CRÓNICA, SAN FERNANDO

El toreo se impuso al vendaval


sábado 16 julio, 2016

Cinco orejas paseó David Galván, máximos trofeos para López Simón en el sexto después de perder premios con la espada en los otros dos en un gran festejo marcado por el vendaval de levante.

Cinco orejas paseó David Galván, máximos trofeos para López Simón en el sexto después de perder premios con la espada en los otros dos en un gran festejo marcado por el vendaval de levante.

EMILIO TRIGO / FOTO: EVA MORALES ( @laliturgia )

Eolo presente en toda la tarde fue el
elemento adverso de un cartel que congregó a más de media plaza. El local David Galván y el madrileño López Simón se veían las caras en un
interesante mano a mano. Hacían el paseo mayor en duelo frente a un encierro de Albarreal.

Saltó el
primer Albarreal al histórico coso
de ‘La Isla de León’ cuando el
levante soplaba con toda su intensidad. Los engaños parecieran cometas de surf
más que capotes o muletas. Galván no pudo por ello lancear a gusto al abreplaza aunque lo intentó a pies juntos.
Toro dócil aunque no humillo mucho, tal vez por el poco dominio de los avisos. David después de cuidarlo en varas con
una puya realizó una faena muy personal donde en cada muletazo ponía el alma.
Se le vio enrazado y muy metido en su obra. Una faena por ambos pitones donde el toreo fundamental tuvo más conjunción y armonía. Por la diestra, el astado en el segundo
muletazo de cada serie tiraba la cara arriba. Al final el buen toreo y la gran
estocada le valieron dos meritorias orejas.

Muy a gusto
se sintió López Simón ante el buen
segundo de la tarde. Toro de extraordinario fondo, nobleza, duración y fijeza
en todos los tercios. Nada importó a Alberto el vendaval de levante para cuajar una faena de mucha altura tanto en técnica
como artística. López hipnotizó al
viento y durmió la dulce embestida del Albarreal en su muleta. Toreo con el corazón y las muñecas rotas en una obra que
mereció todos los trofeos pero se empeñó en matar recibiendo y pinchó varias
veces. Al final, vuelta al ruedo tras petición y fuerte ovación al toro. Por
cierto, mereció la vuelta al ruedo pero nadie la solicitó. 

Espoleado
salió Galván en el tercero y recetó
un par de ajustados afarolados de rodillas. En pie, meció el capote con
suavidad dejando que las palmas de las manos llevarán al toro en los
vuelos del percal. Brindó a López Simón la faena. Había marcado el toro tendencias a rajarse después de varas y
lo hizo nada más iniciar la faena el diestro local. David, tuvo claro que con este era cuestión de actitud y así
planteó su labor. Una faena sincera, olvidándose que estaba ante un toro que no
quería embestir y que sólo deseaba irse de la plaza. Se abrigó dentro del
tercio, en tablas y allí mismo, el cañaílla le formó un ‘guirigay’ a
base de testiculina. Enorme arrimón de Galván que incluso por momentos atropelló la razón y estuvo a merced de un susto.
Estoconazo hasta arriba que arranca una oreja. Innegable la raza del joven
diestro que vio toro donde no había.

Alberto dejó fluir un variado y precioso
recibo de capote con chicuelinas y verónicas con expresión. Quiso López interpretar el quite, pero
desistió al ver que restaría más que sumaría a la descastada embestida del
cuarto. Brindó Simón la faena del
segundo de su lote al respetable que por entonces estaba muy remiso. Había
echado el freno, se puso tardo y acometió sin gana. Toro deslucido y muy bajo
de casta que jamás embistió dos veces igual. Alberto se mostró firme y fiel a su personalidad, con un torero
vertical y estático. Siempre impuso su ley e incluso, a veces imprimió ligazón
pero su oponente no aguantaba dos muletazos seguidos por qué se najaba. Su
esfuerzo debió tener recompensa pero nuevamente estuvo hecho un
pinchaúvas. El respetable tributó una enorme ovación al madrileño que
mostró su enfado por el mal manejo de la espada. No quería saludar pero no tuvo
más remedio tras escuchar los gritos de torero, torero.

El quinto humilló en todos los tercios y lució una
embestida pastueña. La pena que esas buenas condiciones no estaban unidas a sus
intenciones puesto que sólo quería abrigase en los terrenos de tablas. David brindó a sus paisanos el quinto.
Un Galván muy crecido y
enfibrado ofreció una nueva dimensión en su torero. Al margen del toreo ligado
y estético -que lo hubo- está faena se cimentó en la capacidad y firmeza. No
vendió ni un muletazo, ni alardeó del valor seco que desprendió. Nada de eso.
Todo lo que hizo fue con sincera humildad delante de un oponente que quería
rajarse a la salida de cada muletazo. David,muy persistente buscaba
literalmente una y otra vez a su toro, para sacar cositas estimables.
Tuvo mucho mérito todo lo realizado ante el manso, incluso hasta atemperar el
viento que a esas alturas soplaba como un huracán. Estocada en los medios y dos
orejas.

Alberto desarrolló ante el sexto ese toreo
diferente que le ha servido para subir a lo más alto. No tenía material alguno
con el cierraplaza. Otro que manseó y buscó tablas. Pues allí, López Simón le endosó varios ‘Made
in Alberto’
que cautivó a las presentes. Fueron dos únicas tandas de
delicatessen.A este sí lo amarró con la espada y lo tumbo patas arriba.
Dos y rabo bajo el clamor de la Isla. 

 

FICHA DEL
FESTEJO

Plaza de toros
de La Isla de San Fernando, Cádiz.

Corrida de
toros de la Feria del Carmen y la Sal.

Casi tres cuartos de plaza. 

Seis toros
de Albarreal. Salvo el manejable primero y el buen segundo,
los demás rajados y buscando tablas.

David
Galván: 
dos
orejas, oreja y dos orejas.

Alberto López
Simón: 
vuelta
tras petición tras aviso, ovación tras aviso y dos orejas y rabo.

Incidencias: La tarde fue amenizada por un
grupo de cante flamenco. Saludaron Álvaro
Núñez, Juan Sierra, Jesús Arruga
y El
Yeta.