TEXTO: MARCO A. HIERRO / ILUSTRACIONES: JUAN IRANZO
Es el hombre que más veces ha atravesado en hombros el umbral de la Puerta Grande más importante del toreo. Es el último hombre en cortar un rabo en esta plaza y lo hizo el pasado San Isidro. Ahora Ventura, en una Feria de Otoño presidida por el azar, decide elevar las apuestas y no sólo encerrarse con seis toros en Madrid; también lidiará uno de Miura.
Diego Ventura es, hoy por hoy, el enemigo a batir en las grandes ferias. Ventura torea casi donde y cuando quiere y es sin duda el amo de Madrid, con una ristra de puertas grandes -15 en total- que avalan una trayectoria que vive hoy su mejor momento. Pero este año ha sufrido sinsabores, como quedarse fuera de su feria de Abril después de que la empresa anunciara el hierro de Bohórquez, y ha sabido reponerse paseando el primer rabo que se cortaba en Madrid desde hacía más de cuatro décadas.
De la heterodoxia al clasicismo en décimas de segundo, Ventura tiene tanta capacidad y armonía con su cuadra que es capaz de sorprender con la suerte más increíble mientras cose un animal al estribo con el temple infinito que siempre busca sobre el caballo. Y así, seis veces seguidas, porque serán seis los toros que vayan saliendo de chiqueros a la espera de que el centaruo invente alguna suerte nueva. Es Venbtura, de hecho, muy dado a innovar en los alberos.
Es el creador de suertes fantásticas porque siempre ha sido osado para innovar y tomar la delantera en la exploración de nuevas suertes. A todo ello hay que unirle una de las mejores cuadras de la historia, con caballos tan acoplados a su jinete que no necesitan sino expresar en la cara del toro.
Todos recordamos nombres clave en su cuadra, como Milagro, Morante o Chocolate, pero sobre todo disfrutamos con caballos como Nazarí, Roneo, Remate o, sobre todo, el espectacular Sueño. Para él torear en Madrid sigue siendo hacerlo en su propia casa.
La vacada salmantina, creada en el encaste Murube a partir de vacas y sementales de Capea, es uno de los hierros más valorados por los rejoneadores, porque al ritmo normal de esta sangre, siempre uniforme y muy propicio para el toreo a caballo, se le une una chispa de raza que le da a lo que se le hace mucha más importancia. Tal vez por eso ha elegido Diego este hierro para su encerrona en Madrid, donde esta vacada no se ha prodigado tanto como otras y está, por tanto, menos vista. A buen seguro sorprenderá a más de uno como sucede en Bilbao, por ejemplo, donde es fija desde hace años en la de rejones.
Para el hierro de María Guiomar no es extraña la plaza de Las Ventas, donde ya han lidiado en alguna otra ocasión, pero siempre es una responsabilidad. Y más siendo en la encerrona de Diego Ventura, uno de los hombres que descubrió el hierro portugués al gran público. Ritmo, acometividad y buen tranco son las características de esta vacada
La leyenda de este toro, el más indómito del campo bravo, ha sido forjada a través del tipo diferenciado y único de un toro con reminiscencias ancestrales. Las cruzas originales han dado como resultado un toro singular: alto de agujas, «agalgado» o levantado del suelo, largo, de gran caja, huesudo, manos y patas altas, fino de piel y algo lavado de cara. Este es el elegido por Ventura para realizar un gesto con el público de Madrid.
En la lidia es un toro cambiante, nervioso, que aprende mucho y rápidamente, de lidia despierta. Toro espectacular desde su salida a la plaza y en el primer tercio. Sin duda, uno de los toros más ágiles que existen y más difíciles para torear.
