LA CRÓNICA DE ALICANTE

Lo que no sabe la gente normal


domingo 26 junio, 2016

El corazón de Escribano ya está bailando por sevillanas para ponerse de nuevo delante del toro: saldrá de ésta y glorificará de nuevo el rito muy pronto en los ruedos

El corazón de Escribano ya está bailando por sevillanas para ponerse de nuevo delante del toro: saldrá de ésta y glorificará de nuevo el rito muy pronto en los ruedos

JAVIER
FERNÁNDEZ-CABALLERO

Son las
doce en punto de la noche. En estos mismos instantes, el corazón de Manuel Escribano,
en la UCI de la Clínica Perpetuo Socorro de Alicante, canta por soleares porque
la vida, que le puso hace cuatro horas la mayor traba tras La Adrada, le ha regalado
soñar otro capítulo más. Cómo son los toreros, cómo es su historia y, sobre
todo, qué poco amor les tiene una sociedad capitaneada por intereses
ideológicos.

Hoy y a esta hora, la gran mayoría de los que
mañana meterán el papelito en la urna no conoce ni quién fue Datilero, ni por
qué estaba hoy Escribano en Alicante ni cómo indultó a Cobradiezmos en La
Maestranza
.
Saben que un toro le ha segado la safena y femoral, que le ha eviscerado un
testículo y han buscado en Google lo que significaba un shock hipovolémico para
saber que a Manuel le bajó a tal punto el volumen sanguíneo circulante que el
corazón se volvió incapaz de bombear suficiente sangre al cuerpo. Y no
respondieron algunos órganos. Ni Datilero ni Cobradiezmos. Recuerdan
someramente La Adrada y, por supuesto, el shock hipovolémico de esta tarde.
Pena de sociedad.

Como
tampoco saben que cuajó hasta que pudo al primero, que le sopló naturales con
el temple que hace un año no tenía, que le aprovechó el rebose de humillación
en su muleta al cárdeno, que le llevó la pañosa muerta sobre la arena y que
evolucionó un escalón más un concepto que tiene futuro. No saben tampoco que irse
a chiqueros es jugarse el corazón contra la muerte misma que ese cuarto llevaba
en sus entrañas. Y con chinchetas le embistió a Manuel hasta que le bajó la
cara y llegó el drama… eso sí lo saben. Por eso no lo contamos más.

Como
tampoco que la pena del tieso fue la que dulcificó a Francisco José Palazón en
ese tercero, cuando Ureña le brindó su
corazón por haber perdido veinte minutos antes la oportunidad de su vida
.
La pena del tieso en un gesto del que lo fue y hacia el que quiere no serlo. Estos
valores que no existen fuera del toreo son los que Paco le ofreció con su
muleta a ese cárdeno, al que le mostró en corto y por derecho muleta tersa,
trazo largo y bamba entregada ante la humillación máxima del de Adolfo. La
plaza rota. El corazón dormido ante
tanta entrega. Y una oreja que despenó la imposibilidad del sexto.

Esa
misma pena del tieso que no quiere ver una sociedad acostumbrada al triunfo por
no querer ver el fracaso fue la que le tocó a Palazón en el segundo. Toreó bien
un alma con doce de alternativa en búsqueda errante de la bravura. Y la encontró, porque hoy a Palazón le salió entre los suyos un
toro para ponerlo a funcionar y se fue con los tres avisos.
Suena al
dramatismo de una novela negra pero es la dura realidad del toreo. Y eso, el
fracaso, es el valor que no quiere ver una sociedad acostumbrada a ganar y
nunca a perder.

Lo que
no sabe la gente normal, más allá del Triángulo de Scarpa, es que el corazón de
Escribano ya está bailando por sevillanas para ponerse de nuevo delante del toro.
Que saldrá de ésta, que será gozo de partidarios y crítica de detractores porque tiene futuro en la tauromaquia.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Alicante. Cuarta de la Feria
de Hogueras. Corrida de toros. Lleno.

Seis toros deAdolfo Martín.

Manuel Escribano, oreja y oreja -toro que
mató Palazón por estar herido-.

Francisco José Palazón, silencio tras tres
avisos y ovación.

Paco Ureña, oreja y silencio.