LA CRÓNICA DE PLATA

Un brindis al cielo


sábado 29 abril, 2017

Veinticinco años, veinticinco primaveras se cumplían mañana desde que aquel toro de Atanasio segara la vida de Manuel Montoliú... y Ferrera y su hijo le tributaron un sentido homenaje hoy en Sevilla

Veinticinco años, veinticinco primaveras se cumplían mañana desde que aquel toro de Atanasio segara la vida de Manuel Montoliú... y Ferrera y su hijo le tributaron un sentido homenaje hoy en Sevilla

PABLO LÓPEZ RIOBOO / FOTOGALERÍA: IVÁN MATITO

Veinticinco
años, veinticinco primaveras se cumplían mañana desde que aquel toro de
Atanasio segara la vida de Manuel Montoliú, un hombre de plata que pasó a
formar parte de la cuadrilla celestial que no hace mucho volvió a tener bajo
sus órdenes a José María Manzanares. Pues bien, hoy un torero con mayúsculas
llamado Antonio Ferrera quiso tributarle su homenaje más personal al torero
levantino ni más ni menos que en la plaza donde trenzó su último paseíllo.

Sevilla
se puso en pie, sintió como suyo aquel homenaje de un hijo con las lágrimas
saltadas, con el corazón encogido, ese que le abrió a Sevilla de par en par en
un torerísimo y personal par de banderillas. Como tantas veces hizo su padre
citó de lejos, dando siempre el pecho, andando hacia la cara de un encastado
Victorino que no quiso sumarse al homenaje acortando el viaje. Tal fue la
exposición de Montoliú que se dejó llegar el astifino pitón al muslo, por
momento la angustia se apoderó del ruedo, afortunadamente quedó en un susto.
Sevilla se entregó, hasta los vencejos parecían sumarse al tributo que dos
toreros quisieron rendirle al toreo eterno, Manuel Montoliú. El brindis era el
broche de oro a un tercio de banderillas mágico.

Pero la
tarde tuvo más que dotaron a la tarde de un sentido, ese que dieron los toros venidos
de Las Tiesas. El primer tercio de la lidia se vio en todo su esplendor con la
corrida de Victorino, bravas y enclasadas fueron sus entradas al jaco.
Ovacionados resultaron José M. González por dos grandes varas en la que el
caballo Capricho demostró la categoría de cuadra a la que pertenece. También se
fueron ovasionados por el respetable tanto Pedro Iturralde en el tercero como
Antonio Prieto en el cuarto ante dos animales que como la mayoría de sus
hermanos se arrancó con velocidad y celo al peto. Tercios de varas así son los
que piden los aficionados.

Con la
capa destacó el sevillano Juan Sierra en la lidia al quinto, un enclasadísimo y
amexicanado animal de Victorino. Lo sometió en capotazos por abajo, le abrió
los caminos, todo con suavidad ante un animal al que había que
llegarle y engancharlo con suavidad y sin toques, lidia perfecta.