JAVIER
FERNÁNDEZ-CABALLERO
Maximino
Pérez presentó el pasado miércoles la Feria de Cuenca, una «Champions
hasta la médula” que ayer se encargaba de desgranar en su primera parte de la
entrevista de CULTORO. Hoy, habla de otros aspectos importantes en su
trayectoria reciente como empresario tales como la trampa política de la que ha
sido víctima en el nuevo pliego de Ciudad Real, la carrera de su hijo Marcos
que parece tendrá principio y final en la novillada picada de San Julián y cómo
se encuentra su faceta de apoderado.
Le
preguntamos si es un golpe de moral tener a ese 10 % de la población de Cuenca
abonada a los toros con respecto a esa trampa política que le han puesto este
año los políticos de Ciudad Real llamada Pliego de Condiciones de la Plaza de
toros. Es claro Pérez: «Creo que todo es un conjunto de cosas. Al
final yo me debo a mi trabajo, a mis clientes que al final son los que pagan
una entrada, yo me olvido un poco de los profesionales porque las personas que
estamos vinculadas al sector taurino somos trabajadores de esto, pero sin duda
alguna para los que tenemos que trabajar es para los abonados”.
Y
prosigue analizando cómo se ha desarrollado el concurso de Ciudad Real: «Al
fin y al cabo, el político lo que me ha hecho o me haya dejado de hacer queda
ahí, yo les dije que si el pliego estaba establecido corto no me iba a
presentar y así ha sido. Creo que las condiciones que reunía el pliego no eran
como para que Maximino se presentara al concurso y, en definitiva, no lo hice.
He cumplido la palabra y las creencias que tenía en ese momento de seguir la
linde de trabajo que he llevado en estos años”.
Sobre
la nueva Feria del Prado presentada hace unas semanas por los Hermanos Lillo,
comenta que «ya sólo queda desear muchísima suerte a la nueva
empresa de Ciudad Real, desear que la gente acuda en masa a los toros y salgan
los festejos bien porque he dejado allí muchísimos amigos, he dejado mucho
sembrado en estos años. No me gustaría que bajaran el nivel. Ahora lo que hace
falta es que la gente se divierta”.
Otra
gran sorpresa es la de su hijo Marcos en la Feria de Cuenca. Se conocía que su
debut con caballos iba a ser su despedida, pero no que sería en pleno San
Julián. Sin embargo, Maximino asegura «de mi hijo prefiero no
hablar”.
En
cuanto a su antigua faceta como apoderado, Pérez rubrica su encuentro con
CULTORO afirmando que «no tengo ahora mismo tiempo como para
apoderar a ningún torero. Tengo otros negocios de los que no me puedo quejar.
Echo muchas horas porque estoy empujando de ellos. Para apoderar a un torero
hay que estar 24 horas dedicado a ello, no solamente de contratos sino a nivel
artístico. Tienes que conjugar muchas circunstancias como para poder dedicarte
al mundo del apoderamiento. He hecho mis pinitos, gracias a Dios me ha ido
bien. Me hubiera gustado apoderar a alguna estrella del escalafón, pero mi
tiempo me lo impide”.
