LA CRÓNICA DE SANTANDER

La levedad del no ser


viernes 28 julio, 2017

Álvaro Lorenzo abre la puerta grande en su presentación santanderina, Fortes se va al hule con una oreja y Joselito Adame marra con el descabello una buena faena al mejor de un encierro muy desigual

La levedad del no ser

TEXTO Y FOTOS: MARCO A. HIERRO

Escribía aquél que la levedad del ser es insoportable, pero es tal vez peor
la del no ser. Porque el ser implica deseo, intención y vida; el no ser denota
rechazo, negación, fatalidad. Pero también ambición por ser, por conseguir,
esperanza de lograr. Y cuando eso se pone de manifiesto en una plaza de toros
suelen estar en la arena tres que quieren pero no son. Aún. Lo expuesto con las
telas en Cuatro Caminos implica mucho más de lo que reflejan las fichas. Hubo
gloria, hubo sangre y hubo frustración, pero hubo sobre todo tres tipos
queriendo ser, porque el no ser los envuelve en la levedad.

Y la levedad hay que buscarla en otros mundos, en otras manos o en otras
metas. Las de Álvaro Lorenzo están tan claras como el concepto que puso en la
arena con dos toros medios para medio pensar. Pero lo bueno de verdad llegó en
el sexto, ya despojado de los nervios del debut, de la crispación de su sexta
tarde ya a finales de julio y de todo lo que no fueran telas, vuelos, suavidad
y temple. Tiene una elegancia innata Álvaro, y una impresión de fragilidad en la
superficie que se empeña en desmentir el fondo. Porque les arrastra la muleta,
les encaja el riñón y les parte la voluntad como sin decir esta boca es mía.
Poco a poco, en tandas cortas, con la naturalidad de un niño y la sapiencia de
su adulta edad. Hasta que llega el puñetazo en la mesa acariciando el mantel,
en cuatro naturales, un trincherazo y uno de pecho que hicieron crujir la
plaza. Allí ya tenía las dos, pero un pinchazo inoportuno le dejó una en el
camino, que Santander es muy de tener en cuenta esas cosas. Y la oreja del
primero le hubiera redondeado la tarde en tres, que lo hacía menos leve porque
convertía su actuación en cualquier cosa menos no ser.

Es también Fortes. Vaya si es. Porque con esa cara de palo, ese talle
erguido y larguirucho, esas manos grandes y esos pies torpones le sopló
naturales a los dos de su lote como si hubiese tenido enemigos para triunfar. Y
no fue así. Pero sabe Fortes que es demasiado leve el no ser para su situación,
y les busca el fondo a los toros para que no llegue el triunfo sin satisfacción
interior. Cada uno elige un camino, y tiene el malagueño tan marcado el suyo
que no cambia ni el color cuando le vuelven a meter el pitón.

Fue después de la estocada. Fue tras haberle pegado naturales de suprema
verdad a ese quinto de carrera atolondrada, clase nula y feo embroque. Muy poco
le entregó el de Castillejo que Fortes no le exigiese, porque cuando sale su
nombre en los despachos no le vale la levedad. Y la verdad que busca la lleva
dentro, pero la saca fuera a golpe de enterrado talón. A ese lo convenció de
que debía embestir, pero no pudo exigirle que le entregase su misma entrega,
porque era enemigo leve y eso no le vale a Saúl. Por eso tuvo que crecer sobre
la tarde, sobre el toro, sobre sí mismo. La cornada no dejó de ser un accidente,
pero ya van muchas.

También las tiene Adame cruzándole el cuero de parte a parte, porque no
quiere ser leve ni le vale en Europa el no ser. Debe ser duro para un tío saber
que eres poco menos que el jefe cruando se cruzan las aguas y llegar a España
para ser uno más. La levedad que eso representa la quiso anular matando sin
muleta cuando el calendario mayeaba y hoy tuvo la oportunidad de desmayar el
trazo cuando la tarde rompía. Dos series y en el inicio de faena, de tarde, de
recital. Porque lo dio a su manera José, que busca reposar su toreo de forma
que sea menos leve. Por eso cuando le dejaba la mano diestra por abajo y en el
morro y le respondía el de Castillejo llegaba al tendido con tremenda
facilidad. Y sabe hacerlo el mexicano, que sabe que eso se hace a partir del
tercero de serie, descargado en los riñones, hundido en las zapatillas. Y a
morir por Dios. Hasta le funcionó la tizona en el primer intento en la tarde
santanderina, pero hoy fue el descabello el que se empeñó en no ser. Y fue tan
leve.

Dos ovaciones se llevó el mexicano a la espuerta, que no significan en
número alimento para respirar, pero sí es un paso adelante en la lucha que
tiene por ser. Lo demás llegará pronto. Y no será nada leve.

 

 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Cuatro Caminos, Santander. Penúltima
de la feria de Santiago. Corrida de toros.

Toros deCastillejo de Huebra y José Manuel Sánchez,desiguales
de presencia, tipo y capas, poco habitual en los negros Murube. De gran calidad
y humillación el buen primero,con calidad informal el
segundo,remiso y sin entrega el tercero,deslucido y mirón el
cuarto,deslucido y sin humillación ni empleo el quinto,
obediente y manejable el vulgarón sexto, aplaudido.

Joselito Adame (azul rey y oro): ovación y ovación.

Fortes (grana y oro): silencio y oreja.

Álvaro Lorenzo (fucsia y oro): oreja y oreja.