JAVIER
FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA: PALOMA AGUILAR
Se
murmullaba entre los tendidos en el paseíllo la gran historia de «Bastonito”, un
toro que hace ahora 25 años encumbró a César Rincón en esta catedral taurómaca.
Y fue 40 minutos más tarde cuando un picador, Juan Carlos Sánchez, se topaba
con la gloria de un toro bravo empujando a su peto. Lo hizo con fiereza, con
humillación, con motor y con mucha, mucha bravura. Lo hizo «Camarín” con la
gloria de su historia en sus entrañas y con dos puyazos, mucho mejor el
segundo, entre los pitos del tendido a Alberto Aguilar porque no dejó entrar el
toro al caballo. Y, mirándolo desde el punto de vista egoísta del propio
torero, si Sánchez le propina una vara más, quizá no hubiese aguantado el de
Ibán una faena de oreja.
Entró
ese segundo al jaco metiendo riñones de forma fenomenal, todo un espectáculo de
tercio de varas con el astado muy fijo en el peto. Lo lidió César del Puerto a
un toro que colocaba perfectamente la cara, que tenía galope y humillación en
sus telas. Buenos pares le dejó Rafael González mientras que se justificó Lucas
Benítez. Ya al quinto, segundo del lote de Alberto Aguilar, Francisco Javier
Sánchez lo picó aguantándole una gran arrancada en la segunda puya, lidiándolo posteriormente
Rafael González.
Abrió
plaza Héctor Vicente con un toro de Baltasar Ibán que se arrancó al jaco
metiendo riñones, con fuerza y metiendo la cara por derecho especialmente en la
segunda entrada. Abajo llevó el morrillo, agudizando su humillación cuanto más
le apretaba Vicente con el palo. Fijeza mostró en la lidia de José Luis López «Lipi”,
pero otro de los momentos de la tarde estaba aún por llegar. Lo protagonizó el
jiennense Joselito Rus, que pareó con gracia en su doble colocación, el primero
de ellos trasero pero realizando con gusto la suerte. Jesús Robledo «Tito”
completó el tercio. Jesús Vicente picó un cuarto que cumplió sin más, haciendo
sonar el estribo ante la lidia de Joselito Rus. Esperó éste a Lipi, que
arriesgó en su primer par por no pasar en falso y se escapó de milagro de su segundo,
pues el toro le echó la cara con los pitones a la altura de la axila, saliendo
ileso del aciago momento.
Picó
Luciano Briceño al tercero, primero del lote de Víctor Barrio, al que lidió de
forma magistral Roberto Martín «Jarocho”: se sacó con brío el toro del jaco
hacia afuera en un momento de apuro. Como el que tuvo también Manuel Larios en
su primer par, resolviendo bien en la misma cara del toro. Óscar Bernal se
encargó del tercio de varas del cierraplaza mientras caía agua en forma de
diluvio sobre la capital. De nuevo Roberto Martín anduvo torerísimo en sus dos
pares, justificándose el tercero Alberto Zayas.
