LA CRÓNICA DE SALAMANCA

Capital de la gloria


miércoles 14 septiembre, 2016

Un encierro con virtudes de Garcigrande permitió que se encumbrase Del Álamo con un extraordinario sexto que vive; una oreja pasearon Morante de la Puebla y El Juli

Un encierro con virtudes de Garcigrande permitió que se encumbrase Del Álamo con un extraordinario sexto que vive; una oreja pasearon Morante de la Puebla y El Juli

MARÍA FUENTES / FOTOGALERÍA: ALBERTO MARTÍN

No sé de qué valdría la vida si la pasión no pasa por las
almas. Esa pasión intangible, tan pura, tan irrepetible con cierto toque de
locura, con ese pellizco que rompe los corazones cuando todos se ponen de
acuerdo y estallan en delirio, en pasión justificada. Ese delirio da sentido a
la vida, como lo da esa embestida de ‘Higuero’ que hoy prendió motor a los
corazones que se rompieron en la Glorieta cuando el reloj marcaba las ocho en
punto y las carnes de Juan del Álamo se entregaban al destino.

Así, empezó Salamanca a estallar cuando espetó el salmantino
ocho verónicas y media de mimo, compás y cadencia. Desde inicios encajado,
abandonado por momentos, más vertical unas veces y más expuesto otras.
Rotundidad en los trazos por la diestra ante la embestida soñada del negro de
Domingo Hernández que pasaba como un tren, y siguió el delirio, y aquello fue a
más cuando también respondía a los toques al natural que tardaron en aparecer,
cuando Juan se rompió y le dio distancias, y arrastró la muleta y las gritos
ensordecedores de los charros retumbaban en los alrededores. Sonreía Juan
porque sabía que la gloria estaba cerca, y salió el pañuelo naranja para
culminar eso que el torero ya había logrado, que es trasladar su alma a una
realidad superior.

Sonreía la afición como también lo hacía Justo, el ganadero.
Sonreían desde el callejón Julián y José Antonio, ¡ay Morante! Antes el de La
Puebla ya se había roto. Y es que dos pinceladas de Morante pintan un cuadro.
Pinta la exquisitez y el trazo limpio y ante ‘Belloto’ le dio candela a su
leyenda meciendo a la verónica como él sabe hacerlo. Apretó en el peto el
animal que tuvo calidad. Prosiguió Morante con la diestra con la muñeca
endulzada, mentón hundido, cintura rota para enamorarnos a base de series por
la diestra, a ralentí. Y es que cuando torea lo hace con el alma, y pocos se
entierran en la arena con esa empaque. Se juega en la línea de los mandones por
algo, como lo hace José Antonio y como lo hizo el Juli, que es una fuente de
maestría.

Se topó Julián con los más descastados del buen encierro de
Garcigrande y Domingo Hernández y aun así, no se arrugó, porque empleó en los
toques la cabeza, esa que tienen los que son privilegiados en esto, y él lo es.
Tiró de firmeza para arrancar series por ambos pitones a ‘Clavel’ y
‘Tripulante’ y no pudo romperse en el toreo grande porque el destino hoy
apuntaba en otra dirección, la de la gloria, la de ‘Higuero’ y la de Juan del
Álamo.

Y es que la gloria va ligada a la pasión, esa pasión que hoy
supo construir el torero que esperó las arrancadas y dio los tiempos precios,
que fue capaz de ejecutar lo que viene soñando desde niño, que fue capaz de
embriagarse de una plaza rota que sentía al son que éste movía el trapo porque
‘Higuero’ le permitió todo. Hoy Salamanca fue la capital de la gloria que
renació en las muñecas de uno de los suyos, y esa pasión te deja el alma
descompuesta, esa pasión es delirio. Comunión entre toro y torero que ya forman
parte de la historia.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de La Glorieta, Salamanca. Cuarta de Feria.
Corrida de toros de Garcigrande y Domingo Hernández. Justa en presentación, de
buen juego. Mejores

José Antonio
«Morante de la Puebla
”, bronca y oreja.

Julián López «El
Juli”,
ovación y oreja.

Juan del Álamo, oreja
y dos orejas y rabo simbólicos.