SEVILLA

Javier Antequera: "Estoy indignado, aún no me creo la actuación de la gente de Renfe"


martes 14 marzo, 2017

El novillero al que impidieron el acceso a un cercanías en Sevilla por llevar el estoque simulado de entrenar cuenta la historia y su estupefacción por el suceso

El novillero al que impidieron el acceso a un cercanías en Sevilla por llevar el estoque simulado de entrenar cuenta la historia y su estupefacción por el suceso

Javier Antequera quiere ser torero. Para ello entrena cada día y acude a la Escuela de Tauromaquia para formarse en la profesión que ha elegido libremente y al amparo de la Ley, que la convierte -guste a quien guste- en manifestación cultural de este país y, por tanto, la protege. A la Tauromaquia como concepto, porque la Ley, o los que la interpretan, se olvida con demasiada frecuencia de que está concebida para proteger a las personas.

A Javier, el chaval sevillano que sueña con convertirse en matador de toros algún día, ayer le prohibieron el acceso a un tren de Cercanías de Renfe, el que toma cada día para regresar a su casa después del entrenamiento. «Yo iba a acceder al tren como cada vez que vuelvo de entrenar», narra Javier con visible indignación en su tono, «y uno de los guardias de seguridad de la estación me indicó que no podía subir al vagón con el estoque simulado».

Es cierto que no hay más que evocar el atillo de un torero en ciernes para saber que la ayuda destaca entre la impedimenta, pero no lo es menos que esa simulación del arma blanca que percibió el empleado tiene el mismo peligro que el palito que sujeta el globo de un niño. «El hombre me dijo que la ayuda atentaba contra la integridad física de los usuarios del tren», continúa relatando Javier, «pero yo le expliqué que no es un arma, que no tiene filos y que no se diferencia en mucho de una vara de madera».

Lo que no le explicó Javier, porque no tiene por qué saberlo, es que para atentar contra la integridad física de alguien hay que blandir la supuesta arma contra ese alguien, y ese caso en ningún momento se produjo. Si tomamos como posible arma una ayuda de torear, también podría serlo el cable de los auriculares de los cientos de personas que cada día escuchan música mientras recorren el itinerario cómodamente sentados en el asiento de su vagón, puesto que no sería difícil estrangular a una persona con ellos.

De hecho, a la redacción de CULTORO le consta que ya ha habido contactos con el joven novillero por parte de la Fundación del Toro de Lidia, que ya ha tomado cartas en el asunto en su función de defender los derechos de los aficionados y los jóvenes que quieren llevar un poco más lejos su afición.