LA CRÓNICA DE SAN ISIDRO

El pan cincelado en bronce


domingo 29 mayo, 2016

Alberto Aguilar corta una oreja de un Camarín de Baltasar Ibán que ofreció espectáculo en una corrida desigual con la que saludó ovación Iván Vicente y cosechó silencios Víctor Barrio

El pan cincelado en bronce

MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO

Un silencio de expectación, escrutador como
la mirada de un niño, abrazó el anillo cuando mediaba el segundo acto y Alberto
Aguilar le ofrecía metros al espectacular Camarín
. Era la primera serie de una faena que olía
a cante grande, a boyante desborde de bravura bien entendida, a entrega
desgarradora del que atisbaba el pan en la arrancada codiciosa. Era la primera
serie después de un inicio poderoso y emotivo, por abajo, donde van a dormir las realidades después de lavar las caras.
Templado, ambicioso, sabedor de que es allí donde se fabrica el pan.

Un cite
de pecho al frente, de pierna adelante por detrás de la tela tersa, de verdad
intensa porque no hay nada que esconder. Camarín
se vino codicioso, boyante, humillado, seductor de las miradas que se mueren
por ver.
Alberto lo recogió seguro, firme, tan convencido de que aguantaría
que le dio un tranco más a la muñeca, lo envió lejos para que no perdiese
inercia, le envolvió la repetición en otro derechazo macizo y echó el resto en
un tercero que murió enroscado tras la cadera. Buscaba la gloria, el
sentimiento, el rugir de una plaza que
ansiaba resucitar a aquella prenda llamada Bastonito y vio cómo Camarín perdía
las manos de pura entrega
. La que no tuvo aquel otro en la muleta de
Rincón, y por eso duró más. Sintió Camarín la exigencia de Alberto buscando su
pan. Y ya nada fue lo mismo.

No lo
fue porque dejó en cara natural la salida de los muletazos, que quiso más que
pudo tomar con entrega. No lo fue porque, a pesar de que le pedía su voluntad
sacar la clase, se acordaba de que duele colocar la cara en el trapo. Y lo
mantuvo en los embroques para que le pegase naturales Alberto buscando el pan
que se volvía bronce, pero ya no morían los finales con un tendido rugiendo. Se le debió hacer de noche a un torero
menudo que buscó la verdad al cincelar la obra para comprobar que a veces
parece más verdad una mentira piadosa.

Porque
hasta entonces había sido fuego el bronce de Camarín. Humillado y boyante en
las verónicas de Alberto, incansable en el esfuerzo, entregado en el percal,
humillado dos metros antes que reunirse con el trapo. Un ascua fue su tremenda pelea en varas, con diez metros de carrera,
la llegada abajo al peto donde lo agarraron bien con la vara ypalanteriñones
y ansia, levantando la penca del rabo en un empujar o morir. Dos veces acudió
al penco y una más pidió el tendido, que se enfadó con Alberto por buscar éste
su pan. Y estaba allí entonces, pero no con un trancazo más, aunque se
enfadasen y no respirasen algunos cuando paseó la oreja.

Bronce se volvió
también el que también se llamó Bastonito, que no tuvo que ver con aquél porque
éste sí tuvo entrega. Lo que le faltó fue la raza para valerle a Iván Vicente,
porque poco más que gusto se le derramó al de Soto para saludar la ovación. Con
el otro, un cabrón con piel de babosa que salió en cuarto lugar, se olvidarán
los que asistieron de que se jugó el cuero Iván sabiendo que no había premio, y recordarán del quinario que pasó al
manejar la cruz. Las cosas del impaciente, que casan mal con el toreo
.

De eso tuvo muy poco
Víctor Barrio en su única tarde, porque no tuvo enemigo que le diese algo de
entrega y sólo enlotó una avispa tercera
que se movió y se movió, pero sin atender al dictado del trapo
, con una
devanadera por cara y apenas una serie a zurdas de formalidad atemperada para
que le dejasen algún natural. El sexto, con la lluvia arreciendo en el ruedo,
bastante hizo con matarlo, pese a que a él eso no le sirviera. Porque también
fue de bronce, aunque allí no quedase pan.

El pan lo buscó Aguilar en un gran toro
segundo, al que compararán hoy los que no salen de los recuerdos
. Yo prefiero recordar un momento de la tarde,
donde se quedó el pan de Alberto cincelando el bronce de Camarín. Lástima que
el último fundido no los pusiese de acuerdo.

 

 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Feria de San Isidro, vigesimotercera
de abono. Corrida de toros. Más de dos tercios de entrada.

Toros de Baltasar Ibán, desiguales de presencia y variados
de tipo. Con calidad en el fondo pero defensivo por carecer de raza y de fuerza
el primero;codicioso, boyante y bravo pero a menos el buen segundo;repetidor
de humillación y cara suelta el bravucón tercero;costoso, reservón y a la
caza el manso cuarto;manso y reponedor el rajado quinto;reponedor
sin raza ni calidad el manso sexto.

Iván Vicente (lila y oro):ovación y silencio tras dos avisos.

Alberto Aguilar (sangre de toro y oro):oreja y ovación.

Víctor Barrio (fucsia y oro):silencio y silencio.