VALENCIA

El temple de Marín salva una desesperante “juampedrada”


sábado 18 marzo, 2017

A hombros el buen momento del extremeño con una salida a hombros muy justa que evidencia el bajo nivel que el palco de Valencia está tomando; oreja para la raza de Cayetano y sin opciones Ponce

A hombros el buen momento del extremeño con una salida a hombros muy justa que evidencia el bajo nivel que el palco de Valencia está tomando; oreja para la raza de Cayetano y sin opciones Ponce

JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO

Una
corrida de toros de Juan Pedro Domecq con un toro de Parladé completando el
encierro era el encargado de ser materia prima ganadera en este sábado de
Fallas. Ponce, Cayetano y Ginés Marín hacían el paseíllo a las cinco en punto.

Con
dulzura fue el recibo de Enrique Ponce al primero, toro que ya tuvo falta de
fuerzas desde que tomó la seda del de Chiva. José Palomares fue el picador
encargado del tercio de varas a este abreplaza, un toro que se cayó en
reiteradas ocasiones tras las varas y fue devuelto. Un sobrero del mismo hierro
mejor hecho que el anterior fue el toro que lo sustituyó, animal de nombre «Jerezano”
con 646 kilos de peso. Lo mejor del recibo de Ponce al sobrero, la media de
remate, cantada por el respetable. Con los
riñones y la cara colocada abajo empujó en el caballo de Palomares el de Juan
Pedro, mostrando buen son en el capote del lidiador. Un trámite fue la segunda
vara después de una voltereta de la que le costó levantarse al animal. Mariano
de la Viña, de corinto y plata con los cabos negros, lidió a un animal que
pareó Luis Fernández «Jocho” y el tercero, Jaime Padilla, que debutaba en las
filas del valenciano con un par en el que le echó la cara arriba el animal. Fue
sonsacando paulatinamente lo que tenía un zambombo en toda regla que no podía
con su alma. Por la derecha le sonsacó los muletazos más lucidos, siendo más
aislada su repetición por el lado zurdo. Una casi media agarrada obtuvo el
torero de la que tardó en caer. Ovación. 

A
portagayola se fue Cayetano Rivera a recibir al segundo, toro al que saludó con
una larga de hinojos en toriles para proseguir a la verónica y una media
torera. Toro humillador de salida, pero que se cayó en varias ocasiones tras
las varas y fue devuelto por la presidencia. De Vegahermosa era el bis, toro al
que recibió rodilla en tierra en los primeros compases capoteriles y ya
incorporado remató la serie. Trasero pero muy leve picó en la primera vara
Luciano Briceño a un toro que intentó cuidar en todo momento porque tampoco
este sobrero andaba sobrado de fuerzas; bueno fue el segundo puyazo de Briceño.
Torerísimo fue el primer par de Iván García, clavando también el tercero con
brillantez. No brindó Rivera ante un toro que en los primeros compases del
trasteo mostró un peligro sordo que, a partir de la segunda tanda, se mostró
claramente. Decidió acortar Cayetano y mató de estocada entera pero atravesada
y tendida que requirió de descabello. 

«Ojeador”
llevaba por nombre el tercero de la tarde, con el hierro de Juan Pedro, primero
del lote de Ginés Marín. Templadísimo le echó el capote Marín a la verónica al
toro, perdiéndole pasos con buen son y rematando con una media de calado. No le
sobraban las fuerzas al toro como mostró en la primera vara que le recetó Agustín
Navarro, intentando el oliventino quitar por chicuelinas sin éxito. En el
segundo encuentro con la puya de Navarro, se cayó justo al entrar al peto. Cuasi
perfecta fue la lidia de José Antonio Carretero, ahorrando capotazos. Buenos
pares dejó Antonio Manuel Punta, clavando un solo palo Manuel Izquierdo. Por la
espalda se lo pasó con el cartucho de pescao Ginés Marín en toda una
declaración de intenciones. Fue cogiendo el ritmo al toro, teniendo una
claridad de ideas perfecta para cogerle el terreno, la altura y la velocidad y
cuajarlo en tres tandas iniciales en la que destacaron los buenos derechazos.
Bien le dejó la muleta en la cara también al natural, destacando también en los
doblones por bajo finales. Bien hizo la suerte y mató de estoconazo. Oreja.

 

De 583
kilos era el cuarto, toro hondo, segundo del lote de Enrique Ponce, bonito de
cara. Manuel Quinta fue el encargado del tercio de varas del animal, que estaba
en la línea tanto en el capote de Enrique Ponce como en el capote de Luis
Fernández «Jocho”. Mariano de la Viña clavó con efectividad y Jaime Padilla
dejó un segundo par fácil. Cortísimo era el recorrido del animal, que con
sublime experiencia se lo llevó a los terrenos más alejados de toriles en una
carrerita con un solo muletazo. A pesar de que brindó el de Chiva a sus
paisanos, se topó con un «Juampedro” con falta de fondo, de embestida cansina y
sin fuerza. Faltó emoción. Palmas tras pasaportar al animal.

«Mensajero”
llevaba por nombre el quinto de la tarde, un castaño segundo del lote de
Cayetano Rivera, que lanceó de capote de salida sin llegar al tendido. Luis
Miguel Leiro fue el encargado de picar al de Juan Pedro, apretándole en la
primera vara, que la levantó pronto. Mero trámite fue el segundo puyazo,
señalando solamente por la justeza evidente de fuerzas. Quitó Ginés Marín con el capote a la espalda,
sin perder la más mínima opción de lucirse. Buen par de banderillas dejó
Joselito Rus, dejándose ver tras el embroque; buen rehilete dejó Alberto Zayas
en segundo lugar, rematando el tercio de banderillas de nuevo Rus, clavando el
jiennense también en toda la cara. Descalzado lidió de forma excelente Iván
García. De rodillas se echó Cayetano para iniciarle faena a ese toro. Dos
series de naturales llegaron con facilidad al tendido por la improvisación
sentida e incluso templada que ejecutó Cayetano. Mató de estocada desprendida y
caída pero efectiva.
Bien jugó con los tiempos y con la velocidad del
toro, que estaba hasta los mínimos desde la tercera tanda. Al natural,
intentando a base de toques precisos que se arrancara, fue la gran virtud de
Rivera en el trasteo. Con muletazos barriéndole el lomo al animal llegó el
epílogo muleteril, sintiéndose profundamente el torero de dinastía e incluso
con detalles toreros antes de montar la espada. Oreja.

A la verónica
recibió Ginés Marín el sexto, de 607 kilos de nombre «Noctámbulo”, con el que
se fue hasta los medios el torero extremeño. Su padre Guillermo Marín fue el
encargado de picar al animal, dejando una leve primera vara en el empeño de Ginés
por cuidar la condición del de Juan Pedro. Al público fue el brindis de Marín,
que comenzó por estatuarios en terrenos del tercio su labor. Embestidas
cansinas y a menos tuvo el toro de Juan Pedro, que toreó de nuevo con el temple
que ya mostró en el tercero. Por ambas manos se lo pasó cerca el oliventino en
una faena inteligente, en la que supo obtener los terrenos precisos para, tras
las bernadinas finales, meter la espada de forma efectiva y cortar la oreja que
le otorgaba la salida a hombros.

 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza
de toros de Valencia. Novena de la Feria de Fallas. Corrida de toros. Lleno.

Cinco toros de Juan Pedro Domecq y uno, el sexto, de Parladé. El primero como sobrero con el hierro de Juan Pedro Domecq y el segundo también como sobrero con el hierro de Vegahermosa. 

Enrique Ponce, ovación y palmas. 

Cayetano, silencio y oreja tras aviso. 

Ginés Marín, oreja tras aviso y oreja.