LA CRÓNICA DE SAN ISIDRO

El señor de las bestias


lunes 30 mayo, 2016

Rafaelillo da una clamorosa vuelta al ruedo con una corrida de Adolfo con dos toros notables en la que Castella saludó una ovación y Escribano se marchó en silencio

El señor de las bestias

MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO

«¿Cuánto
debes, Rafa…?” 
La
frase, que no por espontánea dejó de tener su miga, se le escapó a la profunda
admiración de una señora a mi espalda viendo a un murciano menudo y paticorto jugarse
el cuero sin trampa para lidiar a una prenda gris. Y tenía razón la señora; para pisar ese sitio, en ese momento y
delante del morro de rata, o se es un tío con todas las letras o se debe mucha
pasta.

No
tiene pinta de deber un chavo ese tipo sonriente, un punto resignado y otro
feliz por hacer lo que hace. No tiene pinta de deberle nada a nadie, pero de
gallardo, valeroso y consciente de cuanto sucede en sus dominios lo tiene todo.Es el señor de las bestias el murciano listo
y cabal, al que se le enciende la bombilla donde a los demás se les hace de
noche
. Hoy, viendo su pelea sincera, su cuerpo a cuerpo con el cuarto, que
no valía más que la tabla que anunciaba su nombre, a la señora se le vino a la
mente la pregunta con admiración.«¿Cuánto debes, Rafa…?”.

Es más bien Madrid quien le debe al murciano
un ratito de gloria completa
. Él, por su parte, ya ha demostrado con creces que disfruta en este
ruedo con los que buscan las cosquillas, que sabe darle fiesta y lidia al que
llega del revés y que conoce a las bestias grises cual si fuera su señor. Desde
el saludo que envió lejos con la capa el geniudo brío del cuarto fue creciendo
Rafael al transcurrir la faena. Corto se quedaba el bicho, reponiendo en los
tobillos, radiografiando el terno en cada cite hasta no dejar nunca de saber
dónde paraba. Brega por debajo de entrar y salir, de ofrecer la sarga presta y
quitarla a voluntad, de enseñarla por la espalda, cuadrar la mirada del Adolfo
y sacarla por delante para tocar y tirar, tocar y tirar. Y tanto y tan bien
tocó que terminó cosiendo naturales sueltos a la prenda de Albaserrada, que se
los tragaba enteros aunque se negase a repetir.

Meritorio
lo de Rafael, que no es el primer gris que despacha en el ruedo grande después
de que no apostase nadie. Él apostó a la
oreja que se quedó en el pinchazo, pero la vuelta al ruedo supo a sinceridad.
Con estos que mueven las orejas es Rafael, el de Murcia, el señor de las
bestias.

Señor
fue de la plaza entera Sebastián Castella el pasado año, porque supo conectar
su propuesta al toro perfecto para ella. Hoy le salieron dos, que no fueron
prendas, sino todo lo contrario. Los dos
toros notables que echó Adolfo en su corrida cayeron en las telas del francés.
No acostumbra Monsieur Sebastián a entendérselas con estos, y tal vez por eso
no se terminó de entender
. Le pegó muletazos buenos al primero, dispersos
entre la sosería gris. Dos tandas le sopló al natural al quinto, con el morro
por el suelo y embistiendo a uno por hora cuando le dio con el temple el
francés. Porque sabe torear el galo, que parece buscar más horizontes, pero se
perdió hoy en probaturas e intentos mientras se hinchaban a morrar al
ralentí los dos toros del encierro. En su tercera tarde de feria, que ya le va
pesando con una aún por torear.

Los
otros dos del envío le ofrecieron el trago amargo a un Escribano que fue hoy
menos señor y más naufrago. A los dos los esperó casi sin pulso a la puerta de
chiqueros. Terribles fueron los tres momentos de intentar el par por los
adentros, sentado en el estribo y sin sitio material para escapar del porrazo,
pero libró Manuel el cuero y eso fue lo mejor del trasteo. Lo demás, con un
zorrón tercero que nunca dejó la caza y con un descompuesto sexto que jamás
dejó de soltar la cara, quedará para la historia de una tarde para el cajón.

Sólo ese cuarto acto levantó al pagano del
trono para que se sentase Rafael, que fue señor de las bestias por buscarse la
vida donde otros le buscan al animal la muerte
. Es el señor de Murcia, contrahecho para el
toreo, el que escoge lo que quieren pocos para escribir su historia. Y es tan
necesario en esto como el agua para vivir.

 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza
de toros de Las Ventas, Madrid. Feria de San Isidro, vigesimocuarta de abono.
Lleno.

Toros
de Adolfo Martín, correctos de
presencia. De bondad sin transmisión el soso primero; con clase y humillación
sin chispa el buen segundo; exigente y costoso pero obediente el tercero;
orientado, reponedor y a la caza el cuarto; repetidor y humillado, con clase y
ralentí el quinto; pasador sin entrega el protestón sexto.

Rafaelillo (azul pavo y oro): Silencio y vuelta al
ruedo tras aviso.

Sebastián Castella (grana y oro): palmas tras aviso y ovación.

Manuel Escribano (sangre de toro y oro):Silencio y silencio tras aviso.