LA CRÓNICA DE SAN ISIDRO

Cuando el amor no entiende de edades


sábado 4 junio, 2016

Toreo a caballo de calidad en la última de rejones de San Isidro donde Hernández abre de nuevo la Puerta Grande, Lea Vicens corta una oreja y Hermoso se le escapa por los aceros

Toreo a caballo de calidad en la última de rejones de San Isidro donde Hernández abre de nuevo la Puerta Grande, Lea Vicens corta una oreja y Hermoso se le escapa por los aceros

NATALIA GIL  

Hay grandes tópicos
que invaden cada día nuestra vida. Uno de ellos es que el amor no entiende de
edades, que es un sentimiento tan potente capaz de traspasar esa frontera y
hacerse verdaderamente poderoso, pero poderoso de verdad, de esos que no son
capaces de afectarlos, ni un ápice, cualquier comentario o hecho inapropiado que
se cree con maldad. Cuando hay amor de por medio, amigo mío, lo único que puede
brotar es la magia.

Este sábado de
rejones, Madrid estaba inundada de puro amor, pero no de un amor cualquiera, de
un amor inocente. A mi lado se sentó una niña, con una preciosa sonrisa llegó
de la mano de su abuelo dispuesta a ver, a palpar y a sentir lo que los tres
rejoneadores venían a regalarnos. Con tan solo seis añitos mostraba un gran interés
por cada movimiento del caballo en la cara del toro, se percataba de cada
detalle y preguntaba a su abuelo deseosa de obtener respuesta. Era imposible no
contemplar al abuelo cayéndosele la baba. «Compartir
esta bendita pasión con ella es lo más grande”
y lo susurraba más su mirada
que sus propios labios.

Esa pasión,
dejando atrás la edad, también la sintieron los tres rejoneadores que se
acartelaban en la última de rejones de San Isidro. La niña presenció la confirmación
de alternativa de una joven rejoneadora francesa, el más veterano hizo los
honores y Leonardo Hernández fue el testigo. De pronto, la niña exclamó: «abuelo, ¿qué hacen?” a lo que él
respondió: «Pablo Hermoso de Mendoza está
entregando a Lea Vicens el rejón para que lidie su toro, ella es joven y es la
primera vez que torea aquí. Él la dice que comience a torear y yo te enseño a
ti, es el papel de los más mayores”.

La nena quedó
satisfecha y no pestañeaba cuando vio a Lea parar el primero de la tarde: «me gusta que haya chicas abuelo”. La rejoneadora
tenía que demostrar a esos seis añitos que había elegido bien yendo a los toros
en lugar de quedarse en casa jugando a la Play. Confió en Bético con el que
toreó al buen primero de Bohórquez de costado con temple. Desafío le contó que
para estar delante de un toro hay que tener pies como los suyos y saber esperar
la embestida para terminar luciéndose con una elevada. La niña quedó encantada
y pidió con fuerza la oreja, Madrid la acompañó pero el presidente no pensó
igual.

Mientras salía
el segundo el abuelo le contaba que Pablo Hermoso de Mendoza era uno de los
mejores toreros a caballo porque su calidad era infinita. María miraba embobada
diciendo: «mira abuelo, Napoleón hace que
el toro se quede más quieto”, «eso es pegarle recortes hija y encelarle tras el
rejón de castigo”
le explicaba. Quiso salir Berlín a enseñarla cómo era el
toreo de verdad, a dos pistas, y la niña aplaudía invadida por ese mismo amor
que su abuelo le profesaba a la Fiesta. Beluga la revolucionó aún más al verle
quebrar en la misma cara del toro. «Mira
María este caballo ya es hijo de otro que fue torero y se llamaba Caviar y,
como su papá, ha salido torero”, «qué bien abuelo, como a ti que te gustan los
toros y yo que soy tu nieta, pues he salido a ti”.
Aquella conversación
completaba la armonía, si cabía, que Pablo estaba dejando en el ruedo para
culminar con un Pirata que miró al toro de frente y le dijo: «esa niña nos está mirando, hagamos que se sienta orgullosa de lo que
tú y yo estamos representando”.
María no entendía por qué no lo elogiaban con
la oreja y el abuelo la explicó que los aceros no hicieron bien su trabajo.

«¿Ves a Leonardo? Él salió el otro día por la Puerta Grande”, «y,
¿hoy va a salir abuelo?”.
Hernández
quería que María viera cómo se saca a un torero en hombros y luchó porque así
fuera. A su primer toro le cortó una oreja con una gran labor de Amatista
toreando al de Bohórquez de costado, le siguió Despacio con su sello personal,
con esa forma de esperar el toro y pegarle un quiebro en todos los medios de
gran importancia. Xarope enseñó a María lo que eran las cabriolas y la forma de
poner a Madrid en pie. «¿Ya sale a
hombros abuelo?”, ¿no hija, tendrá que cortar otra más en su próximo toro”.
Y
se empeñó el extremeño, Sol hizo honor a su nombre e iluminó Madrid con
esa forma tan exquisita de torear hecho un completo arco y dando la cara al
toro, pero de verdad. María aplaudía contenta por la segunda oreja de Leonardo
pero no todos pensaron igual.

Con sus seis
añitos se percató que Pablo entró al ruedo con Alquimista moviendo «raro” las
manos. Su abuelo le explicó rápidamente que iba cambiando de pie y que era un
ejercicio muy comprometido de la doma. «Jo
abuelo, pues qué bueno es Pablo, me gusta su caballo Disparate porque se va al
toro sin pensárselo y mueve su grupa de lado a lado, parece que le llama”.
Bien
Disparate, bien, has conseguido que apenas una niña aprecie tu toreo a dos
pistas. Enhorabuena torero. Y tú Pirata, no te preocupes si el acero volvió a
fallar que a María la has hecho soñar diciendo a su abuelo que un día la encantaría
tocarte y decirte al oído que te aplaudió mucho mucho.

Pero la niña se
disgustó cuando vio salir al último, no le gustaba y quería que lo cambiaran
por otro, sacó hasta el pañuelo pero el presidente no hizo caso. Lea pensaba
igual que María pero Gacela les hizo vibrar. Comenzaron a despreocuparse y a
disfrutar con esos quiebros que rozaron la pulcritud. La niña pidió la oreja
con gran entusiasmo y el presidente no se pudo negar.

María se fue de
la mano de su abuelo tras despedir a los rejoneadores diciendo: «¿me puedes traer mañana otra vez abuelo?
Porfi, me gustan los toros”.
No creamos en lo que balbucean bocas sin
crédito, que María lleva razón. Siempre tendremos un nuevo día de toros para
soñar sin importar edades, estilos o pensamientos. La tauromaquia es una gran
familia, desde los más revolucionarios pequeños hasta los más respetados
mayores. Aprendamos uno del otro y llegaremos lejos, créanme.

FICHA DEL
FESTEJO

Plaza de toros de Las Ventas. Penúltima de la Feria de San Isidro.
Corrida de rejones.

Seis toros deFermín
Bohórquez.

Pablo Hermoso de Mendoza, silencio y ovación.

Leonardo Hernández, oreja y oreja.

Léa Vicens, vuelta al ruedo y oreja.