JAVIER
FERNÁNDEZ-CABALLERO
Termina
un fin de semana en el que el triunfo de la vida se impuso al de la sangre, esa
que ha derramado Gonzalo Caballero en tierras cántabras y Darío Domínguez en
arenas navarras. La que está recuperando Belando y Escribano. Y la que lleva
consigo un nefasto pliego de Las Ventas que Cristina Cifuentes tendrá que
explicar para que quede claro que es un documento de condiciones y no una
subasta pura y dura con intervencionismo enterrado bajo ella.
El canon de 200.000 euros para la Escuela de
Madrid es el chocolate del loro–no olvidemos que a los 2.100.000 euros se le
sumarán adjuntos y el que quiera quedarse con Las Ventas tendrá que
desembolsar, como mínimo, tres millones de euros para organizar el Domingo de
Ramos de 2017-.Que sí, que se puntúan festejos y festejos, que se puntúa la promoción, que se
puntúa el cariño económico al aficionado, pero es de muy mala saña hacer del
concurso una subasta y más en pleno agosto, donde el toreo sabe lo que tiene y
lo que puede dar de sí.
En la
parte artística, «Madroñito” copó un sábado en el que su gloriosa embestida
resucitó a un Cid que toreó con elegancia sin arrojo a un extraordinario
animal. Pulcro Manuel Jesús. Como lo estuvo la tarde de El Puerto que fue por
Fermín Bohórquez, como no lo estuvo por entregada el alma guerrera de Paulita
en Azpeitia y como lo está un Fortes que tiene un nuevo camino.
Eso dio de sí el fin de semana, que traerá
cola. Amenazamos con volver, señora Cifuentes. Y no será para cantar la loa del
intervencionismo en potencia del nuevo pliego venteño…
