LA CRÓNICA DE MEDELLÍN

Suerte de veras


domingo 5 febrero, 2017

Con un interesantísimo encierro del Manzanal que debutó y cumplió “el sueño del pibe” al indultarse el quinto novillo de la tarde

Con un interesantísimo encierro del Manzanal que debutó y cumplió “el sueño del pibe” al indultarse el quinto novillo de la tarde

LUCAS MORALES / FOTOGALERÍA: MIGUEL MORALES

Antes de empezar
a escribir cualquier cosa yo quisiera preguntar algo a todos los defensores de
las libertades y de la fiesta de los toros. Qué es lo que tanto defienden y a
quién se lo defienden. Tanto cemento le da la razón a los que hace rato quieren
usar el descabello en los toros, sólo sirve llenar la plaza para las figuras,
que acaso una novillada no hace parte de todo lo que tanto defendemos o es que
estamos siendo libres de ver a las figuras y ya.

Con un
interesantísimo encierro del Manzanal que debutó y cumplió «el sueño del pibe”
al indultarse el quinto novillo de la tarde, se cumplió la novillada de
temporada en Medellín para los novilleros Sebastian Cáqueza, Jesus Enrique
Colombo y Juan Gómez Dinastía.

Caqueza en su
primer novillo, mostró detalles de torería pero por querer hacer una idea de
toreo que tenía en la cabeza le costó acoplarse al novillo que era evidente que
lo que le pedía era espacio y sitio y no
un torero de encimarse. Cuando el de la escuela de Chocachí entendió la
condición del animal y supo plantear una faena en estos términos pudo pegar
muletazos de valor que llegaron a los tendidos poniendo a la poquísima gente
que fue a la plaza de su parte para que pidieran la oreja cuando mató de una
buena estocada al primero del manzanal. En su segundo, un toro potable que sin
ser malo, evidenció todas las falencias, normales algunas, que tienen los
novilleros. A este el colombiano jamás pudo entender los terreros y las
distancias que pedía la lidia y terminó alargando una faena que aburrió a la
gente que lo pito luego de dar varios golpes de descabello que estuvieron a
punto de hacer sonar el segundo aviso.

Hablar de
«suerte” en el toreo se volvió casi que paisaje, todo se le atribuye a una
suerte, las que se hacen con el capote y
la muleta, la que tienen los que se visten de luces cuando el toro no hace hilo
con ellos en el suelo, todo es una suerte. Pero donde el verdadero significado
de esta palabra cobra vida en los sorteos, es una verdadera suerte que toque al
menos uno de los seis que se a bueno, pensar en los dos es abusar precisamente
de la suerte. Hoy Colombo, tuvo la suerte de llevarse el lote porque sus dos
toros fueron extraordinarios, animales bravos y nobles, con clase, con
movilidad, con ritmo, con emoción en sus embestidas. También habrá que decir
que los novillos, sobretodo el quinto, tuvo la suerte de dar con una muleta
poderosa y con oficio que supo llevarlo por el camino de las vacas. El
venezolano hoy tuvo uno de esos triunfos de los que suenan fuerte, porque se lo
merece, porque estuvo impecable en todas las suertes que interpretó y con
justicia cortó 4 merecidas orejas que seguramente lo pondrán más cerca de
conseguir esa borla de matador, porque hace rato que parece uno.

Y siguiendo con
el tema de la suerte el que no la tuvo fue Juan Dinastía, el torero antioqueño
tuvo que bailar con la más fea porque le tocó verse con los dos animales que
menos oportunidades dieron de triunfo. Con el sexto pudo gustarse toreando por
ambos pitones a un novillo que exigía el carné de torero y que constantemente
en cada embestida pasaba con una sombra de peligro. El paisa lastimosamente se
pasó de faena y la gente se metió con él y el buen sabor de boca que tenía en
los asistentes a la plaza lo cambió por una fuerte división y unos
injustificados gritos de toro toro de quienes creen que pagar una entrada les
da el derecho a pasar por encima de la dignidad de una persona que elije
libremente jugarse la vida para alegrar a los que ocupan un puesto en un
tendido.

De hoy, los
pocos que fuimos a defender la libertad de la fiesta, no de las figuras, nos
vamos a la caa con la sorpresa de una ganadería nueva que presentó una
novillada sin ninguna tacha, todos dieron la cara en la báscula, en el caballo,
en las banderillas y en la muleta. Sino cayeron más orejas fue por la
inexperiencia de los actuantes porque los del manzanal dieron todas las
oportunidades de triunfo posibles.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza
de toros de Medellín, Colombia. Tercera de la Feria de la Macarena. Novillada
con picadores.

Seis
novillos de El Manzanal, de vuelta al ruedo en el arrastre el segundo y de indulto el quinto.

Sebastián Caqueza, oreja y pitos tras dos avisos. 

Jesús Enrique Colombo, dos orejas y dos orejas simbólicas. 

Juan Gómez «Dinastía”,  silencio y división.