LA CRÓNICA DE SAN ISIDRO

Emérito testigo


miércoles 25 mayo, 2016

Sólo dos ovaciones se saludaron en Madrid el día que un sector quiso que pagaran las figuras un baile de corrales demasiado indecoroso para que se lo trague Las Ventas, que se lo tragó

Sólo dos ovaciones se saludaron en Madrid el día que un sector quiso que pagaran las figuras un baile de corrales demasiado indecoroso para que se lo trague Las Ventas, que se lo tragó

MARCO
A. HIERRO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO

Tres brindis se llevó el Rey. El
emérito, claro, el que de verdad es aficionado y se va a su abono de jubileta a
disfrutar del asueto. A veces, como hoy, se lleva a algún amigo para comentar
la jugada, y no es mal punto Enrique Ponce, que le sirvió de cicerone para
desvelar los entresijos de la tarde. Fue testigo el emérito de cuanto sucedió y
de cuanto le contaron, pero dudo mucho que se lo contasen todo, todo.

Dudo que le dijesen que de 12 toros que
presentó Jandilla al equipo veterinario, con los dos hierros de la casa, no
valiese más que uno para una de las tardes de clavel rojo y cartel blanco, con
la reventa preguntando si nos sobraba papel. Dudo también que el emérito fuese
testigo de la retirada de la corrida titular, los tres camiones de toros que
llegaron de Cádiz, de Huelva y de Salamanca, la nocturnidad con la que arribó la
lidiada finalmente y la oscuridad de una noche en el camión del saco de toros
destartalados que finalmente salió al ruedo. Total, ya conocían los chiqueros…

Eso en cuanto a la madeja sin armonía ni
decoro que lucía testa sin perfil en la mayoría de los casos, las cabezas con
zica, más pequeñitas que el corpachón, y la raza en la ascendencia, en los
libros o en el limbo, que es buen sitio para ir de colocón pero malo cuando se
quiere triunfar. Y, a todo esto, con la que ya se sabía que iba a caer.

Porque a Juli, que el otro día no estuvo
bien, le traían la escopeta cargada desde que se imprimió el abono, y mira que
debe joder que te digan cómo se hace los que no lo han hecho nunca. Y lo haría
mejor o peor el madrileño en el ruedo, pero no es de recibo pitar hasta en el
paseíllo, porque la única voz efectiva en este espectáculo es la ausencia, y
hoy devolvían el dinero. La plaza de bote en bote decía que no había mucho
aficionado que fuese a pasar por taquilla. Eso lo vio el emérito con orgullo y
satisfacción.

Como vio a Julián López, el chaval de Madrid
que hoy es figurón del toreo, tener la paciencia para sobar al cuarto, darle
líneas correctoras y atizarle después naturales que iban a más por el muñecazo
final para encelarlo en el vuelo. Esa cuarta de más que ganaba suponía un
tranco más al final y un olé tras el vaciado. Prodigio de técnica Julián. Y de
orgullo, porque no se llega a ser figura prestando el oído a cualquier julay.
Falló el arma toricida y llegó la excusa perfecta, porque todo el mundo sabe
que en Madrid no se conceden orejas pinchando en vez de matar. «Depende de a quién”,
pensaba el emérito testigo, que tiene vistas unas cuantas en la calle de
Alcalá.

Y no le faltaba razón, porque tres
puertas grandes consecutivas en Madrid dan para ser consentido de Las Ventas, y
esas las tiene López Simón. Brilló el de Barjas a diestras cuando le embestía
el tercero, el más toro y menos bacalá del encierro de Vellosino. Asentado,
encajado en los riñones y con grácil muñeca para enganchar y soltar, dejando en
medio un cambio de mano de durar tres mundos completos. A ese, que va teniendo
cara de rico, se la hubieran medido menos si llega a atronar certero con el
estoque de cruz, pero no se alinearon planetas para volver a tocar pelo. Con el
sexto, ese sobrero de Domingo, comprendió que tiene mucho ganado el que le sabe
el secreto para mitigar la aspereza sin ritmo.

Ritmo le falta a Perera, al que vio el
emérito rey poner suavidad y tacto, sentir la tela en los dedos, echar abajo
medio trapo para imponerse sin más. Y escuchar dos silencios sepulcrales que
decían mucho más de lo que parecía, y aún así, decían poco. Es Miguel Ángel
torero de vivir el riesgo, de concatenar emociones con un mínimo de
transmisión, pero no fue hoy el día señalado para él.

Eso lo vio el rey emérito desde su
atalaya del 2. Como tiene previsto venir más tardes, hagámosle testigo de la
verdad del toreo, porque lo vivido hoy no merece la pena ponerse a recordar.

 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las Ventas, Madrid.
Décimo octava de la Feria de San Isidro. Corrida de toros.

Seis toros de Vellosino, destartalados de presencia y desiguales de tipo, indecorosos algunos para esta plaza. De buen aire e intención, pero soso y sin raza el
primero; sin raza ni fondo el rajado segundo;de boyante y obediente
condición y justa clase el castaño tercero;simplón y obediente el soso
cuarto; manso y abueyado el simplón y desrazado quinto; devuelto sexto por
flojo;exigente y costoso el sexto bis.

El Juli (Sangre
de toro y oro):
Silencio y ovación con saludos

Miguel Ángel
Perera (Celeste y oro):
Silencio y silencio

Alberto López
Simón (Verde hoja y oro):
Ovación con saludos tras aviso y silencio