MADRID

Aguilar gana crédito y Noé se justifica


domingo 9 abril, 2017

Ovacionados los dos con una victorinada exigente con la que Fandiño, entre pitos, no se entendió

Ovacionados los dos con una victorinada exigente con la que Fandiño, entre pitos, no se entendió

MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA:
LUIS SÁNCHEZ-OLMEDO

Tenía lugar este Domingo de Ramos la primera corrida
de toros de la era Simón Casas en la plaza de toros de Las Ventas, un serio
encierro de Victorino Martín con el que hacían el paseíllo Iván Fandiño,
Alberto Aguilar y Noé Gómez del Pilar, que confirmaba su alternativa.

A la puerta de chiqueros se fue Gómez del Pilar para tragar la salida dormida del cárdeno de su confirmación para soplar le después meritorias verónicas, esperando mucho la llegada del animal, que se pensó mucho cada arrancada. En la media distancia le costó arrancarse al caballo, donde llegó abajo y fijo, sufriendo duro el castigo. En corto llegó empujando para terminar dejándose pegar sin más. Brilló Raúl Martí en banderillas,clavando muy en la cara. Al cielo fue el Brindis en memoria de Adrián, por el que se había guardado un minuto de silencio, y muy firme tuvo que andar Noé para soportar reposiciones que fueron remontando hasta llegar al pecho. Un esfuerzo el del chaval, que tiró de raza y de sapiencia para someterlo y hasta intentó torear lo mientras le visitaba los sobacos, se le quedaba debajo de la tela y le llegaba a la taleguilla con facilidad. Nunca descolgó Estaquero, al que terminó lidiándolo por abajo y dejando una estocada para cumplir con dignidad y saludar una ovación. 
 
Las verónicas que intentó Fandiño para saludar al segundo terminaron convirtiéndose en lidia por abajo con el animal encendido en el percal del vasco. Ceñidas fueron las chicuelinas de Alberto Aguilar en el quite, donde perdió el capote en cuanto le buscó el cárdeno el tobillo. Exigente el de Victorino, que siempre lo quiso por abajo, y por allí lo dio cuando Iván confió en la zurda y lo embarcó en el vuelo. Larguísimos volaron los naturales, lo mejor de un trasteo que no fue igual a diestras y se fue diluyendo entre intentos. Una estocada que hizo guardia provocó el enfado del tendido. Silencio. 

Lo pegajoso del altiricón tercero impidió a Alberto Aguilar rematar el saludo de verónicas bien trazadas con que recibió al cárdeno. Cabeceó el animal en el caballo en informal pelea. Y repuso muy en corto en los dolores genuflexos con los que quiso darle largura Aguilar en el inicio, obligando a vigilar colocación y salida y a andar muy vivo en todo. Casi tanto como el toro, que le embestía una vez cuando traía inercia, le pegaba Alberto el segundo, que llegaba a la grada y al tercero buscaba la corva como si no hubiera más. Tuvo oficio y tuvo entrega Alberto para aprovechar las arrancadas que sirvieron, pero se quedaron aisladas en la pelea de barrio que lo envolvió todo. Una estocada corta terminó con el acto. Silencio. 

Al cinqueño cuarto se le notaron las yerbas en la forma de llegar por abajo mucho más adelante de lo que quería el percal de Fandiño en el saludo. Este sí acudió al penco en la media distancia y se empleó en un aplaudido segundo puyazo, más por la alegría al acudir que por la entrega en el castigo. Gran tercio de banderillas de Ja rocío, clavando en el balcón, obligado a saludar junto con Víctor Manuel Martínez. Llegó al tendido el inicio por la dificultad de la arrancada bríos a y con codicia del Victorino, que lo daba a media altura con tremenda emotividad siempre que estuvieses dispuesto a volar. Lo intentó Fandiño en dos tandas que parecieron firmes, pero se complicó el horizonte al irse a por la espada ante el descontento general. Una estocada corta muy trasera no le jugó a favor al vasco, que escuchó una sonora pitada. 
Salió Gómez del Pilar en quinto lugar por haber pasado Aguilar a la enfermería. Y se enfrentó a un toro escurrido y degollado, feo y de cara abierta, que echó las manos por delante, blandeó y fue muy protestado. Protestó en varas, echó la cara arriba en banderillas y llegó sin definir a la muleta. Por abajo la quiso siempre, a pesar de sacar la cara por arriba en los finales, y fue con la mano izquierda cuando llegaron Muletazos sueltos estimables. Sin embargo no rompió el cárdeno, que no terminó de querer el trapo que le ofrecía Noé muy quieto, muy colocado, confiando en el vuelo y esperando muy bien la llegada. Más liviano a diestras porque más vulgar era la embestida sin clase ni entrega. Buena la actitud del madrileño, que pinchó antes de la media estocada y escuchó silencio. 

Un tío era el sexto, cárdeno claro, bien hecho y con remate, pero echó las manos por delante y las perdió varias veces en el saludo de Aguilar, perdiendo, además, viaje en cada arrancada hasta quedarse antes de los embroques. Protestado en varas por blando, fue devuelto en cuanto perdió las manos en banderillas. De San Martín era el sobrero, un salió dando saltos de corraleado al llegar a los embroques y también blandeó lo suyo para ser protestado con insistencia antes de llegar a la muleta. Pero tuvo paciencia Aguilar, que le vio la condición y lo brindó al cielo antes de buscarle la cara humillada y afianzarle el fondo que en el inicio sólo llegaba con la inercia. Y le sacó la humillación, y le provocó la repetición, y le enganchó la voluntad para tirar de la arrancada hasta exprimirlo. Formidable en la colocación Alberto, buscó la profundidad más que la ligazón hasta deslizar naturales soberbios de uno en uno. También lo logró a diestras en una labor que fue a más y que creció en intensidad y fondo. Se tiró a matar con todo para pinchar en un primer intento y salir volteado al lograr la estocada en el segundo, en un momento dramático que precedió a la ovación tras dos avisos. 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las Ventas. Corrida de toros del Domingo
de Resurrección. Dos tercios de plaza. 

Seis toros de Victorino
Martín
, responedor, remontón y muy complicado el primero, pitado; exigente pero agradecido el humillado segundo, aplaudido; complicado y reponedor el tobillero tercero, pitado; de arrancada codiciosa y exigente el cinqueño cuarto, aplaudido; informal y sin clase ni entrega el quinto; devuelto el sexto por blando; con fondo y clase el feble sexto bis de San Martín. 

Iván Fandiño (espuma de mar y oro): silencio y pitos. 

Alberto Aguilar (azul rey y oro): silencio y ovación tras dos avisos.

Gómez del Pilar (purísima y oro), que
confirmaba su alternativa:
ovación y silencio tras aviso.