EDITORIAL

Después del sueño


miércoles 28 septiembre, 2016

Simón Casas ha alcanzado su sueño de ser empresario de Madrid. Y ahora, qué... Han sido muchos años, muchos intentos, muchas tentativas frustradas por otros, en ocasiones

Simón Casas ha alcanzado su sueño de ser empresario de Madrid. Y ahora, qué... Han sido muchos años, muchos intentos, muchas tentativas frustradas por otros, en ocasiones

FOTO: abc.es

Simón Casas es, hoy, un hombre muy feliz. No hay muchas personas en el mundo que hayan alcanzado su principal sueño y para este francés -que primero fue torero y después empresario- hoy se han colmado todas sus expectativas. El, de hecho, el primer empresario de Las Ventas en muchos años que pisó el albero vestido de luces antes de gestionar sus designios. 

Han sido muchos años, muchos intentos, muchas tentativas frustradas por otros, en ocasiones, y por propia iniciativa en otras, porque hay muchos pros y muchos contras en la decisión de la Comunidad de Madrid de cambiar de regencia, pero el resultado atendiendo al pliego -más de 40 puntos de diferencia- es incuestionable. Por eso la primera jugada maestra es de Simón y su equipo, que mantuvieron la oferta tan en secreto que ni siquiera los más íntimos conocían el proyecto. Chapeau, productor. Otros le reprocharán el oscurantismo y le acusarán de haber jugado sucio. Y a lo mejor tienen razón -desconocemos la realidad-, pero también ha sufrido el francés este tipo de manejos en anteriores ocasiones. Y ya va estando talludito para aprender de los errores.

Lo importante es que cumplir sueños está muy bien, pero después hay que mantener las ilusiones, las expectativas, la ambición para fijarse otro, aunque las siete décadas de edad llamen a la puerta de este momento glorioso. Mañana a las doce presentará Simón su proyecto a los medios de comunicación para responder a la gran pregunta: y, después del sueño, ¿qué? No le faltan al galo las ideas, incluso con tintes de revolución, y eso puede ser la piedra filosofal del toreo en los tiempos que vivimos. Pero también es verdad que tal vez vaya demasiado lejos en los planteamientos de Madrid para cumplir los deseos de los puristas más recalcitrantes.

Después del sueño, cuando se abren los telones en lugar de cerrar los ciclos, Simón tiene por delante la obligación de hacer realidad sus ambiciones. Ahora que ocupa la Casa Grande del toreo, ahora que marca con su ejemplo la línea de actuación de la industria, tiene por delante la tarea de cambiar o no el devenir de este rito. Y para eso se necesita mucha ayuda, a pesar de convertirse en el más poderoso empresario de cuantos dan toros hoy en día.

El cambio de gestión supone, además, un cambio en los conceptos, en los planteamientos y en las formas de hacer las cosas. Simón ya ha demostrado en Valencia, Nimes o Zaragoza que no se le vienen grandes las plazas de categoría. El secreto de su oferta y el zarpazo a última hora le pusieron en bandeja un concurso diseñado para que sólo hubiese una empresa en la licitación. Consiguió su sueño porque movió sus fichas. Ahora debe demostrar que no se equivocaba cuando los demás le llamaban loco. Porque después del sueño llega la realidad…

Que la suerte le acompañe.