MADRID

Gloria de David Mora, a hombros en su reaparición madrileña


martes 24 mayo, 2016

Un extraordinario toro de Alcurrucén le sirve a David Mora para abrir su segunda Puerta Grande de Madrid el día de su regreso a Las Ventas; sin opciones Urdiales y Roca Rey

Un extraordinario toro de Alcurrucén le sirve a David Mora para abrir su segunda Puerta Grande de Madrid el día de su regreso a Las Ventas; sin opciones Urdiales y Roca Rey

JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA: LUIS
SÁNCHEZ OLMEDO

Una
corrida de toros de Alcurrucén, segunda que lidiaba esta Feria de San Isidro,
era la que presentaba hoy Madrid a su afición. En el cartel, un Diego Urdiales
en su segunda tarde en el serial, un David Mora que reaparecía en el primer
escenario taurómaco del mundo tras su gravísima cogida y un Roca Rey que
cerraba sus tres paseíllos isidriles.

 «Heredado» llevaba por nombre el primero de
Alcurrucén, que se mostró frío de salida y al que Manuel Burgos dejó dos buenas
varas. Cortó a los de plata en banderillas y, cuando Urdiales tomó la muleta,
el toro se mostró bronco pero lo amansó Diego en una primera tanda por
derechazos de buen gusto cantada por Madrid. Los enganchones emborronaron la
siguiente. Regusto imprimió también por el mismo lado, con una trincherilla de
espanto que también cantó la plaza. Le comía por el izquierdo, por lo que optó
por el derecho de nuevo, ya sin demasiado lucimiento. Un pinchazo y una media
pusieron fin.

Al
segundo lo recibió David Mora por un ramillete de templadisimas verónicas antes
de un grandioso tercio de varas protagonizado por Israel de Pedro. Brillante
estuvo, tras quite por verónicas de David, en el quite Roca Rey por saltilleras
y la respuesta de Mora por gaoneras, cumbre. Emotivo fue el momento en el que
le brindó el toro a don Máximo García Padros, para ser prendido en el inició de
faena sin consecuencias aparentes, al intentar cambiárselo. Emocionante fue el
inicio de faena, que puso en pie a la plaza, para tres tandas siguientes llenas
de ligazón y temple a diestras que de nuevo a Madrid en pie. Soberbios fueron
los naturales finales antes de, espada en mano, enterrar el acero. Lo mató y
cayó ipsofacto.

 «Doctor»
llevaba por nombre el tercero, al que Roca Rey, un chorreado meano que se
mostró incierto en el capote de Roca Rey y que en el caballo metió la cara. De
Sobaquillo fueron los pares porque cortó y no humilló el de Alcurrucén. Fue
torero el inicio de faena, en el que supo administrarle la fuerza al animal al
igual que en las siguientes tandas a diestras. A zurdas era peligrosisimo el de
los hermanos Lozano, que le hizo varios extraños y a punto estuvo de cornearlo.
A diestras le recetó otra buena tanda, pero estaba extasiada Madrid de la obra
anterior. De espanto fueron las manoletinas finales, y a espadas Andrés dejó
una estocada que requirió de golpe de verduguillo.

 «Mañico»
llevaba por nombre el colorado cuarto, que fue frío también de salida y se fue
del jaco en cuanto sintió el hierro. Manseó y corto en banderillas, algo que
repitió también en la muleta de un Urdiales que lo probó sin suerte. Lo
despachó de estocada.

También
lo llevó con temple David Mora al quinto, al que Roca Rey quitó por tafalleras
rematadas por una gaonera y una revolera. A Mario Vargas Llosa fue el brindis,
pero no fue a más un trasteo ante un astado que se tornó en peligroso. Por
derechazos intentó comprender David al de Alcurrucén, pero no llegó a altas
cotas el trasteo. Mató de casi entera
trasera pero eficaz.

Pareció
hacerse daño de salida el sexto, pero se
recuperó tras el tercio de varas. Por cambiados, y tras brindar a Vargas Llosa,
le hizo frente a base de valor, entrega y muchísima verdad. Mató de estocada.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las Ventas. Feria de San Isidro. Corrida de toros. Lleno.

Seis toros de Alcurrucén,bravucón tornado en peligroso el primero, bravísimo el segundo, premiado con la vuelta al ruedo, de nombre «Malagueño”, bronco y peligroso a zurdas el tercero, manso el cuarto, deslucido el quinto y a menos el sexto.

Diego Urdiales, silencio en ambos.

David Mora, dos orejas y silencio.

Andrés Roca Rey, ovación y silencio.