MARÍA FUENTES
Tiene veinte años y juega en la línea de los mandones. Sueña con la gloria del poder. Roca Rey ha venido para quedarse, ha explotado cuando la Fiesta más lo necesitaba y se ha convertido ya en imprescindible. El peruano es de los que apuesta y gana. Llega tras una temporada de triunfos, en racha. Anunciado en Salamanca dos años consecutivos sin poder actuar ninguna de ellas fruto de las cornadas, está vez sí es la definitiva. Hablamos con él.
¿De dónde nace el valor de Roca Rey?
El valor te lo da el entrenamiento y la preparación diaria. El saberte capaz de superar los problemas que puedan haber frente al toro. Y por supuesto, la entrega, el dar el máximo cada tarde… al final el valor es algo que con el tiempo he ido adquiriendo
¿Es esa capacidad para enfrentarse a la cara de los toros su principal seña de identidad?
A todos nos gusta torear muy despacio y por abajo, pero no todos los toros permiten este tipo de toreo, por lo que hay que apretar y buscar otras fórmulas para poder cortar las orejas y triunfar todos los días. Lo que sí te puedo decir es que cada tarde salgo a dar el máximo de mí, el 100% para que el público se emocione con lo que está viendo en la plaza, sea cual sea la categoría de la plaza.
Una temporada de triunfos y marcada por dos graves cornadas. ¿Cómo se sobrepone a ese ritmo?
Cada percance que uno tiene te deja en cama por lo menos unos días y en la cama lo que se hace es darle muchas vueltas a la cabeza. A veces no es bueno pensar tanto pero muchas veces llegas a una conclusión y eso te hace madurar y ver las cosas de otro punto de vista. Siento que la vida es un continuo aprendizaje y las cornadas forman parte de ese aprendizaje, es algo con lo que convivimos.
Algunos hablan de “huracán” peruano por su meteórica carrera. En poco tiempo juega en una línea de mando al alcance de pocos ¿Es su momento actual la meta que siempre ha tenido?
Yo creo que sí, podría decir que es lo que uno sueña desde que es un niño y decide que quiere ser torero, pero al mismo tiempo con lo que estoy viviendo no me conforme. No quiero quedarme donde estoy, quiero dar muchos más pasos adelante y seguir dando motivos.
El nivel de exigencia en este circuito también es mayor ¿qué críticas son la que más le afecta?
Como hablábamos antes, la vida es un continuo aprendizaje, y de eso también hay que aprender para mejorar y ser cada día mejor persona y mejor torero. Las críticas no me afecta si me sirven para crecer.
Este año de nuevo anunciado en Salamanca. Está vez sí…
La verdad que tengo muchas ganas ya de debutar en Salamanca, ya que en 2015 y 2016 me quedé con la miel en los labios por las cornadas que sufrí días antes de esos compromisos. Quiero triunfar allí y que el aficionado disfrute de una tarde bonita.
Sus compañeros de cartel: El Juli y Juan del Álamo con el hierro de Garcigrande – Domingo Hernández. Con el primero, uno de sus referentes, ya ha compartido más de una tarde. ¿Qué diría de cada uno de ellos y de esa ganadería con la que ya ha cosechado tantas tardes de éxito?
El cartel es sin duda muy del gusto de la afición de Salamanca y ojalá que se emocionen y disfruten, para que recuerden esa tarde durante mucho tiempo y el año que viene pueda volver.
¿Qué triunfos en plazas españolas guarda con especial cariño?
Siempre son especiales los triunfos en plazas de primera categoría como Madrid, Sevilla, Pamplona, Bilbao, Valencia,… pero guardo muy buen recuerdo de otras muchas plazas en las que he triunfado por las sensaciones que yo tuve en esas tardes, y por suerte son muchas.
Hace unos días interrumpía su temporada española para verse la cara con su hermano Fernando Roca Rey por primera vez como matador de toros en un mano a mano en la plaza de toros peruana de Huamachuco ¿cómo fue y qué le ha aportado la figura de su hermano a su tauromaquia?
Sin duda es mi referente. Yo de chiquito quería ser torero porque lo veía entrenar a él y le acompañaba a los festejos que él toreaba en Perú. Cuando yo decidí comenzar mi carrera, siempre me ha apoyado y sus consejos han sido muy importantes para mí.
En su familia, además de su hermano, su tío José Antonio fue rejoneador, su abuelo fue durante mucho tiempo administrador de la plaza de toros de Lima y al resto de familiares les une una gran pasión y afición por el mundo del toro. ¿Cómo están viviendo todos ellos sus éxitos como matador de toros?
Imagínate… Están muy orgullosos y felices de que las cosas me estén rodando bien y eso me hace exigirme más cada tarde
¿Qué es lo más difícil de esta profesión?
No sabría responderte con una sola cosa. Es una profesión difícil, toda ella. Muy bonita, pero muy exigente, dura pero satisfactorio. Me quedo con los muchísimos sueños que me quedan por cumplir.