CRÓNICA DE GRANADA

Rompiendo cerrojos


viernes 27 mayo, 2016

Roca Rey cortó tres orejas en una tarde rotunda. Castella ofreció una tarde de figura y se llevó una más una. Ponce sin material alguno dio la cara en todo momento

Roca Rey cortó tres orejas en una tarde rotunda. Castella ofreció una tarde de figura y se llevó una más una. Ponce sin material alguno dio la cara en todo momento

EMILIO TRIGO 

 

Una corrida
de toros de El Torero componía la
cuarta de Feria del Corpus de Granada en la que hacían el paseíllo Enrique Ponce, Sebastián Castella y Andrés Roca Rey. Un terna de dos
veteranos que corrieron suerte dispar y
un novel, que después de lo demostrado, parece más aventajado que su corto
currículum de matador.

El caso de Roca Rey parece increíble. Un chaval de
19 años y con menos de uno de alternativa, que arrasa por donde va. Madrid fue la última plaza que lo vio
salir a hombros el día de su confirmación. Ahora ha sido el turno para Granada, con tres
golpes sobre la mesa. Tres orejas de gran metraje ante animales nada fáciles. Roca además de su demostrado y frío
valor, atesora una escenografía llena de seguridad y temple. Dominador de
cualquier espacio en el ruedo hasta sin el toro, puesto que llena de prestancia
su andar toreo. Bien podía estar el peruano por edad jugando a la Playstation,
pero eligió ser figura del toreo y por el camino que va lo conseguirá muy
pronto, porque está rompiendo cerrojos de puertas grandes.

Desde que se
abrió de capa se metió a Granada en
el bolsillo. Explotó la plaza tras un saludo que fue aumentando en intensidad y
variedad. También derribó al caballo. Roca no quiso castigar y lo dejó crudito. Esto fue clave para tan titánica obra.
Antes un quite con el capote a la espalda de tremenda exposición. Brindó al
respetable para comenzar con varios cambiados por la espalda. Eso es normal en
él, pero lo anormal es que ni se movió después de que el toro, a un metro,
se volviera para atrás. El ‘Don
Tancredo’
peruano los tiene muy bien puestos y desde ahí, lo comenzó a
cuajar a su oponente. Un toro que por sus justas fuerzas pero de gran fijeza en
el engaño protestaba constantemente. Eso hacía que cada muletazo fuera un
suspiro de incertidumbre con los pitones rozando su cuerpo. Andrés creó una
armonía llena, plena de seguridad y toreo cadencioso. El toro bajo su
intensidad y cogió el ritmo que no tuvo de inicio. Espadazo y dos orejones de
ley.

Otra nueva
demostración de capacidad y firmeza de Roca
Rey
ante el reponedor y pegajoso sexto. Astado que jamás humilló en el
campo ni para beber agua y menos en la plaza. Nunca descolgó ni tampoco se
salía del muletazo apretando siempre al joven matador. Roca con el cierraplaza ofreció una versión más técnica, con toques
de mando, fuertes y poderío muletero. Lejos del toreo en series lo que entregó
fue sabiduría a pesar de tan corto bagaje. Asombroso Rey para hacer una faena maciza
jugándose los muslos en cada muletazo. Estocada tras pinchazo y nueva oreja de
torero macho.

El francés Castella que también los tiene bien
puestos y que además es un verdadero gallo de pelea, no se amilanó nunca. Todo
lo contrario. Sebastián apretó el
acelerador sacando raza y demostrando que se es figura por algo. Su labor rotunda
al sordo segundo, su reacción con el palco tras ser devuelto el quinto por el
presidente «con premeditación y alevosía” al ponerse al torear de verdad, para
demostrar la metedura de pata del usía y su firmeza para inventarse un toro
cuando no lo había, le hacen merecedor de romper el cerrojo y salir en volandas por la Puerta
Grande.

Pulcritud de Castella al recibir al segundo bis de Albarreal. El francés con el capote muy abierto interpretó con
limpieza la verónica pero también molestado por dios Céfiro. Derribó al piquero y se castigó poco. Un astado que se lo
pensó en el capote y que también lo hizo en banderillas. Un mal trago para los
de plata. Más complicado de lo que pareció al respetable. Se guardó mucho para
sí el segundo bis, probó, miró y de carácter reservón. Sebastián a estas alturas de carrera, superó con tenacidad e
impecable técnica tal peliagudo oponente. Se impuso con autoridad y le cortó
una importante oreja.

Devuelto fue el quinto por falta de fuerzas,
pero ocurrió un hecho insólito: Tras no querer el toro entrar en chiqueros con
los cabestros, el torero francés se puso a torear al animal y le cuajó cinco
tandas excelentes para entrar a matar posteriormente. Primero había pedido
permiso para matarlo, perdón torearlo. Salió en su lugar un sobrero de Albarreal. Ante el quinto bis le
instrumentó una faena suave pero de contundente mando. Sebastián muy firme impuso su ley ante el colaborador que le tocó
en suerte. Colaborador sólo a un torero así. Toreo vertical de plantas
asentadas y de mucho pulso en las muñecas. Astado de buena condición pero de
raza justa al final como al principio, sin decir nada, aunque ya para eso
estaba Castella. Un buen Sebastián
Castella
cortó otra oreja.

Partía plaza el maestro Enrique Ponce que está sumergido en una constante plenitud. No tuvo
material esta vez y le tocó bailar con la más fea. A pesar de todo, volvió a
dar la cara con cátedra incluida sobre todo en el primero de la tarde.
Toro hondo el jabonero sucio que
abrió plaza. Astado que se movió pero con falta de clase, soltando la cara
mucho. Ponce tras cuidarlo en el
caballo lo muleteó con particular sello pero apechugó contra demasiados agentes
externos. Además de las complicaciones del abreplaza, hay que sumar, el viento
y una banderilla que le soltaba latigazos al rostro. Todo hizo que Enrique tardase en acoplarse con su
astado, en una tarea de oficio y persistencia. Cuando atemperó todos los
factores le enjaretó quince muletazos ‘Marca
de
Chiva’. Maestría suave con la
estética erguida. Estocada casi entera. Lo mejor la disposición del maestro y
su toreo fundamental con la diestra. Ovación, tras petición y aviso.

El cuarto resultó un toro sin clase y de
embestida descompuesta. Iba con todo y su ímpetu le hacía perder las manos. Ni
una embestida igual. Pudo haberse lastimado en el quite de Ponce o al menos desde ese pasaje el toro bajó una cuarta. El
valenciano lo intentó por ambos pitones con suavidad, presentando la muleta con
despaciosidad, sin dar cites bruscos, más bien se la echó al hocico para que la
tomara. Embroque suave pero la respuesta era una embestida descompuesta.
Técnica envidiable y estética impecable. Todo duró poco, porque el toro era
malo con ganas. Hasta en la suerte suprema perdió las manos. Esfuerzo sin
triunfo pero con el reconocimiento del aficionado. Ovación con saludos.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de
toros de la Real Maestranza de Granada. Cuarta de la Feria del Corpus. Corrida
de toros.

Dos tercios
de entrada.

Seis toros
de El Torero, correctos de
presentación y deslucidos en líneas generales. 2º y 5º sobreros de Albarreal, complicado el segundo y manejable el quinto.

Enrique
Ponce,
ovación tras aviso y ovación.

Sebastián
Castella,
oreja y oreja.

Andrés Roca
Rey,
dos orejas y oreja.

FOTOGALERÍA: REYMA TAURINA