JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO
Javier Jiménez volverá el sábado al soñado
escenario maestrante seis meses después de cortarle una oreja a un toro de
Torrestrella, tres más tarde de jugarse el bofe de verdad en Pamplona y apenas
uno y medio posterior a salir en volandas de la primera plaza del mundo. Lo
hace con la responsabilidad de llevar al lado a un Morante que tirará de la
taquilla y un Ureña con el que nadie se atreve esta campaña; lo hace con la
seguridad de saberse en boca de muchos aficionados de toda España y, también,
con el compromiso de que tenga que pasar algo por la confianza depositada en
él. Así lo analiza.
¿Cómo estás viviendo estos días previos,
Javier? ¿Cómo te encuentras sobre todo mentalmente?
La
verdad que estoy tranquilo. Sobre todo con muchas ganas de disfrutar de ese
día, del sábado. Es un cartel que si me lo dicen a principios de temporada que
el hueco que estaba para San Miguel lo toreaba yo no me lo hubiese creído con
Morante Ureña y en mi tierra. Voy con muchísimas ganas de disfrutar.
Supongo que habrás soñado muchas veces hacer
el paseíllo junto a Morante. Entrenas en su zona, en ese mágico aroma del
Guadalquivir cigarrero, ¿qué supone después de todo eso hacer el paseíllo con
él en el Baratillo?
Entreno
en La Puebla del Río y la verdad que hay muchísimas ganas de toros. También es
de agradecer que haya accedido a que entrase en ese cartel. La verdad que esta
temporada está siendo tras lo de Madrid increíble. Estoy en un momento de mucha
felicidad, disfrutando mucho todo lo que hago y siendo consciente que el sábado
es otra cita importantísima en mi carrera.
El aficionado ha visto casi todas las caras
de Javier Jiménez esta campaña: desde el dramatismo de Pamplona o la
imposibilidad de Málaga hasta la gloria de Madrid. Y la evolución, bendita
evolución…
Esa
evolución yo la conocía entrenando y en el campo, donde había salido muchísimas
veces. Para el aficionado y para el gran público no se conocía. Ya en Sevilla
con la de Torrestrella se sorprendió la gente. Después llegó lo de Pamplona,
luego lo de Madrid y en medio lo de Málaga. En Sevilla toreé con gusto, en Pamplona
fue de capacidad y en Madrid fe un reto conseguido. Embistió la corrida y se
juntó todo para poder cuajar los toros y cortarle las orejas.
¿Es verdad que a los toreros os cambia la
vida tras salir a hombros de Madrid?
Claro. A
los cinco días estaba anunciado con Juli y Manzanares en Sanse. Después la vida
personal no te cambia, sigo haciendo lo mismo que antes, pero sí la vida
profesional y reconocimiento de los aficionados. Eso te cambia mucho.
¿Cómo llevas lo de Núñez? ¿Has visto la
corrida o te han hablado de ella? ¿Qué has podido torear de la casa Lozano?
La
corrida no la he visto. Me han dicho que es una corrida buena. De novillero si
toreé un par de novilladas de Alcurrucén. De Núñez he toreado bastante, y
bastantes tentaderos. Al final es un toro que tiene su personalidad pero tienes
que tener la suerte de que te toque el toro que ese día necesitas. Uno cuando
se anuncia con esa ganadería, que están en todas las Ferias, va con toda la
ilusión del mundo.
Sevilla es la plaza donde tomaste la
alternativa y en la que creciste como hombre y como torero, ¿qué sientes al pasear
en el Arenal?
Mucha
responsabilidad. Me encanta torear en Sevilla porque miras a los tendidos y
están los tuyos. Eso te crea más responsabilidad de querer estar bien con
ellos. Es un sueño. Tuve la suerte de tomar la alternativa en Sevilla y me he
sentido siempre un privilegiado por poder hacer allí el paseíllo y así me
sentiré el sábado.
El lunes 10 de octubre te espera Zaragoza. Que
corten temporada las figuras para El Pilar os abre cartel a toreros jóvenes que
necesitáis esos puestos. ¿Cómo recibiste la noticia? Y además viniendo de una
empresa tremendamente abierta a toreros jóvenes como es la de Simón Casas.
Zaragoza
fue la primera Puerta Grande de novillero en una plaza de primera. Ese año
toreé cuatro tardes allí. Es una plaza donde siempre he estado muy a gusto. Uno
siempre siente sintonía con ellos. Cuando me llamaron para ir al Pilar me
ilusionó mucho, un cartel bonito, una ganadería de garantías y no hay mejor
forma de rematar temporada que en esa Feria.
No me interesa que me cuentes nada de las
negociaciones de Otoño, pero sí de la ilusión por volver a San Isidro. Será en
esa gran Feria. Seguro. ¿Qué sientes al pasear allí?
La
verdad que siempre que he ido a Madrid lo he pasado muy mal, porque sé la
exigencia de esa plaza y me gusta estar a la altura de la plaza y lo paso mal,
pero he tenido tardes muy importantes allí. La confirmación, las tres tardes de
novillero… siempre se me ha tratado muy bien y estoy muy contento porque pueda
volver el año que viene.
