LA CRÓNICA DE SAN FERMÍN

Del verbo labrar


martes 11 julio, 2017

Ese “Labrador” lo tuvo casi todo para cortarle las dos orejas... una le cortó un Cayetano que debe dar un paso más aparte de la raza; arrojo sin toreo de un herido Roca y momentos de Perera al cuarto

Del verbo labrar

TEXTO: JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO /
FOTOGALERÍA: EMILIO MÉNDEZ

«Labrador”,
que no el «Labradora” de la tablilla. Como tampoco era el «Hebrea” que
anunciaba Madrid sino el «Hebreo al que Castella reventó sin rotundidad por
abajo. Así se llamaba el segundo de hoy, un «Labrador” del verbo labrar que dio
símil a una tarde de clarificar conceptos y, sobre todo, mostrarle a una plaza
tan transparente como es Pamplona quién eres, por qué estás aquí y qué quieres
conseguir en esto de la Fiesta. Perera en el cuarto, Cayetano en el inicio de
faena del quinto y la exposición sin toreo de Roca Rey le enseñaron cómo labran
a San Fermín. Por partes.

Ese «Labrador”
segundo lo tuvo casi todo para cortarle las dos orejas: la emotividad en su tranco, el morder el viento en su viaje, el no
atragantarse en los embroques y, sobre todo, una emoción con un punto de falta
de clase que precisamente por no docilidad podría poner de su parte al tendido. También el instinto huidizo de las dos últimas tandas, aduana fiel para
exprimir por abajo y con la excusa del defecto a un gran animal que da nombre a
esta crónica.

Cayetano
le dio fiesta de hinojos en el inicio, molinetes que levantaron calimotxos,
derechazos que llegaron al sol y la estocada final que labró esa oreja con
petición de la segunda que se había trabajado en diez minutos. «Labradora”
entre leves palmas, Cayetano entre ovaciones y el palco entre disgustos. La
vida al revés. La labranza sin fruto. Después, buscó en su interior Rivera lo
escondido que tenía y decidió ponerse en el quinto: sólo le salió un torero
inicio de faena para labrar, de nuevo, el toreo que sigue y sigue buscando y al
que no se llega a base de premios. Pero Pamplona entre vítores, oiga.

Andrés
se labró la gloria pero el mal surco del hule vino a visitarle la tarde en la
que reaparecía desde Badajoz. Mejor su proposición que su toreo en la oreja y
oreja que le permitió su sino premeditado de triunfar: porque le cogió bien el
ritmo al tercero cuando lo enganchó delante, cuando le permitió ponerse en el
sitio y cuando la seguridad hizo lo demás para llegar arriba. A pesar del
tabacazo en el escroto de hace un año al mismo lugar se fue a tablas a iniciar
trasteo, a labrar una faena de oreja por mérito a la exposición, por gloria a
la proposición kamikaze de un torero que reta a la locura para conseguir la
meta cuerda de mandar en el toreo. Esa fue la labranza de un Andrés que paseó
premio del tercero recurriendo al encimismo, a unas distancias cortas en las
que el diablo predica la homilía terrorífica que vino a visitarle en el sexto.

En ese
cierraplaza, supo Andrés reponerse psicológicamente de lo que Badajoz le dejó
para ponerse en el sitio sin ningún tipo de rencor emocional. Aunque arrojo sin
toreo fundamental, se ganó otro premio imponiendo su poderío sin que la falta
de actividad le hiciese mella, sin que el embroque embrutecido del de Jandilla lo
descubriese a milímetros de su taleguilla. Y labró de nuevo sin lírica su
propuesta en este negocio cruel de la tauromaquia: aquí cobra no porque cobre,
sino porque se arrima.

Labró
lo que va buscando un Miguel Ángel Perera fundamental para las ferias que se olvidaron
de él en 2016. Espeluznantes los
cambiados por la espalda del inicio de faena al cuarto, toro sin tener una
profundidad extraordinaria pero que se dejaba torear en sus trastos poderosos.
A más, con codicia y humillación, fue el astado ante el toque suavísimo del
extremeño, que veía la vida a menos del de Jandilla. El pinchazo quiso
esfumarle la labranza. Al primero no le sobraba la casta y, en el momento en el
que el toro se veía podido, se defendía. Le labró la dulzura el de Puebla ante
los violentos machetazos que pegaba el animal cuando tocaba los engaños, por
eso intentó no dejarle respirar franela: supo mostrar su domeño no para
triunfar, sino para demostrar que sigue en la lucha. Y consiguió hacer efectiva
su labranza Miguel Ángel.

Una
tarde de labrar del hambre y de dejarse labrar del hambriento: el hambre de
Cayetano porque le toque un toro e intentar cortar orejas y lo hambriento de
Roca Rey para exponer -hoy concretamente sin torear- y mandar en el sistema. Y
eso sí, cuando le toque al peruanito un toro reventarlo por abajo como Sevilla
atestiguó. Las cosas de la personalidad en esto del labrar…

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Pamplona. Séptima de la feria del Toro.
Corrida de toros. Lleno.

Seis toros deJandilla. A
menos el protestón primero, duradero y con emoción el buen segundo, a menos el
aplomado tercero, con gran calidad y humillación un cuarto a menos, bueno el
quinto y duradero el sexto.

Miguel Ángel Perera,silencio y ovación tras aviso.

Cayetano, oreja y
oreja tras aviso.

Andrés Roca Rey,oreja y oreja.

PARTE MÉDICO de Roca Rey:

Herida por asta de toro limpia en la cara interna del muslo izquierdo
con dos trayectorias: una en profundidad, que diseca los músculos recto interno
y adductor mayor, con contusión en el adductor mediano de unos 10 centímetros;
y otra, de otros 10 centímetros, en dirección distal, que no afectan a venas ni
músculos importantes.