CUENCA

El momento de Perera indulta a "Escarcha" ante un corridón


domingo 21 agosto, 2016

Grandiosa corrida la lidiada por José Vázquez en la tercera de San Julián en la que destacó el extraordinario segundo, perdonándosele la vida; no se encontró Castella y Cayetano paseó un trofeo

Grandiosa corrida la lidiada por José Vázquez en la tercera de San Julián en la que destacó el extraordinario segundo, perdonándosele la vida; no se encontró Castella y Cayetano paseó un trofeo

JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO

Tras el éxito de la novillada con picadores matinal del
hierro de José Vázquez, volvía a hacer acto de presencia la ganadería de forma
vespertina y ya como corrida de toros. En el cartel, se anunciaban Sebastián
Castella, Miguel Ángel Perera y Cayetano haciendo a las seis y media en punto
el paseíllo.

Con buen tino ejecutó Castella el saludo a un abreplaza que repitió en su capote. Un mero trámite fue el tercio de varas al animal, que sólo sintió por una vez y breve el hierro. Por chicuelinas toreó en el quite, pasándoselo cerca y dejando gran carta de presentación. Se le arrancó antes del brindis a Sebastián, que toreó relajadísimo con la muleta en la derecha y la montera en la izquierda. Llegaron tras el inicio posterior en el centro del anillo muletazos importantes por ambas manos. Fue bueno y pulcro, sobre todo, el epílogo del de Béziers a un animal siempre dócil y humillado a sus órdenes, guardando las formas en su tranco y con duración su comportamiento. Un espadazo trasero puso fin a su labor. Oreja. 

El «Escarcha» segundo tenía un peso de 479 kilos, al que Miguel Ángel Perera saludó echándole los vuelos con el compás abierto y relajado a la verónica, llegando hasta el centro del ruedo. En el caballo, el de Vázquez echó arriba la cara, quitando de Perera por quietas tafalleras entrelazadas por gaoneras. Extraordinario estuvo Javier Ambel en la lidia, sin brindar el toro Perera. Se puso a torear por derechazos para ver la extraordinaria condición del toro, excelente humillador y siempre a más el animal. Se lo pasó por ambos lados entregadísimo siempre el torero, confiàndose a la bravura de un toro que mantuvo duración y siempre a más. Fue finalmente premiado con el indulto. 

Con brío salió el tercero, al que Cayetano saludó recordando a su abuelo Antonio Ordóñez hincando la rodilla en tierra a la verónica. No existió el tercio de varas en el peto de Luciano Briceño, quitando Cayetano por verónicas al toro.  Inició labor a pies juntos en la raya del tercio, componiendo bien la estampa Rivera y toreando bien a diestras en las dos primeras tandas, mostrando gusto en los de pecho. Al cogerla al natural, el toro fue  con menos repetición pero igual de largo y humillado. Entre tiempos supo cogerle el tranco Cayetano, gustándose con la diestra a partir del ecuador muleteril y por ayudados antes de cuadrar al toro. Mató de estocada. 

No se dejó torear de salida el cuarto, un toro que salió con pies  y al que en varas se le simuló la suerte. Fue devuelto por acalambrarse. No se dejó torear de salida el cuarto bis, un toro que salió con pies  y al que en varas se le simuló la suerte. Fue devuelto por acalambrarse. El número 51, del mismo hierro, lo sustituyó, dándose una voltereta en el también frío recibo capoteril de Castella. Efectivo resultó en la lidia José Chacón, destacando los poquísimos capotazos que le infirió al animal. Lo partió Sebastián al toro al iniciarle labor por alto, cayéndose el toro. Por la derecha no conectó Castella y se le fueron las tandas sin decir nada al tendido. Prosiguió con su nobleza el toro pero no consiguió hacerla toreo de emoción Sebastián. Alargó, además, un trasteo que no fue porfía porque se prestó siempre el de Vázquez. Entre los pitones fue el epílogo, matando el francés de dos pinchazos y estocada casi entera. 

«Prisionero» se llamaba el quinto, número 5, al que Miguel Ángel Perera saludó templando a un animal con un punto abanto en el prólogo. Extraordinaria fue la lidia de Curro Javier y los pares de Javier Ambel y Guillermo Barbero. Al respetable brindó Perera, que comenzó pasándose por la espalda a un animal que le repitió en su temple hasta que no pudo aguantar más la exigencia máxima del gran momento de Perera. Cuando llegó ese momento, el extremeño tiró de su clásico ojedismo para abrasarse entre los pitones y poner al respetable literalmente en pie. En su buen momento, Miguel Ángel se arrimó como un perro en el epílogo para, tras pinchazo y casi entera, pasear un nuevo trofeo. 

El toro que cerraba la tarde era un animal que salió alegre al capote templado de Cayetano, que se echó de rodillas para rematar la serie capoteril con la media. Poco se le dio en el caballo de Luis Miguel Leiro, destacando palos en mano en sus dos pares Joselito Rus. Aprovechó la inercia del animal sin más en el inicio, acompañando sin torear. La tónica del trasteo fue la estética en los muletazos, que a pesar de que no fueron de plena ortodoxia sí calaron en el respetable. Gusto tuvo el final por bajo para pinchar en el primer encuentro, donde se llevó un golpe con la pala del pitón en el rostro y, tras otro pinchazo, enterrar el acero para ser ovacionado. 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Cuenca. Tercera de la Feria de San Julián.
Corrida de toros. Algo menos de tres cuartos de plaza

Seis toros de José
Vázquez. 
De buena humillación
el duradero primero, extraordinario el Escarcha segundo, premiado con el
indulto, También de buena condición el tercero, n
oble a menos el cuarto, Noble y humillador hasta que duró el quinto y noble también el sexto

Sebastián Castella: Oreja
y silencio

Miguel Ángel Perera: Dos
orejas y rabo simbólicos y oreja

Cayetano: Ovación y silencio