MARIA FUENTES
Arropado por las autoridades de la ciudad, por el periodista
Orestes Bazo, el presidente del Colegio de Médicos, Manuel Gómez Benito y el
presidente del Casino de Salamanca, Alberto Estella, el matador de toros
salmantino Juan Diego ofreció en este marco incomparable que es el Palacio de
Figueroa un emotivo pregón cargado de pasión, apoyo y defensa a la Fiesta de
los toros.
Salpicado por referentes históricos y como eje principal sus
vivencias personales, el matador de toros salmantino apeló a los valores de la
Fiesta de los toros como uno de los mayores orgullos para el aficionado.
«Hablar de tauromaquia es interpretarla como historia indivisible de la
historia de Salamanca y de la historia de España aunque algunos lo quieran
negar” asegurando que solo «el toreo es capaz de mover por sentimientos a quién
lo contempla”.
El presidente de la Unión de Toreros, tuvo palabras de
agradecimiento y reconocimiento para los «toreros de toreros” Santiago Martín
El Viti, El Capea y Julio Robles, ante el que no pudo contener las lágrimas de
emoción. Reconoció que como torero no puede hablar del maestro hablar «porque
ciega la pasión” y apeló a la grandeza del torero recordando sus propias
palabras en las que aseguraba que al toro solo le puede estar agradecido.
«Julio Robles fue ejemplar hasta el final y consiguió desde esa pequeña cárcel
de ruedas volver a vivir y saborear la libertad”, añadió.
En sus reflexiones finales pidió «responsabilidad” al
aficionado aprovechando los días de Feria que se avecinan en la Glorieta.
«Tenemos que trasmitir la tauromaquia, hacernos oír y contar con orgullo a
nuestros hijos y a nuestros nietos esto que nos hace sentir con libertad. Sed
libres y sed felices”, concluyó.
