LA CRÓNICA DE VALENCIA

Contigo al fin del mundo


sábado 23 julio, 2016

Roca Rey se va con tres orejas de una tarde de fe y de demostración de músculo para casi llenar el tendido con Manzanares y Hermoso toreando sin matar

Roca Rey se va con tres orejas de una tarde de fe y de demostración de músculo para casi llenar el tendido con Manzanares y Hermoso toreando sin matar

JAVIER
FERNÁNDEZ-CABALLERO

El fin del mundo en el toreo debe ser con él. Con
el político que sea. Con la masa ignorante a su favor que lo integre. Con el
cuerdo tropel de afición que toque en suerte. Pero con él
. Porque eran las 22:02 y,
cuando Andrés salía a recoger el doble premio que le acreditaba las volandas
por la calle de Xátiva, había cambiado la historia de una Valencia que hace un
año tenía media entrada con Finito, Morante y Castella y hoy casi llenó su coso.
Lo llenó Andrés, la bisoñez que es primavera constante de tan sólo diez meses
de vida. Sí, también contó el momento de José Mari y la maestría incorrupta de
Pablo. Pero la plaza salió contando que, en la Feria del otro mundo, sin duda quiere
contar con él.

Lo
hacía a esa hora junto a Adrián, el pequeño aficionado con cáncer que ha
enamorado a medio toreo. Y lo hizo
recogiendo su laurel despacioso, como acostumbra el que nada rápido y bucea
templado para salir triunfante a la superficie del sistema
. Y lo paseó
gallardo, como el pecho de los héroes cuando tienen la victoria en su mano. Y enseñó
las orejas como el juguete que es fuego vivo en las manos de un niño. Juguete
peligroso, al que una chaquetilla salvó de que la muerte le abrasase las
entrañas, pero juguete que es vida para la floral Valencia.

Y si
una lección debió aprender el manicomio de 10.000 cuerdos hoy es que comunicar,
comunicar y comunicar debe ser la Biblia de una Fiesta que debe ir al fin del
mundo con Andrés. Saber contar que hoy estuvo llena por un adolescente que, en
vez de reventarse a cubalibres como los veinteañeros de su edad, decidió
reventar el mundo para que no sea él el que decida llegar a su final, sino éste
el que decida que él los acompañe a la eternidad. Y dio un pasito más la Roca de Andrés para conseguir ser el Rey eterno
del que Valencia fue triple testigo.

Ese que
le pegó las verónicas a pies juntos con los mayores cojones de lo que va de año
junto a las de JT en Alicante. Ese que
le ofreció el pecho hasta morirse de toreo aislado a zurdas
. Ese que le
rebañó al dejarle la bamba inerte a la cara alta, al dejarle el palillo hundido
al tranco que Moisés no soñó y al reventarse en naturales aislados frente a la
clase sin motor de ese tercero. Y el que le ofreció el pecho y el alma en el
pinchazo a ese toro que a punto estuvo de revivir la innombrable tragedia que
jamás volveremos a narrar. Sí a recordar
por lo bajini, porque su memoria hace grande al que Valencia hoy honró con su
silencio.

Porque
lo fue todo y no pudo ser nada esa vida que pende del hilo de la suerte. Esa
que hoy brindó de nuevo a Andrés unas horas más de porvenir. Fue en el mansurrón
cierraplaza, que buscaba la escapatoria de las tablas y al se las dio, sí, pero
no sin antes llevárselo al olivo por cambiados. Y cambió la moneda de su suerte
planteándole su verdad por circulares. Y
diciéndole que el viaje al fin del mundo del que él será protagonista se llega
muriendo en vida. Para vivirla después.

Como el
fin del mundo llegó para Manzanares un 3 de junio del que hoy parecía hacer una
eternidad: fueron detalles los de Josemari ante un lote que, sin ser de hule,
sí fue de mal trago. E hizo ademán el Manzanares más guerrero por deslindarse
de sus lides templadas. E imprimió pulcritud sin eco el torero que se pasa todo
un invierno en la búsqueda del pilar bravo
que hoy no llegó. E instrumentó tomadacassin brutalidad a un segundo del que hizo enfermero sin éxito. E inventó sueños
sin suelo en sus zapatillas ante un «Niñito” que fue gloria de Sevilla y
frustración del momento por el que Valencia pasa. Plaza dulce y torero, Josemari, que volverá seguro a ser bastión de su
tierra. Hoy lo apisonó el fin del mundo.

Y si el limbo animal no tiene entre los
nombres de los caballos apocalítptios a Berlín y Pirata ya puede Roma
desacralizar el texto.
Y que Hermoso rubrique ese documento con su tinta y su toreo. Porque
hoy lo hizo en un primero con la magia de Berlín como protagonista y un cuarto
con un Beluga como eje. Y miró al tendido después de torear para mostrarle al
rejoneo actual que hay que hacerlo para luego lucirlo. Y arrimó a su cuadra sin
tocar asta para mostrar al sistema que no es posible temple sin riesgo. Y
mostró cabeza sin locura con Napoleón, emoción sin dramatismo con Donateli y
verdad sin calumnia con Pirata. Pero tenía claro con quién debe ser el fin del
mundo.

Y ese
debe ser con él, el cadáver incorrupto que hoy salvó la vida de Julio a la
Fiesta. Porque el fin del mundo debe llevar el nombre de Andrés y el cartel de
esa apocalítptica tarde el sello de Roca Rey. Que levante la mano quién no
quiera estar allí ese día. Que me lo diga a la cara quien crea que no lleva
razón esta alma descerebrada. Y que me
tumbe una losa si no llega la libertad del imberbe a mitificar el rito hasta el
día final siempre que el verbo reventar no lo conjuguen en su contra ni los
toros ni los despachos.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Valencia. Segunda de la Feria de Julio.
Corrida de toros mixta. Casi lleno.

Dos toros deCapeapara rejones y cuatro deEl
Pilar
para lidia a pie.Desclasado el noblón
primero;flojísimo con cierta clase el segundo;de clase sin
motor el tercero;noble y con recorrido el buen cuarto;con
retazos nobles pero sin romper el ‘Niñito’ quinto;manso de libro el
sexto.

Pablo Hermoso de Mendoza,ovación y ovación.

José María Manzanares,silencio y ovación tras
dos avisos.

Andrés Roca Rey, oreja y dos orejas.