JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO
No cabe más verdad en un traje de luces esta
temporada que la de Paco Ureña. Y esta campaña, no cabe tanto toreo en medio de
tanta injusticia para con un murciano que apenas sobrepasa la veintena de
paseíllos pero ha dejado sello de su pureza en cada uno de ellos. Ahora Sevilla
lo premia con el puesto que precisamente y por tradición se ha encargado de
hacer justicia para con el que se lo ha ganado en el ruedo a lo largo del
estío. Antes de pasear junto a Morante de la Puebla y Javier Jiménez mañana en
el Baratillo frente al encierro de Alcurrucén, Paco Ureña cuenta a CULTORO cómo
se siente.
Es tu vuelta a Sevilla después de las dos
orejas a la corrida de Victorino Martín. El nombre de la tarde fue el de Manuel
Escribano, pero tu puerta grande rubricaba no sólo el gran momento como torero,
sino la grandeza en las plazas que tu año se ha encargado de testimoniar.
Me
encuentro tranquilo, con ganas de que llegue el momento. Estoy ilusionado de
que llegue el día la verdad.
No rompió el sábado la última cita importante
en Logroño. Le tocó un toro a El Cid y valió otro… ¿cómo fue todo?
Una
corrida de Victorino en la que solamente sirvieron dos toros. Uno fue
extraordinario, en segundo lugar y cuatro toros de nulas opciones.
Antes, habías proclamado el evangelio de tu
verdad por todas las plazas que habías pisado. En Albacete no rompió la tarde
pero sí dejaste atisbos de verdad para recibir el cariño de ese bendito
aficionado manchego.
Eso
hago todas las tardes, asumo mi responsabilidad y mi forma de comprometerme con
mi profesión. Gracias a Dios me está dando el resultado que yo espero, que es
el resultado interior mío. La temporada está siendo difícil de repetir por su
rotundidad. Estoy contento y paso a paso hay que hacer el camino.
Si hace unos años te dijeran que ibas a estar
con este status, no te creerías nada de lo que está ocurriendo sobre todo por
el respeto del aficionado que ya comienza a creer en la religión del torero que
predica la verdad como Buena Nueva taurómaca.
Era una
situación muy difícil, y darle la vuelta a esa situación es casi un milagro en
el que siempre creí. La vida, al final, me está recompensando y me lo ha dado. Quien
tiene que juzgar es el aficionado, que es el que coge una entrada y paga para
ver a ciertos toreros. Me siento orgulloso por mi trayectoria, porque es un
ejemplo para mí y para muchas personas.
Ese ejemplo de toreo es ejemplo de vida
también. Y seguro que estos años, del 14 hacia acá, han sido de sembrar para el
próximo recoger.
Poquito
a poco hago el camino. Esta temporada no he podido torear un número grande de
corridas. De las 22 más de la mitad han sido con Adolfo o Victorino. No es
fácil obtener con ello triunfos rotundos. Afortunadamente cada vez que me he
anunciado con corridas con algo más de opciones he triunfado. Ahí está y poco a
poco vamos haciendo el camino
De todas las virtudes que se le cantan a Paco
Ureña, ¿cuál es la que más te agrada?
La
verdad. Mi toreo es mi verdad, con la que intento torear. Cada día me
obsesiona, me hace ser muy duro conmigo y castigarme. Quiero tener la capacidad
de torear sin tener que darle ventajas a ese animal que es el toro, que sea él quien
elija. De ahí parten la verdad y sobre todo la pureza.
Quizás el problema de esta temporada sea que
no están saliendo corridas completas, sólo toros sueltos. Y así lo afirman los
ganaderos. También eso le está ocurriendo a Alcurrucén donde está lidiando,
¿hándicap?
No, no
es ninguna escusa que salgan los toros así. Saldrán los toros con las embestidas
que sean, y yo tendré que poner todo de mi parte para, sea cual sea su
embestida, embestir yo. Ojalá y pueda ser agraciado con un toro así y pueda
entenderme con él.
¿Cuál es tu trayectoria con el hierro de la
casa Lozano?
Sólo he
matado dos corridas de toros, en esas corridas sólo han saltado dos toros
importantes. No han tocado en mis manos. Es así. De todas formas es una gran
ganadería y hay que creer en ella.
FOTOGALERÍA: ARJONA
