PAMPLONA

Dávila Miura, oreja al único toro del hierro familiar con opciones


jueves 14 julio, 2016

Se impuso el torero sevillano en su reaparición para pasearle un despojo al segundo; Rafael Rubio “Rafaelillo” y Javier Castaño a punto estuvieron de pasear orejas del tercero y el cuarto

Se impuso el torero sevillano en su reaparición para pasearle un despojo al segundo; Rafael Rubio “Rafaelillo” y Javier Castaño a punto estuvieron de pasear orejas del tercero y el cuarto

JAVIER
FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA: EMILIO MÉNDEZ

La
última corrida de la Feria del Toro acogía este jueves la plaza de toros de
Pamplona, en la que un encierro de Miura que esta mañana era veloz por las
calles de la ciudad norteña era la materia prima ganadera vespertina. Rafael
Rubio «Rafaelillo”, Eduardo Dávila Miura –en el cincuentenario del hierro
familiar- y Javier Castaño –sustituyendo a Manuel Escribano- hacían a las seis
y media en punto el paseíllo.

Muy en
la línea de Miura era el primero de la tarde, «Rayito”, un toro colorado
con 605 kilos de peso que recibió Rafaelillo con una larga cambiada en el
tercio. A la verónica lo llevó encajado Rafael a un toro que no anduvo sobrado
de fuerzas en ese prólogo. Corta fue la primera vara de Juan José Esquivel por
esa falta de fortaleza del toro. Desarrolló mucho el toro en el tercio de
banderillas. Al cielo de Víctor Barrio brindó Rubio, que le dio tiempos al
toro, tornado en peligroso a pesar de su falta de fuerza. Fue acortando su
viaje el de Miura y no le permitió al murciano más que justificarse ante su
peligrosa condición. Sin recorrido el toro, intentó robarle Rafael muletazos
sueltos por el derecho sin que fructificase su labor en premio. Corrección
valerosa del veterano. Una buena estocada acabó con el toro.

Más
hecho que el anterior estaba el segundo, «Arenoso”, número 9, de 535 kilos
de peso, al que intentó sin lucimiento capotear Dávila. Espartaco marcó bien en
el primer puyazo, sin terminar de meterle las cuerdas y cuidando al animal, que
embestía franco al capote del lidiador. Trasero fue el segundo puyazo y
templadísima la lidia de Javier Ambel. Calidad tuvo el toro en la muleta de
Dávila, permaneciendo muy firme el torero sevillano en su cara por el pitón
derecho. Por ese pitón prosiguió para enlazar otra buena tanda a diestras. Peor
respondió el toro por el izquierdo, por donde se los sacó de uno en uno Dávila,
teniendo que tragar en los de pecho. Tras los muletazos por bajo finales, lo
mató de un estoconazo soberbio. Poquísimo tardó en caer el astado.

También
agalgado, muy en el tipo de la casa, ancho de pitones, de nombre
«Agujeta”, que perdió las manos al humillar en el capote de Castaño,
blandeando al igual que su primer hermano. Se le dio poco en el tercio de
varas, cuidándolo mucho Javier Castaño y Marco Galán en una magistral lidia. Valiente
y capaz, además de brillante, anduvo Fernando Sánchez en banderillas. Al cielo
de Víctor Barrio brindó su labor Javier Castaño. No tenía fuelle un animal a
menos, con el que lo intentó por momentos el salmantino, incluso echándose con
las dos rodillas en tierra ante el animal. Por el pitón derecho se tornó en
mirón el cárdeno, pero se sobrepuso Castaño con cabeza al animal. Con buen
oficio llevó los últimos compases del trasteo, que llevó en una faena larga
ncluso hincándose también de rodillas en el epílogo. Muy valiente a la hora de
entrar a matar, dejó una estocada entera que hizo caer al animal.

De 635
kilos de peso era el cuarto, segundo del lote de Rafaelillo. De rodillas
recibió al animal, que respondió con boyantía en su capote y no lo hizo mal,
atisbando algo que no repetiría en la faena de muleta. Largo lo dejó en el
caballo para darle espectáculo al animal, que se paró un momento antes de
entrar al puyazo. Le dio bastante en la segunda vara puesto que quedó crudo de
la primera. Le costó meter en el canasto al animal, un toro al que era difícil
templarlo, le faltaba transmisión. No era fácil y acusó un fortísimo golpe que
se dio contra el burladero en el inicio muleteril. Le tuvo que buscar las
vueltas el murciano, pero no valió la pena el animal. De estocada lo mató.

No hizo
las cosas mal en el capote el quinto, un toro que entró a las telas de Dávila
con humillación. Protestaba más en el caballo, manseando pero manteniéndose
templado en el capote del torero sevillano. Javier Ambel y Alberto Zayas
colocaron banderillas, mientras que Joselito Rus lidió al toro. Un inicio de
mucha madurez dejó el torero hispalense, con varios muletazos con gusto para
ponerse pronto a torear por la mano derecha. Le tiró el viaje al pecho,
arrancándole el chaleco en un derrote angustioso y sin consecuencias finales.
Sin perder la tranquilidad, se quitó de encima el chaleco y prosiguió con su
labor. Sin humillar nada el toro, lo intentó Dávila por el pitón izquierdo
consiguiendo muletazos sin hilo. Lo pasó mal con la espada ante un toro que se
mostró intransigente, manseando, sonando dos avisos.

«Apelador”
llevaba por nombre el sexto, último toro de la tarde y de la Feria. Con motor
le embistió al capote de Castaño un toro con 610 kilos de peso. En buen sitio
le metió la cara al peto, pero se complicó la labor a partir de un tercio de
banderillas protagonizado por Fernando Sánchez. Por gañafones embistió en la
muleta de un Castaño que lo intentó en todo momento sin lucimiento. Toro que
tiraba derrotes cada vez que le planteaba faena el salmantino. Una estocada
tendida y atravesada puso fin a la labor.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Pamplona. Última de la Feria del Toro. Corrida
de toros. Lleno.

Seis toros de Miura.

Rafael Rubio «Rafaelillo”, ovación y vuelta al ruedo. 

Eduardo Dávila Miura, oreja y ovación. 

Javier Castaño, vuelta al ruedo y palmas. 

PANTALLAS: Javier Carabias