PAMPLONA

Armendáriz da un golpe con cuatro orejas y sale a hombros con Leonardo


jueves 6 julio, 2017

Una buena corrida de Capea permitió la gran obra del navarro, que paseó cuatro apéndices; Pablo Hermoso de Mendoza pinchó el premio y Leonardo Hernández cortó oreja y oreja

Armendáriz da un golpe con cuatro orejas y sale a hombros con Leonardo

JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO /
FOTOGALERÍA: EMILIO MÉNDEZ

Llegaba la cita a caballo esta tarde en la Feria del Toro de
Pamplona. Se lidiaba un encierro de Capea para Pablo Hermoso de Mendoza,
Leonardo Hernández y Roberto Armendáriz. A las seis en punto arrancaba el
paseíllo en la Monumental navarra.

«Navajito”, de El Capea, fue el primero de la tarde, un toro
para Pablo Hermoso de Mendoza al que recibió en el centro del anillo clavándole
dos rejones de castigo. Brindis fue el segundo caballo que el rejoneador
estellés sacó a escena a sones del pasodoble «Nerva”, dejándose llegar desde
las mismas tablas hasta la raya del tercio en el primer par de banderillas
después de pasar en falso en el primer embroque. Con mucha clase salió Dalí,
dejándose llegar cerquísima al toro y acercándose con las ancas andándole hacia
atrás hasta prácticamente tocar los pitones del astado salmantino. Pidió
permiso a la presidencia y le dejó colocar las cortas, clavando dos con gran
calado en el tendido y efecto en el tendido sobre todo tras la tradicional
suerte del teléfono que ejecutó Hermoso. Lo peor llegó a la hora de clavar el
rejón de muerte: pinchó en el primer encuentro, fue defectuoso el segundo y
dejó un medio rejonazo a la tercera con el animal no ayudándole para nada a la
hora de ejecutar la suerte suprema. Ovación. 

Con Estoque recibió al segundo de la tarde Leonardo
Hernández, un toro con el hierro de Capea de nombre Culebrito, hermano del que
Lea Vicens indultó en Istres el pasado mes de junio. Calimotxo fue el caballo
con el que comenzó su faena el torero extremeño, dando una vuelta cuasi
completa al anillo Leonardo y pasándoselo por los adentros al animal en la
colocación del primer par. Con Sol prosiguió su labor, dejándose llegar cerca a
un animal que proseguía en su tranco. Sin probaturas se puso a torear a un
extraordinario toro, que mantuvo en todo momento el tranco alegre y a más, sin
frenarse en su viaje y aguantándole compases enteros a Hernández. Gran toro. Las cortas pusieron la guinda a una gran
actuación del rejoneador, matando de pinchazo y estocada entera que fue
efectiva en el astado charro. Dobló pronto Culebrito. Cortó una oreja con
fuerza.

Al público fue el brindis de Roberto Armendáriz en el
tercero de la tarde para, posteriormente, dedicar a una conocido en el tendido.
«Listoncillo”, primero del hierro de San Pelayo, fue el primero del lote del
navarro, un animal que derrotó en todos los burladeros hasta fijarse en la
montura del rejoneador. No le fue fácil encelar al toro. Con El Capea, el
nombre del siguiente caballo, ya sí logró encontrarle la distancia que no hizo
en la primera parte de la lidia. En el mismo centro del ruedo dejó un gran
quiebro para llegar con facilidad al tendido y calentar de nuevo la faena. A
más fue el trasteo, dejando tres cortas que terminaron de convencer a los suyos
para matar a la primera y pasear el doble premio.

Montando a Napoleón recibió Pablo Hermoso de Mendoza al
cuarto de la tarde, un animal con el hierro de San Pelayo al que recibió en los
medios para encelar al respetable. En la misma cara clavó con Disparate en el
inicio de la faena ante un animal que mantuvo el tranco y la velocidad y se lo
dejó llegar cerquísima. La faena mantuvo la emoción, pero el mal de espadas
llegó de nuevo y todo quedó en una sonora ovación.

Manseando soberanamente salió el quinto de la tarde, segundo
del lote de Leonardo Hernández. Despacio fue el siguiente caballo de Leonardo
Hernández, con el que no le fue fácil domeñar la condición del astado. Se
calentó el trasteo a raíz de su ecuador, poniendo patas arriba la plaza con el
público en pie después de un par a dos manos que agradeció la plaza. Con Xarope
y las tres cortas terminó de convencer al tendido para, rejón de muerte en
mano, dejar uno entero y cortar una nueva oreja.

De 564 kilos era el cierraplaza, también un toro con el hierro
de San Pelayo al que el caballero clavó un rejón de castigo. Diamante fue el
siguiente caballo que usó el navarro, para gustarse frente al animal ante sus
paisanos con el pasodoble Feria del Toro de fondo. Le aguantó las tarascadas al
animal y las caras arriba para colocarle con brío las cortas y, rejón de muerte
en mano, dejar un rejonazo que lo tiró sin puntilla. Dos orejas.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Pamplona. Segunda de la feria del Toro.
Corrida de rejones. Lleno. 

Seis toros de Capea.

Pablo Hermoso de
Mendoza, ovación y ovación. 

Leonardo Hernández, oreja y oreja. 

Roberto Armendáriz, dos orejas y dos orejas.