LA CRÓNICA DE SEVILLA

Ferrera en estado puro


sábado 29 abril, 2017

Memorable oreja para Antonio Ferrera y otra a la pureza de Paco Ureña de una encastada corrida de Victorino Martín. Escribano perdió el triunfo en quinto por el descabello.

Ferrera en estado puro

 EMILIO TRIGO / FOTOS: ARJONA – PAGÉS

 

Volvían a reencontrarse el hierro de Victorino
Martín
y Manuel Escribano, en el
bellísimo escenario de La Maestranza,
este sábado en plena Feria de Abril tras el indulto de hace un año. Lo hacían con Antonio Ferrera y Paco Ureña completando un cartel de máxima expectación.

Ambientazo para la de Victorino en
Sevilla con un lleno en los tendidos
y con Sol de primavera iluminando la plaza. La
Maestranza estalló en una ovación al
final del paseíllo que iba directa al corazón de Escribano.
El de Gerena compartió la emoción del momento
con sus compañeros de terna. Y es que, todo
empezó diferente en la tarde de hoy con un pasodoble no habitual.
Tejera interpretó la pieza Manolete para
homenajear los cien años del nacimiento del Califa cordobés.

La tarde,
sin lugar a dudas, tenía una carga emocional con Ferrera muy importante. Se le echó en falta en la edición anterior,
y triunfó con rotundidad en las campañas del 2014 y 2015. Torero con mayúsculas, tal vez sin la vitola de gran figura, pero sin
duda, con la de gran maestro.
Con
tal dimensión de Maestro se mostró el extremeño que estuvo colosal, portentoso
y torero, muy torero.
Antonio a día de hoy, es un torero renovado de
ilusiones y parámetros taurinos. Sus virtudes taurómacas son muy amplias y han
recuperado pasajes de épocas doradas del toreo. Ferrera destapó en Sevilla un toreo añejo, de tardes de radio y de archivos del ‘Nodo’.Torería con fundamento. Belleza en plenitud, y toreo en estado puro. Otra tarde
más, el más mallorquín de los extremeños,
volvió a engrandecer su historia con una faena inmensa. Ferrera
estuvo
brillante con el capote durante todo el conjunto de la lidia de su segundo
toro. Una lidia sobre los pies muy torera y mandona del extremeño que gustó a
la parroquia. Ferrera se expresó con el
percal recordando épocas anteriores.
El
cuarto derribó al picador en una lucha importante en varas.
La tarde que
estaba cargada de connotaciones especiales sumó una más a la lista de la
jornada. El emotivo tercio de
banderillas que compartieron Ferrera y Montoliú recordando al maestro
desaparecido el uno de mayo de 1992.
El destino quiso que el homenaje también
tuviera el susto en el cuerpo, puesto que al salir del gran par se cayó en la
cara del toro. Gracias a Dios sólo fue eso un susto.La faena de Ferrera fue un verdadero consentimiento a la bravura. Antonio se llenó de verdad en su bragueta y
la puso a disposición de la autenticidad del toreo.
Pelea entre el hombre y
la fiera. La inteligencia sobre la naturaleza. Un Ferrera que aguantó épicamente las violentas embestidas del cuarto.El toro iba con todo, empujando y
metiendo riñones en cada embroque entregando su bravura a la transparente
muleta de su matador.
Éste se puso en sitio con un corazón a cero en
pulsaciones, sino no se explica cómo pudo con tanta violencia y dureza. El director de lidia formó un lío gordo
haciéndose con el cuarto y poniendo sobre el albero maestrante su tauromaquia
distinta.
Se la jugó de verdad y
salió vencedor con galones de torero macho y de faena heroica.
Tan absorbido
estaba en su obra que sonó un aviso antes de entrar a la suerte suprema. Eso
junto con la tardanza en caer hizo que los «puristas” no pidieran las dos
orejas que debió pasear por el ruedo maestrante. Oreja
de mucho peso, a ley, ante un toro con toda su barba
. El abreplaza salió al
contrario, para la izquierda algo no habitual en los astados que casi siempre
lo hacen directos a los tendidos de sombra. Ferrera que iba de turquesa y oro, recibió con buen ramillete de
verónicas a su oponente, que respodía echando la cara abajo y desplazándose con
claridad. Empujó el de Las Tiesas, con
los riñones, al caballo en sus dos entradas
, una lo hizo con un pitón y la
otra fijo y abajo. En la inicial derribó con ahínco al piquero. Antonio y Manuel compartieron un tercio de
banderillas variado y vistoso con un público metido en el festejo desde el
comienzo.
Tras brindar al respetable, Ferreracon la muleta en la diestra, comenzó con buen son, consintiendo a su Victorinopara confiarlo. Tras ver que su astado perdió fuelle y que marcó alguna vez
miradas para tablas, lo desorientó de terrenos donde se sintió más cómodo el de
origen Santacoloma. Antonio se cruzó con él, se fajó con
sinceridad sin vender nada al público. El astado con el freno echado no quiso
ir para adelante.
Pinchazo, estocada baja y ovación a la sinceridad de Ferrera. 

El lorquino Paco Ureña echó una
tarde notable con dos faenas distintas. La primera le hizo tocar pelo ante el
tercero y en la segunda se escapó de milagro.
Ureña recibió al tercero de la tarde
con un extraordinario juego de muñecas llevando al toro muy metido en el
capote, abriendo el compás y pasándoselo muy cerca. El murciano supo entender desde el principio la enclasada embestida que
tenía el Victorino
, que hizo tercero. Un toro largo, con más volumen
que sus hermanos y que metió bien la cara. El primero de Paco no terminó de rebozarse del todo en el capote con un viaje
corto.Toro de comportamiento
insulso, humillador pero sin ir del todo con la potencia y la transmisión que
se necesita para caldear el cotarro.
Brindó al público Paco Ureña desarrollando una faena siempre en los medios. El de Lorca, poco a poco, se fue
entendiendo con su oponente, en una faena a más.
El toro recordaba a los
astados mexicanos con una embestida muy agarrada al suelo. Le costó desplazarse al Victorino y le tragó Ureña ese viaje incierto.Ahí estuvo la clave en no dar el toque, esperar a que entrara en la
sincera panza de la muleta y tras embarcarlo llevarlo atrás de la cadera. Ureña destapó su calidad y verdad, toreo
que pone el alma en cada muletazo.
Sus naturales de frente a pies juntos
fueron de gran belleza y temple. A la faena le faltó mayor estructura en
terrenos pero lo cierto es que Ureñadibujó unos cuantos para el recuerdo. Planteó un metraje sin balas. El sexto tuvo una embestida entregada
y con recorrido en el quite de Ferrera.
Un astado que pedía
distancias y no atosigamientos que fue lo que se encontró. El murciano se arrimó mucho, se jugó el tipo y buscó imponer su
criterio en cercanías y ahí la cosa era de pasar paquete.
En un derrote el
cierraplaza lo volteó por la pantorrilla y a punto estuvo de calarlo grave.
Ureña no acertó con las distancias ante el sexto que mostró alegría con más
amplitud de terrenos. El quehacer del
sexto no tuvo eco alguno en los tendidos.

El sevillano Manuel Escribano
también vivía una jornada especial.
Tarde emocional para él en la plaza de su vida. Regresaba
tras el indulto y después de un invierno muy duro. Escribano no tuvo opción con el Barrabás segundo, sin embargo, con el
quinto se pudo resarcir dejando una obra de gran interés. Posiblemente este
Victorino fue el más claro de todos, pero Manuel pinchó su notoria obra
perdiendo cualquier triunfo. Escribano
se fue a chiqueros otra vez y
van…Parece como si el de Gerena se hubiera echado esa obligación sobre su
persona para agradar al personal. Algo que a estas alturas de su carrera
no es necesario salvo por compromiso con la tarde. Se lo pensó el segundo de la tarde al ver a Escribano de rodillas más
allá del tercio. Se arrancó como un obús poniendo en aprietos a Manuel con la
arriesgada papeleta.
Después recetó a la antigua usanza un veroniquear
poderoso. Recordó la época de los años veinte. Asado que estaba a la retranca,
pensándoselo en varas y durante la lidia. En el varilarguero empujó sin más.
Cumplió. Ahora el tercio de banderillas
fue al contrario, el sevillano invitó al extremeño.
Tercio de poder y mucho
riesgo entre los toreros y Victorino que estaba pendiente de todos. Un típico
de la casa ganadera que buscaba por todos lados desarrollando mucho sentido
ante su matador. Una alimaña de las que
te meten en la cama y te quitan el sitio. Manuel lo intentó pero aquello era
misión imposible.
El quinto se fue espabilando a medida que transcurría su
lidia. Un toro ratonero, humillador y de embestida entregada y exigente. Toro
muy toreable con la muleta y así lo entendió Escribano que le planteó una faena muy templada y suave. Manuel en tandas cortas pero de gran calado
dibujó naturales de extraordinaria calidad y hondura.
Escribano arrastró la barriga de la muleta tres cuartas partes para
citar por debajo de la pala y embarcarlo hasta el final. Tuvo mucho mérito el sevillano que sacó un paso más al torear en
paralelo al tercio
. Lo había hecho especial Manuel, lo había metido en la canasta y lo toreó con todo la esencia. El triunfo estaba en el
esportón camino de Gerena, pero un inoportuno descabello se lo quitó.

Una corrida
normal de abono, pero especial en todo, hasta en su duración con tres horas
exactas. Y es que Victorino cuando viene a Sevilla, hace que la
Maestranza viva una jornada diferente.

 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza
de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Quinta de abono.
Corrida de toros.

Entrada: Lleno

Seis
toros deVictorino Martín, bien presentados,
encastados y bravos en su mayoría. El peor la alimaña que
saltó en segundo lugar y el mejor el buen quinto.

Antonio
Ferrera;
Ovación y oreja.

Manuel
Escribano;
Silencio
y ovación.

Paco
Ureña,
Oreja ysilencio.