Miguel Ángel Perera, ovación y palmas. 

 

GALERÍA ARJONA – EMPRESA PAGÉS